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M Pilar Alcaide Guindo

resumen, comentarios y aportaciones a algunos de los capítulos del libro escrito por Daniel Goleman en 1995 "la inteligencia emocional"

Por Mª Pilar Alcaide Guindo, 2003

INTRODUCCIÓN:

El texto que sigue va a estar formado por fragmentos seleccionados y correlativamente expuestos, según aparecen escritos en el original de Goleman.

Estos fragmentos irán en cursiva.

Les seguirán comentarios añadidos por la escritora de esta recensión y que irán escritos en letra normal.

Las citas de otros textos serán debidamente reseñadas e irán escritas en letra normal.

Las conclusiones se escribirán al final.

Es muy del gusto de algunos escritores y artistas norteamericanos citar a los clásicos, aunque a veces no los han leído. Goleman comienza su libro con una especie de introducción en la que ha seleccionado nada menos que una cita de Aristóteles, la famosa cita en la que se alude al grado exacto de enfado y su adecuación a cada momento:

Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo.(Aristóteles Ética a Nicómaco)

No piensen con este comienzo que voy a intentar echar por tierra el esfuerzo de Don Daniel, todo lo contrario, he apreciado mucho la lectura de su libro y considero que tiene grandes y bellas aportaciones para la práctica del psicoterapeuta y de la persona que pretende mejorar aún sin ayuda de otro.Por eso precisamente estoy ensayando una buena recensión sin censurarme los comentarios que me parezcan suficientemente justificados.

PARTE 1ª EL CEREBRO EMOCIONAL

LA AMÍGDALA: EL CENTINELA EMOCIONAL

Una señal visual va de la retina al tálamo... después el cortex emite la respuesta... Si esta respuesta es emocional, una señal se dirige a la amígdala para activar los centros emocionales, pero una pequeña porción de la señal original va directamente desde el tálamo a la amígdala por una via más corta, permitiendo una respuesta más rápida (aunque ciertamente también más imprecisa). De este modo la amígdala puede desencadenar una respuesta antes de que los centros corticales hayan comprendido completamente lo que está ocurriendo.

Así se podría explicar el trágico suceso en el que un padre asustado mata con su revólver a su propia hija que sale inopinadamente del armario para gastar una broma a los progenitores que vuelven a casa de noche.

Más bien, me inclino a pensar que en España, por ejemplo, donde la mayoría de la gente no usa armas, este caso no se hubiera producido, sino sólo el susto.

Pero también es verdad que en demasiadas ocasiones actuamos impulsivamente, irreflexivamente y que esas actuaciones pueden tener su recompensa, pero también consecuencias negativas, aunque sólo sea la sensación desagradable de arrepentimiento.

¿Son estas actuaciones fruto de esa rapidez de reacción emocional de la amígdala por encima del más evolucionado neocortex?¿Existen entonces personas con una amígdala más lenta, que al final resultan ser emocionalmente más inteligentes? o ¿quizá la explicación es que las personas con más inteligencia emocional (IE) poseen un neocortex más rápido en sus respuestas?. Esto es algo que no deja claro Goleman, aunque sería de vital importancia para proseguir en el conocimiento de lo que siempre hemos entendido por "inteligencia".

PARTE 2º LA NATURALEZA DE LA INTELIGENCIA EMOCIONAL

CUANDO EL LISTO ES TONTO

Hasta las personas más descollantes y con un CI (cociente de inteligencia) más elevado pueden ser pésimos timoneles de su vida...En el mejor de los casos el CI parece aportar tan sólo un 20% de los factores determinantes del éxito.

Creo que aproximadamente en la fecha en que Goleman escribía su libro, (quizá pudo influir en cierta medida) se estrenó la película premiada con varios oscar "Forrest Gump", y cuando la ví pensé:

Qué bien que ya no sólo los agraciados por la naturaleza, los listos e inteligentes tienen derecho a una educación, a una potenciación de sus capacidades, aunque no sean muchas, y a ser felices, al menos si se toma ejemplo de lo que la película intenta transmitir.

Porque, como profesora había tenido que escuchar demasiadas descalificaciones de niños y adolescentes sólo por no haber tenido la suerte de recibir el don una inteligencia brillante. De pronto vi en aquella película, donde la madre de Forrest cede a las proposiciones deshonestas del director del colegio de "niños normales", con tal que su hijo pudiera matricularse allí y pudiera criarse como un niño más y no como un "deficiente", vi, como digo, la aceptación institucional en los Estados Unidos de América de lo que hoy dia todos conocemos como "integración" de los discapacitados.

¿Está verdaderamente asumida esta integración en la escuela de nuestro país, España? Permítanme que lo dude sinceramente.

Goleman comienza ya a dar cuenta de algunas características de la llamada Inteligencia Emocional, que contrapone a la inteligencia clásica, esa de los test y las calificaciones académicas: La Capacidad de motivarnos a nosotros mismos, de perseverar en el empeño a pesar de las posibles frustraciones, de controlar los impulsos, de diferir las gratificaciones, de regular nuestros propios estados de ánimo, de evitar que la angustia interfiera con nuestras facultades racionales...y la capacidad de empatizar y confiar en los demás.

Ya tenemos un esbozo de lo que es la IE y además Goleman nos da una buena noticia: aunque todavía no es estrictamente evaluable (ni falta que hace, pienso yo), sí podemos aumentarla por medio de la educación. Atención: si nos tomamos la molestia de educarles, nuestros hijos pueden aprender a desarrollar habilidades emocionales fundamentales

Tendremos que tomar buena nota de las características antes enunciadas para enseñárselas como podamos a nuestros hijos y alumnos.

LOS DIAS DE GLORIA DEL CI HAN LLEGADO A SU FIN

Ojalá sea cierto, porque todas estas pruebas, incluídas algunas que se practican para el acceso a la universidad, se basan en una noción restringida de la inteligencia que no tiene en cuenta el amplio abanico de habilidades y destrezas que son mucho más decisivas para la vida que el CI.

Deberíamos invertir menos tiempo en clasificar a los niños y ayudarles más a identificar y a cultivar sus dones naturales

Parece obvia esta afirmación y sin embargo, en las escuelas y en las familias, particularmente en las españolas, nos empeñamos con gran estupidez en clasificar a las pobres criaturas desde el mismo momento de su nacimiento (me da igual si la clasificación obedece o no a criterios más o menos científicos o puramente arbitrarios). Las madres españolas "sabemos" desde ese primer momento si nuestro bebé va a ser un niño espabilado, tranquilo, saludable, cariñoso, o todo lo contrario. Ese prejuicio puede ser cambiado por cualquier otro en etapas tempranas y con criterios que a veces no van más allá de una simple intuición.

Aparte del hecho reconocido por la mayoría de la maestría y dedicación de casi todos los que ejercen la docencia en las etapas infantiles, debemos llamar la atención hacia algunos fallos graves de nuestro sistema educativo que en ocasiones contempla como una práctica normal, situaciones que habría que eliminar como son:

La clasificación que algunos maestros hacen de los escolares en la etapa infantil. Una niña de cinco años entró en una tienda con su padre para comprar unos cuadernos. El color de la cara del progenitor cambió radicalmente cuando su niña, que tenía una fluidez verbal muy buena, espetó a la tendera que tenía que trabajar mucho porque: "estoy un poco retrasada".

Lo he comprobado una y otra vez, como madre y como psicopedagoga: Algunos especialistas de infantil se equivocan gravemente cuando proceden a afirmaciones tan severas apoyándose tan sólo en sus prejuicios. Pueden tener delante de sus ojos durante meses o años a alguien que se va a convertir en una persona genial y en absoluto percibirlo. Pueden tener como alumna a una futura estudiante brillante y decirle con todas las letras a sus cinco años: NIÑA: ESTÁS UN POCO RETRASADA.

Todavía mucho peor es el caso del profesor de infantil que se quiere quitar de encima como sea, a un niño, porque tiene una discapacidad evidente y diagnosticada, aunque sea ligera y el niño pueda integrarse en el grupo de "niños normales". Entonces, intenta persuadir a los preocupados padres de que lo mejor para su hijo es un colegio de Educación Especial. Lo he visto, por desgracia y muchos lo consiguen.

Aunque también tenemos el caso demasiado frecuente de niños evaluados con tres años para ver qué dan las pruebas, su CI, y si es posible ponerles ¡con tres años! el rótulo de "Integración". De esta forma consiguen deshacerse durante varias horas al dia, del niño que todavía no habla como el maestro cree que debe hablar, o que no retiene esfínteres, con la complicación que esto supone.

Así que esta clasificación perversa de las personas en sus primeros años de vida, se hace a veces obedeciendo a criterios ocultos, muy variados y que tienen que ver con la historia personal del adulto que la efectúa y otras veces obedece claramente a intereses concretos y por supuesto, mezquinos.

¡Dichoso CI! ¿No nos damos cuenta de que el niño clasificado tempranamente como "tonto", "torpe" o "cortito", va a tener muchas posibilidades de perder la motivación que se necesita para realizar el esfuerzo que exigen los estudios? Cuando se mira a sí mismo y se autojustifica diciendo: "Es igual, de todos modos no lo conseguiré porque soy tonto, torpe y estoy un poco retrasado, lo único que hace es poner en práctica la lección que le dimos cuando le hicimos comprender que tenía pocas luces. Hay que tomar ejemplo de la madre de Forrest Gump. (esperando que no se haga necesario ceder al chantage)

¿Y qué pasa en los millones de casos en que los padres hacen creer a sus hijos que son más inteligentes que la media y que si no obtienen resultados brillantes es tan sólo porque son "vagos"? Pues lo que ocurre es que el adolescente se llega a creer a pies juntillas su "superioridad" y deja de esforzarse porque la madre naturaleza ya se encargará de suplir lo que él está omitiendo.

¡Venga Campeón! A las chicas se les suele meter menos en la cabeza esa idea absurda de que son las mejores simplemente porque sí y ellas acaban siendo más concienzudas y tenaces en los estudios de secundaria. En los últimos tiempos esto vale también para los estudios superiores y carreras universitarias.

UN TIPO DE INTELIGENCIA DIFERENTE ¿LAS EMOCIONES PUEDEN SER INTELIGENTES?

En los últimos años un número cada vez más nutrido de psicólogos (con Sternberg y Salovey a la cabeza) han adoptado una visión más amplia de la inteligencia y han tratado de reformularla en términos de aquello que hace que uno enfoque más adecuadamente su vida, una línea de investigación que nos retrotrae a la apreciación de que la inteligencia constituye un asunto decididamente personal o emocional.

Según Salovey la inteligencia personal abarca cinco competencias principales:

1.- El conocimiento de las propias emociones (reconocer un sentimiento en el mismo momento en que aparece)

2.- La capacidad de controlar las emociones (capacidad de tranquilizrse a uno mismo)

3.- La capacidad de motivarse uno mismo, demorar la gratificación y sofocar la impulsividad

4.- El reconocimiento de las emociones ajenas. La empatía

5.- El control de las relaciones, la habilidad para relacionarnos adecuadamente con las emociones ajenas.

Cinco tesoros a los que todos deberíamos aspirar, ya que muy pocos los poseen. La pregunta es: ¿cómo alcanzarlos? Repasemos los siguientes capítulos:

CONÓCETE A TÍ MISMO

Cuánto daríamos por tener la certeza de que en todo momento, tanto si estamos en privado con nuestra familia o amigos, como si estamos en público en el trabajo o en una reunión, vamos a ser capaces de mantener la calma, que nos digan lo que fuere y aunque nos insulten, nos tranquilizaremos para responder adecuadamente, defendiéndonos y sin caer en la agresión. Saber con seguridad que la cólera no va a hacer presa de nuestras emociones, que no caeremos de ningún modo en la ira o en el odio.

Ojalá pudiéramos estar perfectamente tranquilos de que nuestro orgullo no nos va a jugar una mala pasada. Pero esto es imposible lograrlo de una manera absoluta, porque hasta los que mejor controlan sus emociones, llegan a enfadarse alguna vez y es entonces cuando al caer rápidamente en la cuenta, consiguen tranquilizarse ellos mismos.

Ésta, por ejemplo es la diferencia que existe entre estar violentamente enojado con alguien, y tener, aún en medio del enojo, la conciencia autorreflexiva de que "estoy enojado". ¿Por qué hay personas tan pacíficas que casi nunca se enfadan y caen bien a casi todos y otras que se afanan por ser queridos y lo único que consiguen es cada vez mayor indiferencia y rechazo. Los que son demasiado orgullosos y se lo toman todo como una afrenta personal son los que salen perdiendo, se traicionan a sí mismos una y otra vez y resulta extremadamente difícil hacerles comprender, para que suavicen esa escalada, que en el fondo es de desprecio hacia los demás y hacia sí mismos.

El comandante que fue destituído de su cargo, llevaba cinco años detentándolo y no se había granjeado el aprecio de su entorno. Cuando notó que se hacían planes para su relevo, empezó a odiar con fuerza, de manera que diez meses después de su destitución, la emprendió a escopetazos contra su superior y todo aquel que aparecía por allí. Luego intentó suicidarse.

Esto es odio a los demás y odio a sí mismo, veamos lo que dice E. FROMM en el siguiente texto donde, desde una perspectiva freudiana nos habla del narcisismo:

FROMM, E. El arte de amar, Paidós, Barcelona, 1992, págs 65-66. El egoísmo y el amor a sí mismo, lejos de ser idénticos, son realmente opuestos. El individuo egoísta no se ama demasiado, sino muy poco; en realidad, se odia. Tal falta de cariño y cuidado por sí mismo, que no es sino la expresión de su falta de productividad, lo deja vacío y frustrado. Se siente necesariamente infeliz y ansiosamente preocupado por arrancar a la vida las satisfacciones que él se impide obtener. Parece preocuparse demasiado por sí mismo, pero en realidad, sólo realiza un fracasado intento de disimular y compensar su incapacidad de cuidar de su verdadero ser. Freud sostiene que el egoísta es narcisista, como si negara su amor a los demás y lo dirigiera hacia sí. Es verdad que las personas egoístas son incapaces de amar a los demás, pero tampoco pueden amarse a sí mismas. Es más fácil comprender el egoísmo comparándolo con la ávida preocupación por los demás, como la que encontramos, por ejemplo, en una madre sobreprotectora. Si bien ella cree concientemente que es en extremo cariñosa con su hijo, en realidad, tiene una hostilidad hondamente reprimida contra el objeto de sus preocupaciones. Sus cuidados exagerados no obedecen a un amor excesivo al niño, sino a que debe compensar su total incapacidad de amarlo.1992, págs 65-66. Cuando Fromm habla de "amor a sí mismo" se refiere al término "autoestima", que ahora se usa tanto, pero no olvidemos que la autoestima está muy estrechamente relacionada con el "autoconcepto" y éste (que puede o no adecuarse a la realidad), sí delata el conocimiento que tenemos de nosotros mismos.

Según Goleman, encontraríamos tres posibilidades de autoconocimiento y consciencia de las propias emociones:

*La persona consciente de sí misma..., con una vida emocional más desarrollada..., personas autónomas y seguras de sus propias fronteras..., que cuando caen en un estado de ánimo negativo no le dan vueltas obsesivamente y , en consecuencia, no tardan en salir de él.

*Las personas atrapadas en sus emociones....suelen sentirse desbordadas por sus emociones y son incapaces de escapar de ellas...Son volubles y no muy conscientes de sus sentimientos....sienten que no pueden controlar su vida emocional y no tratan de escapar de los estados de ánimo negativos.

*Las personas que aceptan resignadamente sus emociones...suelen percibir con claridad lo que están sintiendo, pero tienden a aceptar pasivamente sus estados de ánimo... y no tratan de cambiarlos.

ESCLAVOS DE LA PASIÓN

Ya he apuntado en algún lugar de este escrito el gusto que produce a algunos escritores norteamericanos el avalar sus textos por medio de citas, argumentos, soportes teóricos, incluso teorías enteras de autores clásicos a quienes ellos admiran.

En este capítulo nos habla Goleman de la temperantia o sofrosine refiriéndose a la "templanza" y nos dice que es en esta virtud o característica personal donde se halla el secreto del dominio de uno mismo.

Sin embargo, soy de la opinión de que tal tesoro se encuentra más bien, y siguiendo a Platón a quien el autor cita como apoyo de este capítulo, en la "prudencia" que es la más excelsa de las virtudes y que sólo puede ser alcanzada quien además de la "templanza" ( control de los instintos más primitivos), posee además la "fortaleza" (control de los instintos de poder) y la "justicia", (ámbito del control de los pensamientos y su adecuación a la realidad), sólo quien es dueño de tales características llegará a un completo dominio de sí mismo y no sólo de sus pasiones, como parece querer resaltar Goleman.

ANATOMÍA DEL ENFADO

Los pensamientos obsesivos son la leña que alimenta el fuego de la ira, un fuego que sólo podrá extinguirse contemplando las cosas desde un punto de vista diferente.

Este pequeño texto podríamos enmarcarlo dentro de la magnífica teoría de la "Reestructuración cognitiva", que está dando sus frutos desde el punto de vista práctico. Creo que incluso los psicoanalistas más ortodoxos lo utilizan, porque es realmente eficaz llegar a convencer a quien sufre por sus propias emociones o sentimientos, de que intente cambiar de parecer, que mire las cosas desde otro punto de vista o consejos similares.

¿Quién convence a aquél que está sumido en un profundo hoyo de amargura, de que podemos ser felices en la vida? De momento y hoy por hoy, lo más eficaz que tenemos a mano son una serie de sustancias que activan los neurotransmisores, dando un respiro al paciente.

De todos modos y en un plazo suficiente sí es posible lograr, al menos parcialmente ese cambio de parecer que puede terminar con el enfado, la ira, la cólera y... la rabia. Veamos cómo es el proceso que tiene lugar cuando irrumpe la rabia: Según las conclusiones a que llega en sus estudios Dolf Zillmann, psicólogo de la universidad de Alabama, el detonante universal del enfado es la sensación de hallarse amenazado. Y no nos referimos solamente a la amenaza física, sino también como suele ocurrir, a cualquier amenaza simbólica para nuestra autoestima o nuestro amor propio (como por ejemplo, sentirse tratado ruda o injustamente, sentirse insultado, menospreciado, frustrado en la consecución de un determinado objetivo, etcétera),

Éste es el primer paso, el segundo se trata de una respuesta límbica que tiene un doble efecto sobre el cerebro

* por una parte libera la secreción de catecolaminas las cuales posibilitan una acción decidida y rápida que puede variar entre la lucha o la huida. Esta descarga de energía límbica perdura varios minutos.

*Mientras tanto, otra oleada energética activada por la amígdala, perdura más tiempo que la descarga catecolamínica y se desplaza a lo largo de la rama adrenocortical del sistema nervioso, aportando así el tono general adecuado a la respuesta. Esta excitación adrenocortical generalizada puede perdurar horas e incluso días, manteniendo al cerebro emocional predispuesto a la excitación y convirtiéndose en un trampolín fisiológico que provoca que las reacciones subsecuentes se produzcan con especial celeridad.

Si en esta situación de sobreexcitación nos acontece otra amenaza o cosa que nosotros interpretamos como tal, entonces sobreviene el enfado que se construye sobre otro enfado y así sucesivamente dando lugar a crisis que pueden ser de ansiedad, ataques de pánico, crisis matrimoniales, rupturas etc...Así que lo mejor sería estar suficientemente alerta para que no se produzca la primera descarga (no olvidemos que puede durar días)

El momento del ciclo del enfado en que intervengamos resulta sumamente importante, porque cuanto antes lo hagamos, mejores resultados obtendremos.

Para realizar esta importante autointervención, será necesario hallar pronto una explicación del comportamiento del otro o de la situación provocada de tal forma que, en lugar de atribuírnos a nosotros mismos la causa del conflicto, veamos una salida externa a todos los participantes. Esta estrategia es especialmente importante en el caso de que la ofensa parta de algún familiar, amigo o allegado.


OTRAS FORMAS DE ENTENDER LA INTELIGENCIA:

PSICOPEDAGOGÍA MODELOS TEÓRICOS

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