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MANIPULADORES COTIDIANOS

¿CÓMO LO HACEN?

POR: Juan Carlos Vicente Casado



Son personas poco naturales, hieráticas, frías y calculadoras que pueden llegar a acaparar un gran poder poco o nada democrático a base de absorber la voluntad de sus "acólitos" a quienes sobreexplotan a su antojo con la amenaza de las consecuencias que pudieran caer sobre ellos en caso de no actuar a sus órdenes. Si consiguen llegar a un puesto de jefatura suficientemente autónomo, se harán con el mayor número posible de "esclavos" quienes mostrarán por ellos una adoración ferviente y poco natural en personas adultas. Son estos esclavos quienen se encargarán del trabajo sucio y de acosar y hostigar a los pocos rebeldes que no entran en su juego. Como no saben ser asertivos y tienen un intenso miedo a fracasar, recurren a las estrategias de agresión y culpabilización (no olvides, muchas van "con una sonrisa en los labios") para salirse con la suya.

Aquí vale casi todo, pero tampoco necesitan un repertorio amplio. Primero buscarán que te ofrezcas a resolver sus problemas y, si no lo consiguen, te irán apretando cada vez más hasta que cedas. Si no cedes, tendrás un acoso en toda regla, te harán enfermar y luego esgrimirán esa enfermedad para acusarte ante todos, utilizando la injuria y la difamación en todo momento posible.

El motivo de quienes plantean una estrategia manipuladora en su relación para conseguir sus objetivos no es otro que el de tener el nivel más alto de probabilidad de éxito. Intentan garantizarse por todos los medios a su alcance la ausencia de fracaso, y el que en el caso de que sucediese los daños no les salpicasen.

Lo fundamental es la asunción de una estrategia no asertiva, no Al no respetar las reglas del juego, e incluso permitirse el lujo de poder definirlas ellos, se sitúan en una situación especialmente cómoda a la hora de plantearse el éxito o el fracaso del intento en función del resultado. Al mismo tiempo, el hecho de que la resolución del problema la lleve a cabo la otra persona les provee de unas espaldas lo suficientemente lejanas como para soportar los golpes sin sentirse dañados. Y si por el contrario la cosa sale bien siempre estarán ellos allí para atribuirse el mérito.

Analiza lo que sientes cuando te relacionas con ellos. Cuando estás acostumbrado a tratarles, te das cuenta que la mayoría te producen alguno de estos sentimientos: Intenso deseo de ayudarles, miedo, culpa, vergüenza o sensación de vacío.

Hacen ver a la persona de quien se quieren aprovechar que es culpable de todo lo que sucede. Si no hace lo que ellos quieren, sufrirá las consecuencias. Pueden hacerlo tanto por delante como por detrás, en cada una de las situaciones buscará objetivos diferentes.

Creen que los demás tienen obligación de ser adivinos. Cuando uno no sabe, proyecta esa ignorancia en los demás y presupone que "deberían" saberlo.

  • Creen que son los únicos poseedores de la verdad.

    Es frecuente que caigan muy bien (o muy mal) al primer contacto. Es muy extraño generar emociones muy intensas. Puede ser que el inconsciente se ponga en guardia.

  • Creen quelos demás tienen que resolver todos sus problemas (los de ellos). Claro, así vive de maravilla. Que los demás se esfuercen, que ellos recogen los frutos.

    No dialogan: Imponen o se callan. Al no permitir hablar sobre la relación siente seguridad porque no se pone en duda la verdad, su verdad.

  • Se hacen las víctimas. De esta forma inducen culpa en los que les rodean, y les motivan a colaborar para ellos.

    Proyectan sus aspectos negativos, criticar, difamar, enfadarse o ignorar, y eludir todo tipo de responsabilidades.Atribuyen a sus enemigos rebeldes las tácticas de calumnias y difamación que ellos mismos practican a los cuatro vientos

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    No hace falta ser muy inteligente para convertirse en manipulador. Niños de año y medio ya son capaces de emplear las técnicas básicas, y hacia los siete años la inmensa mayoría posee el repertorio completo.

    Cuando comenzábamos a hablar de la manipulación, planteamos que sólo necesitaban tres formas para hacerlo: Amenazar, criticar o pasar. Estas tres formas se relacionaban con las tácticas de comportamiento no asertiva: La agresividad, activa y pasiva, y la pasividad.

    En las páginas anteriores nos hemos centrado en lo más visible de la manipulación: Cómo emplean las estrategias de comunicación para aplicar esas tres formas de manipular. Ahora, vamos a ver una serie de estrategias intermedias entre las tácticas no asertivas de comportamiento y la comunicación.

  • "Nunca" tienen nada que perder. Al no arriesgar en la relación, el que pierde siempre es el otro.

  • La proyección: Atribuir a los otros sus características, intenciones, deseos... negativos.

  • Ignorarte. Una forma cruel de maltrato psíquico, en el que te minimizan hasta el máximo.

  • Son los amos de la realidad. Sólo su punto de vista es el correcto. Ya vimos qué hábiles son para definir las reglas.

  • La difamación: Contar historias negativas sobre la persona-objetivo.

    Aunque parecen fuertes y poderosos, son como un decorado de cartón piedra.


    Sus puntos débiles son:

  • Muy inseguros y con baja autoestima, aunque lo ocultan. Se puede apreciar en signos de nerviosismo como autolesiones en dedos y uñas, cara brazos, enfermedades de la piel, eccemas, tics etc...

  • Temor a la evaluación social.
  • Cuando intentas hablar de emociones con ellos tienes una sensación como "de vacío". Aunque socialmente parezcan encantadores, o por lo menos educados, si los sacas de los tópicos no saben hablar de sentimientos positivos, porque en su infancia, o bien no hubo nadie que pudiera enseñarles, o lo único que pudieron adquirir fue miedo, un miedo visceral y atroz que les consume por dentro. Por supuesto, lo negarán y proyectarán. 

    No es que no hayan tenido historia de aprendizaje: La vida pasa por igual para todos. Lo que sucede es que nadie les ha enseñado valores como la tolerancia, el respeto al otro o el amor no comercial. 

    • Les falta confianza en ellos mismos. Aparentan una autoestima de la que carecen. Son personas muy inseguras. Se sienten incómodos en todo tipo de relaciones, así que proyectan en los otros esa inseguridad y la compensan intentando hacer ver que sólo ellos son los que tienen la verdad.

    Muestran intolerancia, dogmatismo y un estilo de poder despótico, crítica destructiva e incluso agresividad física y verbal cuando su posición parece verse amenazada. Y también un deseo casi compulsivo de enterarse de todo para que la situación no se les escape de su control.

     Sienten miedo ante la evaluación social. Necesitan dar una buena imagen. La inseguridad les lleva a ser muy temerosos en sus relaciones sociales. Aunque aparenten todo lo contrario, tienen un miedo atroz a la evaluación y se ponen nerviosísimos cuando se encuentran en un medio social amplio.

    Temen al ridículo como a la peste, y cambian por completo cuando están rodeados de otras personas, al menos al principio. Después evitan activamente estas situaciones, y para justificarse se cabrean por cualquier cosa cuando se encuentran en una de ellas y juran no volver más, o bien vuelven a utilizar su proyección favorita y están constantemente criticando los errores que cometen sus personas significativas.


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