INTRODUCCIÓN Nunca he llevado un diario donde anotar mis cosas. La mayor parte de lo que estáis a punto de leer son recuerdos, sueños, sentimientos e incluso alucinaciones, pero así es el rock & roll. He tratado de vivir mi sueño lo mejor que he podido, porque desde el primer día que escuché música, sabía que tenía algún poder "especial". Aún hoy no sé qué tipo de poder y el tiempo lo dirá. Esta música
nació en medio del dolor y las dificultades de los pobres: negros y trabajadores
de los Estados Unidos de América y
luego, a lo largo de los años, los hombres blancos la han convertido en un negocio de millones
de dólares tan vasto y complejo como cualquier otro gran negocio en el mundo actual.
No es de extrañar que sea fácil olvidar su comienzo: tres acordes simples y un golpe seco.
Sus raíces están en la música Gospel, en los espirituales negros, en las canciones de blues,
en los cantos de trabajo en el campo, en las canciones de Hollywood, del Viejo Sur.
Se extendió a las grandes ciudades y quizá algún día llegue al espacio exterior.
UNO NUESTRA CALLE Me crié en plena guerra. Nací en 1941, cuando el mundo entero ardía en llamas. En el este los japoneses avanzaban hacia la costa oeste de EEUU. Los alemanes se abrían camino en Rusia hacia Stalingrado y Moscú y los británicos la habían cagado en Dunkerque. Herramientas, guerra y más guerra. Los primeros diez años de mi vida parecieron transcurrir como una película en blanco y negro. Larga, grisácea, de esas que dan en el cine para explicar las noticias. Nací en Newcastle sobre el Tyne, una población dura y orgullosa donde era conocido por mis paisanos como uno de los Geordies. Ahora formo parte de un negocio que ha generado millones para bastante gente, pero no para mí, que en este momento, me veo obligado a pedir dinero a mis padres para sobrevivir. ¿Por qué razón? ¿Qué he hecho? ¿Qué he ganado? y ¿qué he aprendido? Hay algo que quiero decir sobre el hecho de haber nacido y crecido en esta parte de la costa este de Gran Bretaña y que no podría olvidar, dondequiera que me encuentre, - Japón, California, Francia o Suecia- Este hecho me recuerda constantemente mi origen y lo que significa. Es un buen lugar al que pertenecer, y sin embargo, durante todo el tiempo del que soy consciente, lo único que yo quería era marcharme. La Música, el valor de colocarse para poder subir a un escenario y dar la cara en una sala llena de gente.
Cantar con emoción es lo que deseaba profundamente en mi interior.
Al iniciar
este viaje de regreso a mi historia personal pensé que era lo mejor para escribir la verdad y
lo que vale la pena.
La avenida Marondale es un callejón sin salida en un barrio construido justo antes de la Segunda Guerra Mundial sólo para dar vivienda a los trabajadores de las industrias pesadas que se encuentran a lo largo de las orillas del río Tyne. Cul-de-sac es una forma chic de decir calle sin salida, pero esta pequeña comunidad estaba lejos de estar muerta, por entonces mi barriada era como un pueblo pequeño y todavía hoy día lo es. Todos conocen a todos. En aquella época mi padre era un técnico electricista empleado por la industria naval en la orilla del río, a una milla de donde vivíamos. Desde mi habitación podía ver las grúas pesadas que se utilizaban para mover las enormes planchas de hierro que se iban a soldar para hacer grandes barcos y cañones que para mí eran como dinosaurios, como monstruos de tiempos prehistóricos. Este
callejón sin salida
era semcircular con una hilera de casas de ladrillo rojo para familias y parejas. Nuestra casa era el
número 31. La casa de mis padres estaba abierta día y noche a amigos y extraños. No teníamos miedo de ser robados, porque todos nos conocíamos: teníamos el mejor sistema de seguridad del mundo. Cada casa estaba detrás de un muro bajo de ladrillo con una puertita de madera. Detrás había un patio pequeño, perfecto para los juegos. No pasaban coches. Cuando estaba oscuro y las luces de las farolas se encendían, el callejón semicircular de ladrillo, se convertía en una plaza para los niños. Fútbol de cinco jugadores, peleas de bola de nieve, béisbol, luchas romanas, juegos de guerra, hogueras y carreras de bicis. Podemos decir que jugábamos justo delante de mi puerta. Los niños que vivían cerca, venían a jugar a Marondale, aunque no estuvieran en su calle. Como la mayoría de los niños del mundo, estábamos asilvestrados. Los juegos eran cada vez más y más brutos siempre que hubiese algo con qué jugar, como la deseadísima pelota que una vez rompió la ventana de un dormitorio. Así era aquello: Los vecinos muy enfadados vinieron gritando al área de juego mientras nosotros desaparecíamos en la oscuridad de la noche. Después uno a uno íbamos volviendo al lugar para volver a empezar. Mi padre, Mathew Baird Burdon era un hombre pequeño con el pelo blanco, bigotito y temperamento fuerte, (excepto con mi madre). Era un individuo tranquilo, de mentalidad sencilla, que hacía lo mejor para poder vivir y dejar vivir. Siempre fue un hombre de fuertes convicciones, que se conocían sólo penetrando en su mente en profundidad, para encontrarlas. No quería tomar partido en la guerra, aunque tampoco estaba dispuesto a convertirse en objetor de conciencia, lo que le hubiera causado mayores problemas. En silencio se aseguró de no involucrarse con la guerra en el frente y cumplió sus años de servicio después de que yo naciera, trabajando como electricista en la industria de fabricación de grandes armas en Dover. Ésta fue su contribución sin tener que disparar. También era ateo a su manera. Aunque lo que de verdad odiaba era la religión organizada de cualquier tipo, a excepción del Ejército de Salvación del cual pensaba que estaba por encima de las organizaciones religiosas normales ya que hicieron algo por los pobres. (Seguramente obtuvo de ese ejército una sopa caliente o una taza de té, en medio de aquellas desoladoras noches durante los años de la guerra) Él bebía habitualmente pero yo sólo lo vi borracho una vez. No creo haberle oído nunca jurar ni decir palabrotas. Supongo que lo que estoy tratando de decir es que era un buen hombre y yo respetaba mucho su forma de actuar. Mi madre también es pequeña, bien construida, dura como una piedra y querida por todos. Tiene una cara grande, ancha, con los ojos grandes heredados de su madre, Clara. Me acuerdo de las salvajadas que hice cuando era niño pero casi nunca fui castigado físicamente, algo por lo que estoy agradecido. Creo firmemente que no sirve de nada. Mi padre me pegó una sola vez. Debió ser uno de esos períodos en su vida , cuando las cosas estaban realmente difíciles y él se encontró a sí mismo en el extremo de su cinturón . Caminaba a casa con mi abrigo verde y zapatos nuevos, cubiertos de barro. Seguro que se horrorizarían al verme regresar en tal estado. Habían trabajado duramente para poder comprarme ropa. Y yo venía tan cubierto de barro y suciedad, que no podía pasar. Me quedé allí debajo de las escaleras en mi patio con lágrimas en los ojos. Sabía que era un buen escondite y que no iba a tener la oportunidad de explicar cómo durante el camino caí, sin querer, en la escombrera de unas obras. La tierra estaba mojada y se hundía bajo el peso de mi cuerpo. Entré en pánico y grité pidiendo socorro. Alguien de las obras cercanas escuchó mis gritos, vino y me recogió. Así fue cómo me ensucié de barro. Durante muchos años no pude olvidar el enfado de mi padre, pero aquella fue la única vez. Otras veces, cuando me había portado mal, mi madre tenía una respuesta sencilla: se sentaba sobre mí, con todo su peso, hasta que no podía moverme ni hacer nada. Mi enfado acababa por desaparecer y ella seguía sentada encima de mí, haciéndome cosquillas, convirtiendo mis lágrimas en los movimientos nerviosos propios de la risa. Clara, mi abuela materna, era una gran señora escocesa. Ella era tan arrogante como la niña bien que había sido educada por su familia. Ella partía el bacalao. Pero en la víspera de Año Nuevo cantaba canciones populares escocesas y baladas irlandesas en gaélico. A solas en el medio de la sala, podía hacer llorar de emoción a cualquiera. Mi abuelo, su esposo Jack, medía más de seis pies de alto. Siempre inmaculadamente vestido, había sido un minero desde los catorce años y había perdido el oído en la Primera Guerra Mundial, fue campeón de billar en el noreste de Inglaterra. Fumaba y echaba juramentos como un soldado, pero yo le quería. Solíamos ir a ver uno de los dos trabajos que tenía. Uno se encontraba en las salas deEmpire Theatre de Newcastle y el otro en el Newcastle United Football Club En ese tiempo de mi infancia mis abuelos tenían una casa pequeña justo al otro lado de del campo de fútbol de Newcastle. Los asiduos eran una mezcla de la peña atlética de fútbol y la peña teatral del Empire. Los sábados, una mezcla de las dos facciones se reunía con pintas de cerveza en la mano, para ver al Newcastle United jugar contra otro equipo, desde la azotea de la casa de mi abuela. Era un mundo de fans del futbol, campeones de billar y corredores de apuestas. Muchas noches que pasaba con mi abuelo en aquella azotea, viendo a los actores en el teatro y mirando hacia abajo a través de las cortinas, bambalinas y cuerdas, me imaginaba que era el Fantasma de la Ópera (una de las primeras películas que recuerdo haber visto). La Primera Guerra Mundial había contribuido a la sordera de mi abuelo, pero la Segunda Guerra Mundial hizo que los oídos de mi padre fueran más agudos. Recuerdo que con cuatro o cinco años mi padre y yo, con las toallas y los trajes de baño bajo los brazos, íbamos de camino hacia la piscina con un envoltorio de pescado y patatas fritas. Estaba saltando felizmente, sin temer nada en el mundo, cuando de repente mi padre se paró. A lo lejos escuchamos un gran ruido muy familiar para sus oídos. -Bueno, dijo. Rápidamente me recogió, mi pescado y patatas fritas se iban cayendo sobre la carretera. "Papá," grité, "mis patatas fritas" No te preocupes por tus patatas. Me agarró y me estampó contra una puerta, presionando mi cuerpo con el suyo y contra la pared lo más posible. El ruido se hizo más fuerte: un bombardero Stuka. El aterrador aullido de los motores Messerschmitt penetró la noche. De repente, se detuvo y se echó a reír. Yo no sabía lo que estaba pasando. Estaba confundido, pero luego me di cuenta de que era un cine con sus puertas abiertas en la cálida noche de verano. La banda sonora de Movietone News se había filtrado en la calle, asustando a mi padre que creyó que era un verdadero ataque. -Lo siento, hijo, te daré más patatas fritas y se rio. Volveremos a la tienda de pescado y compraremos más-. Las máscaras de gas y los refugios antiaéreos formaban parte de nuestra vida cotidiana. Tenía una máscara de gas de goma que en realidad era una cuna de muñeco con una tapa de Plexiglás para poder ver, pero tenía un confortable aire hermético y yo la llevaba por la calle. En los primeros días de la guerra se me paseaba arriba y abajo a intervalos regulares por las escaleras de la Avenida Marondale 31, durante las alertas de ataque aéreo, tanto si se trataba de un ejercicio de prácticas o de un ataque real. El día que nací hubo un ataque aéreo, aunque Newcastle salió sólo ligeramente perjudicada de los bombardeos Estábamos en el extremo noreste, lejos de la mayoría de los objetivos principales en el sur. Sólo hubo dos incursiones aéreas en Newcastle durante la guerra, una en la noche en que nací y otra, mucho después cuando apuntaron al parque de mercancías de la Estación Central de Newcastle. Durante la última incursión mi otra abuela, la madre de mi padre, puso un vagón de tren y un trozo de ferrocarril en su azotea y en el patio de atrás. Vivían a tres millas de distancia del parque de mercancías que había sido alcanzado y esa fue la principal consecuencia de la explosión de las bombas alemanas aquella noche. Mi padre había nacido y se crio en esa casa, que más parecía el frente. Uno de mis primeros recuerdos es ver un barquito golpeado y hundido por un barco más grande, junto al río, justo debajo de la ventana trasera de mi abuela. La tripulación fue dispersada por seguridad a lo largo del río Tyne, helado y con las aguas contaminadas . Otro recuerdo me viene a la mente: Me imagino arrastrándome por el salón de mi abuela en la oscuridad, asomarme al ventanal entre las cortinas y ver luna llena y la fantasmal figura de un Junkers 88 que volaba a lo largo del rio. Debido a la escasez de té, hacíamos compras en la parte oeste de Newcastle. Y recuerdo el club NAAFI, los soldados estadounidenses, las caras de los muchachos negros. Recuerdo mi admiración por sus pieles negras y cabellos extraños. Otros soldados se reunían en grupos, con un pequeño parche de cristal negro en sus uniformes. Eran prisioneros alemanes que habían sido puestos a trabajar en las granjas en los distritos periféricos. Se les permitía entrar a la ciudad los fines de semana para poder comprar. Había rumores sobre un espía alemán escondido en el bosque. Todos pensaban sin querer en este escurridizo espía jefe. Le pregunté a mi padre sobre este asunto y me dijo que Rudolf Hess había robado un avión privado del Alto Mando Alemán y había volado sobre el mar del Norte y aterrizado en Escocia, para encontrar refugio. Él había tratado de negociar con el gobierno británico para poner fin a la guerra, cuando de repente, las hostilidades habían terminado. Día de Victoria. Recuerdo las celebraciones en las calles como si fuera ayer. Creo que mi primer contacto con el amor se produjo debajo de una de las enormes mesas de madera que habían puesto en las calles, lejos de las celdas masificadas. Las mesas estaban cubiertas por banderas. Escondido debajo de esas mesas, tomé de la mano a una niñita rubia y de tez rosada y nos sentamos allí: copiamos a nuestros mayores, brindando con nuestras tazas de victoria llenas de burbujas de un verde brillante. Comida y ropa fueron racionados; las monedas de entonces eran cigarrillos y medias de nylon, imposibles de obtener fuera del mercado negro. Observé con fascinación con los ojos muy abiertos cómo mi madre pintaba costuras falsas en las piernas de su hermana, mi tía, que vivía con nosotros. Ella estaba cortejando y trajo a casa a un muchacho de pelo rubio, cuyo nombre era Alf. Él era un entusiasta de las motocicletas. Me llevó detrás y así comenzó mi larga carrera con las motos. "Cuanto más rápido te mueves, más tiempo vives", dijo mi tío favorito a partir de entonces, cuando iba yo subido a su moto AJS brillando al sol. La guerra terminó, los soldados llegaron a casa. Hubo muchos divorcios, muchas familias rotas y muchos que no regresaron. Había niños en el extremo occidental de Newcastle sin zapatos. Había mucha pobreza y mucho desempleo, pero yo nunca me di cuenta porque mis padres me protegieron. Tuve suerte y fui más afortunado que la gran mayoría. Mi tío Jack también regresó. Era Sargento de infantería en Durham Light. Había estado fuera en algún lugar. Cuando cayó estaba en Singapur y lo apresaron por un tiempo. Antes de la guerra, había sido el jefe de guardia de Shanghai en la prisión militar británica y cuando la guerra había terminado, decidió seguir luchando, pero cayó prisionero y fue condenado a cadena perpetua. Pudo regresar gracias a una ayuda en Hong Kong, hacia 1951. En una de sus visitas a casa cuando estaba de permiso, trajo con él un cabo Gurkha y una pistola Bren que colocaron sobre la mesa en la casa de mi abuela. Olía a petróleo y parecía la muerte; Estaba fascinado por eso. Creo que puse nervioso a los dos hombres, dando vueltas y haciendo preguntas, pero no podían librarse de mí. Después de pedirle unas veinte veces que me dejara ver su arma, el cabo Gurkha por fin consiguió doblegarme: Cuando nadie miraba, sacó rápidamente una fantástica espada enorme. Sus grandes ojos se iluminaron, tomó mi mano izquierda, y pasó la hoja rápidamente por mi pulgar,cortandome un poco. Grité y salté hacia atrás con horror, los ojos se me llenaron de lágrimas al ver la sangre y comencé a gemir. Sin compasión alguna el Tío Jack me dijo:
Lo peor es que si se lo contaba a mis amigos se reirían como si fuera una patraña. Mi escuela estaba enclavada entre un matadero de un lado y el astillero de Vickers Armstrong en el otro, así que estando asqueado por el mal olor del matadero y atronado por el ruido de maquinaria pesada del astillero, no era de extrañar que pasara por el típico alumno lento. Hubo momentos en que un estudiante tras otro debían salir del aula, para vomitar si el viento soplaba en la dirección que traía la peste. En los calurosos días de verano, había que cerrar las ventanas por el ruido que hacían las máquinas de soldar. Entre la escuela en la orilla del río y donde vivía en Marondale, había un campo de tierra virgen sin explotar. Parte de esto todavía existe hoy. En aquel entonces, para nosotros los niños del vecindario, era tan salvaje e inmenso como las praderas abiertas del lejano oeste que habíamos leído y visto en las películas. ¡Este era el lugar donde los niños católicos y protestantes batallaban en serio! En el camino a casa desde la escuela. Nuestras armerías, nuestros planes de batalla y nuestros escondites se formaron a partir de la chatarra en desuso y enredada que quedó abandonada después de la guerra. El campo estaba lleno de virutas de metal. Búnkeres, puestos de ametralladoras, barreras antitanque, rollos de peligroso alambre de púas viejo y oxidado. En las búsquedas de fin de semana, podíamos desenterrar todo, desde bombas activas, hasta granadas de mano. Los niños mayores traían pistolas de aire comprimido y, de vez en cuando, alguna real. Una vez un chaval trajo un 303 Lee Enfield. Pusieron botellas y latas como blancos que pintaron de rojo como corazones. l En la escuela yo era un ávido coleccionista de cómics. Aún así cambié cinco de mis mejores cómics de color americano, por una pistola de aire comprimido Daisy. Sabía que mi padre se volvería loco si se enteraba. Fue mi mayor secreto hasta la fecha, ya que mi padre era totalmente anti-guerra. Ni siquiera me dejaba ir a ver las películas de guerra que la mayoría de los niños conocían. Recuerdo especialmente haber tenido una discusión con él sobre el hecho de que quería ver a James Masson, mi actor favorito, en la película sobre Rommel y me fue estrictamente prohibido. De la pistola no podría hablar, volví a casa desde la escuela con ella escondida en el bolsillo de mi chaqueta. Me dieron una o dos balas de madera y dardos para probarla. Presioné el cañón contra una superficie dura proporcionando el aire comprimido para proyectar el pellet. Cuando tiré del gatillo salió disparado como una bala. Al día siguiente llevé la pistola al campo a uno de los refugios de hormigón, uno de nuestros escondites de armas. La envolví bien y la enterré en el suelo en un rincón. Allí estaría segura hasta que volviera a necesitarla. Cuando había transcurrido el tiempo suficiente entre la hazaña terrible con el moscardón y la pistola de aire, decidí ir a recuperar el arma. Rezaba para que estuviera bien. Conocí a Alan al cruzarnos en el camino de la escuela y nos fuimos juntos hacia el búnker. La puerta enorme de hierro de media pulgada de grosor estaba entreabierta. Alan y yo lo encontramos aún más excitante y entramos en una fría y maloliente oscuridad. Sacamos la pistola con entusiasmo de la tierra y la desempolvamos, abrumados por la emoción. Tendríamos que comprar algunas "babosas" o dardos de colores y otros dardos. Podíamos salir y disparar a nuestro ritmo y nadie se preocuparía. A mi padre nunca le gustó ir al cine. Iba sólo para llevarme. Un día se ofreció como voluntario: -Puede que no me guste la película, dijo, pero iré de todos modos.
Cuando vi a Marilyn Monroe en la pantalla en Tecnicolor, entendí lo que mi padre quería ver.
"Niágara" nos afectó profundamente a ambos. Nos fuimos del cine en silencio. Sabíamos que habíamos
visto algo especial: Marilyn Monroe. Acontecimientos como la Coronación de la Reina Isabel II trajeron familias, tribus y estratos de gente de todo pelaje para ver los fastos por televisión. Una noche, las Tiller Girls dieron un espectáculo y nos sentamos todos juntos para verlo . Toda la familia quiso ver su actuación. Un hombre con corbata anunció que una chica de piel morena iba a cantar. Blanco y negro en color. Era Billie Holiday Qué morena. Sentí como si estuviera cantando sólo para mí, enviando sus sentimientos hacia mí. No era una canción alegre, creí que me estaba muriendo. Me embargó una gran simpatía, me prendé de ella, pero enseguida se había ido. Las Tiller Girls volvieron con las medias de nylon puestas. Mi tía y mi madre hacían observaciones sobre lo desagradable que era que aquellas mujeres enseñaran tanto, pero los hombres de la casa lo disfrutaban. Todas estas imágenes estaban en blanco y negro, parecía que había poco color en mi vida. Quitando a Billie Holiday y Marilyn Monroe. La primera mujer de mi vida real no apareció en pantalla alguna. La pradera de la ciudad de Newcastle es una inmensa extensión de tierras abiertas verdes y exuberantes pertenecientes a los hombres libres de Newcastle del centro de la ciudad. Cada año, durante la semana de la gran carrera, gitanos y gentes del espectáculo de toda Europa y el Reino Unido se reunían allí durante una semana de Carnaval. Me acerqué a una caravana de estilo antiguo con ruedas de carro de madera, muelles anticuados, una caja de madera con un techo y un tubo de estufa. A través de las hileras de sábanas tendidas a secar en la cuerda, pude ver una chimenea con un enorme cacerola de metal encima. Una mujer gitana levantó la olla de metal de la chimenea y la echó al agua de una bañera de hierro humeante. Dio un paso atrás para evitar que el vapor le quemara la cara; Su blusa estaba suelta y abierta, entonces sus pechos desnudos aparecieron. Vi los pezones marrones duros y me quedé paralizado. Durante un momento no me vio, pero me descubrió entre las sábanas que colgaban de la cuerda. Sus brillantes ojos marrones me miraban directamente. Se agarró el pecho con la mano derecha, me apretó, me miró a la cara y gruñó "Grrr ... Salí disparado como una bala. Nunca lo olvidaré. Me masturbé por primera vez con el recuerdo de ese incidente que se ha quedado conmigo para siempre. En el colegio sobresalía en algunas cosas y era muy malo en otras. Cualquier cosa que tenga que ver con las personas, como historia, arte, religión, geografía me encantaba, pero todo lo relacionado con hechos y cifras, me aburría soberanamente. Odiaba los exámenes y recuerdo haber pasado el tiempo del examen de ingreso sentado en mi pupitre y mirando por la ventana. Durante largo rato no hice nada y luego, típico en mí , intenté recuperar el tiempo perdido en los últimos quince minutos. No hace falta decir que fracasé. A la larga no aprendí gran cosa, pero de todos modos era un sistema de enseñanza anticuado y estúpido. Así que aterricé en la Escuela Moderna de Secundaria de Warrior Streetun lugar que instaló el miedo en mi corazón. Había escuchado cosas aterradoras sobre la escuela y sólo el nombre ya evocaba una tribu de guerreros feroces, separados de cualquier otra escuela en el vecindario. Había escuchado que el rito de iniciación era echar a golpes a todos los recién llegados hacia el portal. Yo no estuve allí para descubrirlo. Llegué temprano y me escondí en un retrete hasta que comenzaron las para evitar cualquier pelea. Fue una escuela dura y peor, por las muchas ocasiones en que vi coches de policía fuera, que llegaban para llevarse a alguien. Mantenerse alejado de los problemas presentaba más problemas que el propio aprendizaje Un buen maestro con quien pude entenderme fue Bertie Brown , veterano de la Segunda Guerra Mundial que contaba historias maravillosas. La guerra de Bertie era una variedad de anécdotas diferentes de las que yo había visto en Movietone News o que había escuchado a mis tíos. Bertie describía su trabajo en la Guerra como una mezcla
entre un ingeniero civil y un piloto de combate. Nos quedábamos sentados allí con la boca abierta
mientras él explicaba su acción en la operación del Pacífico volando en reconocimiento. Misiones
en posiciones enemigas; fotografías llenas de encanto, informes y aterrizajes, a veces
en extrañas islas del Pacífico Sur para tomar muestras del suelo para comprobar si estos lugares
eran adecuados para construir enormes pistas de bombarderos en el futuro. Tenía unos cuantos cuentos
y anécdotas por haber estado cerca de sus adversarios japoneses. Empecé a pensar las cosas
en términos de color, pero seguía siendo el viejo juego de la guerra. DOS LA ESCUELA QUEDÓ ATRÁS Mi padre y mi madre estaban orgullosos de mí. Se sintieron aliviados al ver que alguien pensara que podía entender las cosas con las que salir adelante. Ya el primer día de clase en la escuela superior, escuché a alguien gritar desde el fondo de la sala: "¿Hay alguien aquí interesado en el jazz?" Me volví y tres o cuatro asientos detrás de mí. Vi la cara sonriente de JOHN STEEL, que algún día se convertiría en el batería de THE ANIMALS. Sí claro, a mí me interesa", le devolví la llamada. Hice un cambio con el chico sentado junto a JOHN. Se cambió para que John y yo pudiéramos compartir el pupitre. John tenía un mundo de información al alcance de su mano sobre el jazz y los músicos. Él me enseñaría mucho, no nos llevó mucho tiempo entablar conversaciones en las que me explicara quiénes consideraba él que eran los mejores intérpretes JOHN STEEL y yo nos hicimos muy buenos amigos. El primer año de la escuela de Artes era un curso básico obligatorio en Historia del Arte general, por el que John no estaba muy interesado. Después del primer año iba a asistir a las clases de dibujo técnico y se cambiaría a otra parte de la facultad. Pero nos reuníamos casi siempre a la hora del almuerzo, y también entre las 4.30 p.m. y las 7 en punto, cuando las clases diurnas habían terminado y nos quedábamos por ahí hasta el comienzo de las clases nocturnas. Durante este tiempo hacíamos sesiones de improvisación en la sala común junto con otros dos estudiantes de último año que estaban en la clase de diseño de exposiciones, Winston Scott y Philip Payne Nosotros cuatro, fuimos evolucionando hasta convertirnos en aficionados al cine y la música un poco obsesivos. De hecho, e puede afirmar que la mayor parte de nuestros estudios se llevaron a cabo en el cine, mientras debíamos pintar en nuestros cuadernos los dibujos y escribir la información que constituía las materias propias de nuestros estudios. John Steel y yo pensábamos que aprendíamos más en la universidad, de las actuaciones de Marlon Brando y de las emocionantes películas estadounidenses que ponían entonces en los cines, sobre todo los de United Artistes. Después de ver a Marlon Brando en su versión cinematográfica de Julius Caesar, el siguiente día JOHN STEEL se atrevió a aparecer con un corte de pelo que más tarde se consideró escandaloso. Su cabello generalmente se peinaba hacia atrás y se recortaba y ahora estaba peinado en el estilo de Brando y se enrollaba en pequeños rizos alrededor de su oreja Esto, hay que entender que fue a mediados de los años cincuenta y para los chicos lucir algo diferente se consideraba una ridiculez de todas, todas. Se pasó por el salón de clase oyendo los gritos de las chicas y chicos
de la clase. Pero debo decir, que no fue solo una diversión para mí.
Mary atraía mi atención porque a ella le encantaba seguirme el juego. Justo cuando parecía estar comportándome y me centraba en mi trabajo, pasaba por su escritorio y ella paraba, sonreía, me miraba, giraba
su silla con ruedas, se subía la falda hasta más allá de sus rodillas mostrando
un par de piernas con medias de nylon, ¡Oh, piernas! . Por supuesto, no me iba de allí,
me quedaba sin importarme quién estaba mirando o qué pensaba nadie. Fue bochornoso, pero lo pasé muy bien. Esperé hasta que hubieron terminado su presentación, y me presenté a Thomas Hedly Alan Price y el guitarrista, cuyo nombre no recuerdo, se quedaron en el fondo y observaron como hablábamos Thomas y yo. Habían estado dando vueltas al otro lado del coche con el que querían llegar al Levis Talent Show. Dejé para otro momento lo de hablar con ALAN PRICE. Le dije que me gustaba mucho más al piano que en el bajo. Gruñó su agradecimiento y se alejó. El aprecio de esta música, mi amor por Doreen Caulker y mi constante lectura sobre el jazz y la historia de la música negra estadounidense me empujaban cada vez más hacia una gran admiración de la cultura negra No puedo situar exactamente en el tiempo cuándo mi sensibilidad sexual hizo crack. En la escuela de arte había tocado música y tuve lo que yo llamaba "experiencias sexuales". Creía que de verdad lo había hecho todo, que había hecho el camino entero. Pero con toda sinceridad, todavía no había pasado con una mujer toda una noche en una atmósfera propicia y sin interrupción y Todavía tenía esa experiencia alegre del simple jugueteo. Sucedió En algún momento durante ese largo verano que transcurrió entre la salida de la horrible escuela y el comienzo de la escuela superior de artes. Había un club de jazz en Nelson Street dirigido por un tipo llamado Mike Jeffery que representaba al Sindicato de Estudiantes de la Universidad de Newcastle. Tenían mucha afluencia. Fue un club caliente. Mighty Joe Young tocaba allí con regularidad, al igual que Clyde Valley Stompers. Lo mejor del mundo musical del noreste, se representó en ese club. Atrajo a una sección representativa de Student Union y gente de la calle. Incluso los ocupantes ilegales le dieron su aprobación. Uno de los muchos personajes que apareció fue un minero conocido como ? Geordie?. Era moreno y guapo, con pelo negro azabache y ojos oscuros a juego. Tenía un físico increíble, a pesar de ser un tremendo bebedor de pintas en Newcastle Brown Ale. Geordie tenía una cicatriz de oreja a oreja, que estaba cubierta por un nuevo crecimiento de pelo negro. Había resultado herido de gravedad mientras competía ilegalmente con la moto bajo tierra en un tramo de túnel de un cuarto de milla. No llevaba casco y se golpeó la cabeza con una viga transversal. Estuvo en coma durante tres semanas y hospitalizado un año. Luego se retiró definitivamente y le pagaron la jubilación de una vez. Estaba él disfrutando de los beneficios de la jubilación anticipada cuando me lo encontré por primera vez en el club de jazz de M.J. Tenía una novia rubia que llevaba faldas muy ajustadas y pasaba mucho tiempo limándose las uñas. En la tenue luz del club de jazz, su cabello rubio platino parecía de plata. Fruncía los labios, incluso cuando no estaba hablando. Yo Estaba hechizado. Ella era como Brigitte Bardot. ¡Señor!, cuánto envidiaba a Geordie y su aspecto físico oscuro. Y por ser minero también se sentían todas las chicas atraídas por él. Pensé ... solo tengo que esperar hasta que crezca. Ese era el problema, simplemente no me sentía realizado en el aspecto sexual. Dejé la escuela, podía fanfarronear en la calle con la impronta de alguien que se había ido de la escuela, pero cuando me fui con los chicos mayores (y no eran mucho mayores), me sentí como si estuviera de pie allí, en el bar bebiendo mi pinta de Newcastle Brown Ale con pantalones cortos Fue horrible, me quedé muy fastidiado. Porque encontrar una chica que te guste es relativamente fácil. Quiero decir que la había visto, sabía lo que quería, siempre había una posibilidad de que pudiera conseguirla, pero ¿dónde podría hacerlo? El problema se solucionó porque Charlie que era un compañero mío había tenido un mal accidente y perdió el uso de su pierna derecha. Había estado en los últimos meses sin verlo. Ahora estaba de vuelta en casa y sus padres estaban " muy felices de tenerlo de vuelta". ¡Harían cualquier cosa por él, incluso confiarían en él si se quedaba en casa solo mientras se iban de vacaciones por dos semanas. Me alegré de haberle confiado y haberle hecho entender que tenía que conseguir follar. Sí, la casa está vacía por completo esta semana, dijo. Estoy cuidándola yo solo. Estaba apoyado contra la máquina de discos hacia la una de la tarde del domingo, apareció la rubia caminando hacia mí. Cuando ella se acercó, mi corazón saltó de emoción. Era ella, la chica de Geordie. El selector se movió en el mecanismo de la máquina de discos demasiado lentamente para mi gusto. Me quedé allí, mis ojos abiertos de par en par con mis manos apretadas dentro de los bolsillos de mi traje. Vamos, vamos, vamos. Se detuvo en el 43 - ¡lo tengo! Ella ahora estaba fijándose en la entrada del stand de atracciones de McKinley. La aguja golpeó la primera ranura en el registro. La guitarra de Chuck Berry surgió del disco, cruzó la pista y la atrajo como un imán hacia el tocadiscos donde estaba puesta. Se quitó la chaqueta y se sacudió el pelo y dijo: - ¡Uff! Qué calor hace - Sí, dije, mientras tarareaba las letras de Chuck. Me coloqué frente a ella que se mecía hacia los lados, de izquierda a derecha entre mis manos, sus piernas dobladas sobre el parqué, al tiempo que mis manos, brazos y piernas realizaban la imitación típica de Chuck Berry Sus ojos azules se abrieron tras el rímel y la boca de un púrpura pálido se convirtió en un - ¡Oh!. Eres bueno, dijo, ¡sabes bailar rock! Ahora tenía que ganármela obligatoriamente. Busqué en mis bolsillos más monedas y gracias a dios encontré un chelín escondido en mi bolsillo trasero de la noche anterior. Lo dejé caer en la ranura de la máquina y seleccioné "Blueberry Hill". Mientras buscaba otro disco, de repente me di cuenta de que su perfume se deslizaba por mis fosas nasales. Entonces pude sentir dos tetas duras, pero suaves, firmes justo debajo de mis omóplatos. Sus labios debían estar a menos de dos pulgadas de mi oreja cuando escuché: -"¿Tienes "Cavando mis papas" de Lonnie Donegan? Me dejó alucinado y me volví para hablar con ella cuando vi la cantidad de maquillaje que llevaba. Con su aroma y la vista en primer plano de sus pechos firmes pegados a la delicada prenda de seda, la perversa longitud de sus uñas, que parecían teñidas de sangre fresca, no pude resistir. La besé en los labios. - Estoy aquí en la costa con mi madre y mis hermanos, dijo. Están aquí cerca jugando. Te recuerdo de Nelson Street. Solía ir allí con Geordie. -¿Lo Recuerdas? - Sí, bueno, es gracioso. - Muy raro , Dijo ella. Rápidamente le dije ¿Qué tal este martes? ¿Vas a estar el martes? - Sí, podría ser, dijo, masticando tiernamente el chicle en su boca y bromeando acerca de su madre y los niños que daban la vuelta al parque de atracciones. - Bueno, yo también estaré allí. ¿Qué te parece? - Bien? ¿ querrás bailar?" -Claro, bailaré dije, farfullando entre dientes. -El Martes por la noche mi mejor pantalón Levis estaba recién lavado y planchado con una raya en las perneras. Llevaba puesta la nueva chaqueta negra de imitación de cuero con "Johnny" escrito en ella. No me la quité aunque tenía calor, porque estaba posando. Cuando ella me pidió que bailara, casi me muero, pero cuando los Clyde Valley Stompers sonaron en "Tiger Rag", me puse las pilas. Planté mis pies en el suelo y bailé. Luego tocaron blues. Bailé con la rubia hasta reventar. Ella se dio cuenta de mi cansancio y dijo:< p>-Necesito un cigarrillo, me agarró de la mano y tiró de mí hacia fuera de la pista de baile. Charlie estaba en la calle con las llaves de su casa vacía en el bolsillo. Winston Scott nos llevó allí en su automóvil, y cuando nos dejó frente a la puerta, debajo de la farola, estaba empezando a llover. -¡Ah!, es una casa grande y bonita dijo mientras caminaba a zancadas por el pasillo como si fuera la dueña. ¡ Wow!, una cocina encantadora. Me quedé en la entrada, quitándome lentamente el abrigo. Pude verla todo el camino hasta el final del pasillo en la cocina y una ventana a cuadros. Ella estaba debajo del foco brillante, todo lo que había soñado. Una mujer sexy en la cocina de otro, la chica de otro. Por fin estaba siendo malvado, me encantaba, me impulsaba. ¿Hay algo de comer? Dije disimulando. Estoy hambriento. Pelando las papas debajo del foco sobre el fregadero, su cabello platino ahora parecía blanco. Me quedé en la puerta, conversé brevemente con ella, abrí dos cervezas y miré con asombro, deslizándome por la pared junto a la puerta Estaba sentada en el suelo, y yo tenía una maravillosa vista de sus piernas bien formadas, los tobillos recortados y las caderas curvas, el color maravilloso de sus piernas ágiles vestidas con las medias en su tono claro de nylon. Me sentí inmerso en su feminidad, nunca había estado tan concentrado, tan involucrado, había podido tomarme mi tiempo, me había dado tiempo para ver, sentir, oler y ser alimentado por una mujer. Aquí tienes, judías y patatas fritas, dijo. ¿Quieres HP? ¿salsa? Nos sentamos a cenar, en la mesa casi vacía, bajo el candelabro de luces eléctricas: mi pie desnudo se movió por el suelo, perdí el aliento, noté la suave piel de becerro del zapato de tacón alto y la de su pierna. Mantuve la apariencia de estar hambriento, comí en contra de mi voluntad y temblé conservando las fuerzas, las judías Heinz quemaban en mi boca, soplaba y me burlé del plato de comida. Cuando ella terminó, yo estaba detrás y mis brazos alrededor de sus hombros. -¿Vas a hacer una taza de té, entonces? dijo ella girándose para mirarme, sonriendo. Ella cruzó las piernas y vi su muslo sonrió al reconocer el bulto cada vez mayor que estaba emergiendo incontrolablemente entre mis piernas. -Ahora tendremos el postre, dijo, señalándome y dejándome allí quieto, sonriendo de nuevo. -Pero me gustaría una taza de té, cariño. Se puso de pie, sonrió, me miró y pasó su mano por mi rostro, sus largas uñas se desvanecieron mientras lo hacía, enviando impulsos eléctricos a través de mi sistema nervioso "Claro, lo conseguiré". Me quedé allí solo en la cocina, con la puerta abierta, esperando a que hirviera el agua. Fui al armario a buscar la tetera, las bolsas de té, la leche y el azúcar. Me volví y miré por el pasillo. Un zapato blanco de tacón alto estaba en el suelo más allá, una media de nailon cubría la barandilla. Entré en el pasillo. "¡Té!" Grité por las escaleras. Silencio. - "¿Quieres un poco de té?" Dije. Pero no dijo nada. Caminé por el pasillo, recogí el zapato blanco, lo recogí y luego una media. Fui recogiendo por el camino escaleras arriba, un rastro de ropa interior que terminaba en el dormitorio. Ella estaba desnuda acostada con los brazos abiertos y una pierna al aire. yo rápidamente tiré su ropa al suelo y me quité los vaqueros y la camiseta. Ella movió sus piernas y se colocó en un lado. Las sombras claras y oscuras en la oscuridad se reflejaban en una parte del cabello suave, delicado y blanco. Una de sus manos se acercó a mí cuerpo rígido y todo comenzó con algo de rigidez. Imaginé en un horrible flash, la figura en blanco y negro de la madre de Charlie, que estaba de pie frente a una lavadora con una expresión desesperada en su rostro. La rubia me enganchó con su pierna derecha debajo de mi culo y me apretó contra ella. Nos acostamos juntos en las suaves y crujientes almohadas y sábanas blancas con nuestros cuerpos buscándose desesperadamente. Gritaba salvaje: - ¡sigue así! Y ¡ más, más!, ¡ no pares! finalmente emitió un gemido profundo y conmovedor. Me ahogué en sus labios, perdido entre su pelo. No existía en el mundo otra cosa que no fuese ella. Estaba envuelto por completo en ella, cuando de repente me preguntó: " -Bueno, ¿te gusta?¿Qué pasa contigo? -. Dije -¿Estás bromeando? --¿ Pero te has corrido? - Sí, he disfrutado mucho, ha sido magnífico. -¿Lo habías probado ya ?" -Sí, muchas veces, le mentí. No hubo reacción y ella sonrió. Pasé la prueba a medias, porque debo admitir que no estaba seguro de lo que había hecho. Su mano izquierda ahora empezó a moverse con fuerza y más lentamente, pero me estaba excitando y jugueteaba con mi pene todavía semiduro. Me lancé a estimular sus pechos que eran maravillosos. No había visto un par de pechos de este tamaño, que no eran grandes, ni mucho menos, pero me esforcé mucho con ellos. Sus pezones cambiaron de color y forma y esto me excitó aún más. Me quedé allí lo que parecieron horas. Estaba muy excitada, se recostó y me susurró al oído, -Otra vez, otra vez, hagámoslo. - Se hundió más en la cama y me preocupé si fuera a ser aún más difícil encontrar mi objetivo. Pero no, ahora estaba húmeda y suave. Ahora de verdad podía sentir lo que se suponía que debía sentir. Este rato fue tan fantástico como todas esas historias que había escuchado en la escuela, en los baños, detrás de la pared, fumando cigarrillos ilegales, bebiendo pintas con los tipos que trabajaban en las fábricas. Esta vez lo estaba sintiendo. Esta vez supe que me gustaba tanto como a ella. No quise quedarme allí y le dije adiós. Me separé de su cuerpo y me senté, mis piernas buscaron el borde de la cama, mis pies caminaron hacia la alfombra. Sabía, en ese momento, que nunca olvidaría su nombre, y que esta mujer, quienquiera que fuese, iba a tener un profundo efecto en mi vida sexual, que iba a ser un modelo a seguir en casi todas mis hazañas sexuales futuras. Mi segunda amada era la esposa de un minero. Por entonces me lo tenía tan creído que no me cortaba con nada. Ella me dijo que su marido trabajaba por la noche y dormía de día, así que no habría problema para nuestros encuentros. Era una morena, ágil, delgada, saludable y guapa joven que estaba tan orgullosa de su cuerpo aún después de haber tenido un hijo, que se levantaba el suéter para enseñarme el pecho diciendo: - ¿De verdad te gustan, no son preciosas? Normalmente no tenía respuesta a semejante cuestión y rápidamente me lanzaba. Me seguía y si alguna vez tenía que marcharse a casa con su viejo marido, me amaba en un descanso del Back Alley luego cogía el último bus. Ella se apartaba de su conducta de mujer casada y me provocaba una sensación nueva. Era hermosa y yo sabía que la situación podía ser peligrosa. No me daba cuenta de lo que significa el matrimonio entre dos personas, pero iba a recibir una gran lección. Me volvió loco hasta el punto de ir a por ella un jueves por la noche, aunque sabía que su marido no trabajaba los jueves y entonces iban juntos a bailar al Whitley Bay, enfrente del mar. Fui porque tenía necesidad de verla. Me habían dicho que me mantuviera alejado de ella, ya que esa era la noche en que su marido no trabajaba y se iban juntos a bailar en el Rex, en el paseo marítimo de Whitley Bay. Pero fui hasta allí. Tenía muchos deseos de verla. Al llegar, me encontré a Alex el rojo - "Ah, sí, ella está aquí", dijo, "¿te refieres a la pajarita morena con la que te he visto en el A Go-Go? - -Sí, esa es. Se inclinó hacia adelante. -Ella está aquí con su viejo. Eh! Al menos, eso me han dicho. Está casada con Max. Él trabaja en el pozo de mi hermano. Me han dicho que debes tener cuidado dijo Alex el rojo señalando con el dedo como advertencia. -Debí mirar alrededor nerviosamente por encima de mi hombro cuando Alex me dio esta información y una tremenda amenaza con la que el miedo recorrió mi sistema nervioso por vez primera. Debajo del cartel rojo de salida, la vi vestida de púrpura, devastadora en cada centímetro de su cuerpo: una verdadera hechicera. Lo siguiente que noté fueron sus ojos, oscuros, brillantes, mientras ella estaba ahí parada. Entré por la puerta batiente del aseo de las chicas, y me dirigí hacia ella. -Soy la mujer del viejo de allí sabes? -¿Es él?" Dije. "Bueno, ¿por qué me estás siguiendo, entonces?" - Yo no te estoy siguiendo, lo que pasa es que quiero advertirte porque mi viejo está aquí. -Pero qué, estás diciendo, de qué estás hablando? ¿Quieres decir que él lo sabe? -Bueno, antes no. Se lo he dicho esta noche. -¿qué has hecho? -Tenía que decírselo, Eric, no podía seguir así, él está aquí y quiere verte ". - La aparté a un lado, crucé las puertas batientes, salí al paseo marítimo y la playa. Sentí la arena fría y húmeda bajo mis pies y giré para dirigirme a la playa, donde encontré mi camino bloqueado por una gran forma humana. -¡Espera!". - Me detuve en seco. " "¿Eres el que está cantando en The Downbeat Club en Newcastle? " - Sí, soy yo ¿qué pasa?" Bueno", dijo, bajando la voz. He oído que me conoces muy bien. Ya sabes, la mujer de morado, con la que estabas hablando al salir. "Oh, no sabía que estaba casada". " -Eres un mentiroso", dijo - "Oh, no, lo soy", protesté, pero me di cuenta de que no tenía esperanza. Me habían pillado con las manos en la masa. Dios sabe lo que yo recé. Se hizo un silencio tormentoso. Esperaba sentir los golpes lloviendo sobre mí: una patada en la ingle, o la mandíbula alejándose de mi cara, cualquier cosa terrible. -Escucha, hombre, dijo, con voz ahogada, "por favor no la alejes de mí, solo te pido que no la animes". Ella es una salvaje y yo lo sé, pero yo solo deseo que ella esté bien Me volví y miré hacia él que estaba con los puños cerrados y muy enfadado. Yo quería que la arena me tragara o que las olas vinieran y me llevaran. Max me sacudió en mi orgullo hasta el punto de la verdadera vergüenza y desde entonces tuve un nuevo respeto por la mujer de otro hombre. Me dieron la lección que aún no había aprendido Un día, en 1958, durante un almuerzo en la universidad, vi mi revista favorita, "Jazz Monthly". Hojeando las páginas, estaba emocionado de ver algo que había estado esperando durante años. El Festival de Jazz de Antibes presentaría nada menos que a Ray Charles y su Orquesta No podía creerlo. Él estaría allí este verano con su banda original. Me preguntaba cómo obtener el dinero y el tiempo para llegar. El festival iba a ser a mediados de verano, así que tenía tiempo y podría conseguir el dinero. Cuando llegó el momento salí a la carretera con mi mochila en la espalda, en busca de Ray Charles. Había comprado las entradas a través del cupón de pedido por correo en 'Jazz Monthly'. Estaba en camino de vivir un sueño. Durante años me había sentado en casa escuchando discos suyos: Ray Charles At Newport y The Atlantic Blues Festival. Ahora iba a ir al sur de Francia para escuchar en una calurosa noche de verano a Ray Charles en vivo. Al principio todo iba perfecto. Navegué a través del Canal y viajé en coche hacia el sur. Aunque sabía que tenía poco tiempo para , alcancé la costa sur un día antes pero Los transbordos del día siguiente fueron malos. Nadie quería llevarme. No sabía dónde estaba, el concierto era el sábado por la noche y estábamos ya a viernes. pasé la noche en una antigua estación de ferrocarril, apoyado en mi mochila. A medianoche llegó un automóvil. Un francés caminó hacia la estación, miró alrededor y estaba a punto de irse cuando me acerqué a él. Pregunté y resultó que iba en mi dirección: Le mostré mi hoja de ruta. Traté de explicar que necesitaba un empujón, pero él intentó zafarse. Yo estaba tan enfadado que lo agarré, grité, y le amenacé. - OK, OK, dijo, vente conmigo. Agarré mis cosas, subí a su automóvil y me fui. Pero sabía que no iba a conseguir llegar. Llegué a Antibes justo cuando el festival había terminado. Ray Charles había recogido y se había ido .Así que había perdido la oportunidad de ver y escuchar en vivo al gran innovador e intérprete en un campo de la música que me encantaba. Me volví y comencé a hacer autostop hacia París. Yo era un chico inglés que no hablaba francés y viajaba solo. Sin embargo, París me atraía desde que estuve allí una vez con mis padres. Había visto la ciudad cuando era de libre acceso, pero ahora París era un hervidero de actividad política Realmente no sabía lo que estaba pasando, pero suponía que si no estaba atento, podía terminar en alguna situación peligrosa. La policía armada con ametralladoras y los policías antidisturbios estaban en todas partes. Había cuarteles de la policía móviles y autobuses llenos de milicianos armados estacionados en puntos estratégicos de la ciudad. Llegué a Malakov, el área comunista, en busca de un albergue barato. Encontré uno cerca de un campo de deportes, al lado de un estadio de fútbol grande. Justo en la calle del albergue había un café con una máquina de discos, un grupo de jóvenes franceses que solían pasar allí el tiempo bebiendo coñac y café, me hicieron compañía, aunque no sabía el francés, se portaron bien y se hicieron mis amigos. La máquina de los discos estaba cargada de discos de rhythm and blues Estaba allí un día comiendo huevos y cebolla con vino tinto, fui a la máquina de discos, elegí una tecla y presioné subiendo la canción "I Gotta Woman". Se oyó una ovación de los chavales franceses. Me volví y sonreí. - Ray Charles, ¿eh? - "Sí. ¡Viva Ray Charles! Gritaron. El solo de saxo sonó. Uno de los chicos se levantó e imitó el solo. "Fathead Newman" y grité. "¡Sí, viva Fathead!" Así que nos hicimos amigos y pasé muchas buenas noches bebiendo vino tinto barato y escuchando discos fantásticos. Parecía que el dueño del café permitía que los chicos trajeran sus propios discos. Y por eso la máquina estaba tan llena. Una noche me llevé una sorpresa cuando estaba paseando por la calle y vi un gran cartel. Era un dibujo increíble de un hombre con la cabeza echada hacia atrás con sus gafas oscuras Ray Charles. aparecía en París!. TENÍA que ver a Ray Charles . Pero una vez más me lo perdí. Las entradas eran carísimas y no podía pagarlas. Esto se estaba convirtiendo en una pesadilla, una Obsesión por Ray Charles. Me preguntaba si lo vería alguna vez. De vuelta al café esa noche, estaba sentado sobre una taza de café, con la cabeza hundida. Mis amigos franceses entraron y parecía que tampoco podían pagar las entradas increíblemente caras. Todos nos sentimos bastante mal. Por suerte, al poco tiempo vi cómo colocaban, un gran auditorio en el centro de la ciudad en el lugar donde Ray iba a actuar. Vimos a la gente amontonarse en las calles. Y por sorpresa nos dimos cuenta de que Ray Charles iba a tocar esa noche en un club muy conocido y asequible. Nos fuimos. Llegamos al club. Eran aproximadamente las 11 p.m. El lugar estaba lleno. Pagamos una pequeña tarifa de admisión y nos dirigimos al bar, y esperamos. Lo vi llegar. Era pequeño, mucho más pequeño de lo que pensaba. Sus extraños y animados gestos lo hacían parecer místico y casi irreal. Los instrumentos estaban allí junto con los miembros de la banda. Ray subió al escenario. Se sentó al piano, probó los micrófonos y se sumergió en su música, comenzando con "Rock House". Ray Charles nació en Albany, Georgia, EE.UU, Allá por 1930. Se quedó ciego con seis años y huérfano de adolescente. Estudió música en la escuela para ciegos donde recibió una educación religiosa Baptista que propició su sonido de gospel y soul, aunque también tenía raíces de jazz. Su primer gran éxito, "What'd I Say", editado en 1959, estaba impregnado de un aroma de iglesia, con llamada y respuesta en forma de Canon a dos voces. Ray fue una gran influencia en muchos cantantes, especialmente en los jóvenes cantantes blancos que descubrieron el "Rithym and Blues" a principios de los años sesenta. Nunca olvidaré la noche que vi a Ray Charles por primera vez. El local y el público cayeron a sus pies. Mis amigos franceses y yo estábamos allí y no podíamos creer lo que escuchábamos. Toda la sala se unió al canto cuando Ray tocó el primer acorde de "What'd I Say". Fue la noche más memorable de mi vida. Esa noche, en el camino de regreso a Malakov el metro, estaba caliente y humeante. De repente, sentí que mi pelo se movía por la parte posterior de mi cuello, como si hubiera si un viento caliente o estuviera soplando un viento que de repente barrió los túneles. Unos segundos más tarde, hubo una explosión ensordecedora y todos comenzaron a correr. Una terrible sensación de pánico se apoderó de mí cuando creí que iba a ser pisoteado, habían puesto una bomba y la cabeza me funcionó lo suficiente como para darme cuenta de que era hora de irme de París. Me despedí de mis amigos. Los volvería a ver cuando canté en el Olympia en París con THE ANIMALS. Au Revoir Paris. Regresé a Newcastle. TRES LOS BUENOS TIEMPOS. Cuando pienso en todos los buenos tiempos que malgasté pasándolo bien ERIC BURDON y los nuevos ANIMALS Los primeros sesenta fueron buenos tiempos en Newcastle. Pero a pesar de aquellos fines de semana tan locos con las chicas y las sesiones de música, la necesidad de aventuras permanecía. A nosotros, allá en el Noreste, Londres nos parecía tan excitante como París. Me gustaba escuchar las historias de J. Walkers sentados en un oscuro rincón del Club de Nueva Orleans en Melbourne Street Él nos contaba como se podían obtener algunas pastillas conocidas como "corazón púrpura" y esto era lo máximo que llegábamos a saber, referente a las drogas, aquí en Newcastle. Para estar contentos, había que hablar del hachís y no de alguna buena actuación musical. El Alexis Korner Blues Incorporated empezaba a sonar por allí y yo sabía que me encontraría en su camino, mientras DOREEN, mi adorada novia negra sufría porque era consciente de mi próxima partida en busca de experiencias musicales. Recuerdo haberle contado mis planes a la salida del cine, en la calle
fría y mojada por la lluvia: Cuando llegaran las siguientes vacaciones me iría a Londres en busca de
aventuras y fortuna. Algunas lágrimas brotaron de sus ojos y agarrándose fuerte a mi brazo, mientras
el bus pasaba de largo, me dijo: -
Yo estaba enamorado y sus intenciones eran buenas. Antes de marcharme, compré el anillo. Me encantaba
ver su sonrisa de felicidad. Pero algo dentro de mí se movía en lo mas profundo: Sabía que antes
o después debería partir para realizar mi sueño. Danny y Pat, mis dos amigos africanos, habían dejado Newcastle para unirse a una banda en Manchester. Me habían invitado junto a JOHN STEEL y cualquier otro que quisiera venir a ver aquello. Se nos prometía gran diversión con mujeres grandes y exóticas. 'Y tal vez un poco de hachís'. Manchester se nos presentaba como un paraíso. Por la noche atravesamos el paso ilegal guiados por Danny y Pat, quienes nos presentaron a sus amigos. Y encontramos todo lo que nos habían contado: Recuerdo una tarde en que vi a Danny y Pat enrollando el primer porro de hash que había visto en toda mi vida. Yo no fumé mucho, pero el par de bocanadas que di me marearon y al salir del apartamento, no podía pasar de un lado otro de la calle, porque Las rayas en el paso de cebra parecían moverse como una alfombra mágica bajo nuestros pies, y veía a la gente en la acera, riéndose de nosotros, mientras nos tambaleábamos de un lado a otro. Luego viajé a Londres, donde me dirigí al Ealing Broadway donde Alexis Korner tocaba con el genio de la armónica Cyril Davies y muchos otros que no me atraían. Era marzo de 1962. No lo sabía, pero se estaba haciendo historia. Las caras que vi en Ealing Broadway cambiarían la música rock y se convertirían en estrellas internacionales. Alrededor de las seis el local empezaba su movida. Me acerqué por la calle y me metí en un rincón oscuro y esperé a que comenzara la actuación Dick Heckstall-Smith fue el primero en aparecer con su impermeable, las gafas y una gorra para tapar la cabeza sin pelo. Con el saxofón bajo el brazo, caminó hacia la barra, pidió una pinta de cerveza amarga, se dirigió al escenario, abrió la caja, sacó el saxo y comenzó a afinar. Entonces llegó Alexis Korner quien sonriente destapó la guitarra y
comenzó a prepararse para la actuación, mientras el resto de la banda llegaba. Jack Bruce montó
su enorme
contrabajo. La corpulenta figura de Cyril Davies llegó con una caja llena de armónicas, un pequeño
amplificador y una cuña sujeta al arpa. Pronto comenzaron a improvisar y no pasó mucho tiempo
antes de que el lugar estuviera lleno y la audiencia pidiera música. Alexis Korner fue el primero de una larga lista de auténticos guitarristas del blues británico . Pasé la noche del domingo durmiendo en la estación de Euston, pero hacía frío y la policía no dejaba de fastidiarme. Si iba a quedarme en la ciudad, tenía que encontrar un lugar. Llamé a mi novia Doreen, cuyo hermano vivía en Londres. Ella me dio la dirección y fui a verle. Lindy Calder era un boxeador, un luchador
de peso mediano. Medía un metro noventa y estaba construido como una pared de ladrillos. Pero tenía
una cara muy simpática y su esposa irlandesa me hizo sentir como en casa hasta el miércoles por la
noche,
cuando partí para Soho y entré en el "Marquee" donde Alexis Korner en el escenario, sudaba a rabiar con su guitarra,
Cyril Davies hacía llorar a su harmónica y Ronnie Jones, cantaba Por desgracia, Cyril Davies murió de leucemia en 1964 y Alexis Korner murió de cáncer en 1984. Volviendo al "Ealing Broadway Club", Alexis y Cyril fueron pioneros. Tuve el valor de acercarme durante el descanso a Alexis, que estaba apoyado en el mostrador, y decirle que me había bajado desde Newcastle para escuchar a la banda. A él le pareció muy bien. Le pregunté si cabría la posibilidad de cantar con él. Hablamos de algunas canciones que podía probar, y él me rodeó los hombros con sus brazos y luego se fue hacia el escenario para comenzar la segunda parte. Me quedé en pie en la primera fila, tomando una cerveza y esperando ansiosamente que me llamaran al escenario. A mi lado estaba un joven y desconocido Rod Stewart rubio, alto, flaco y de pelo corto que cantaba y se movía al ritmo de la música. Nuestro turno había
llegado. Ambos subimos al escenario. Alexis era diplomático y dijo: Alexis se echó las gafas hacia atrás, mientras el sudor cubría su frente.
El público gritó. Vamos. ¡Adelante! - Éste es Eric Burdon de Newcastle. La banda comenzó y cantamos
el clásico de Billy Boy Arnold
Después cantamos otro blues y permanecimos en el escenario porque el público lo pidió. Lo pasé muy
bien y de esta forma el " Rhythm and Blues" seguía su camino. La bomba iba a explotar. Su historia fue
Fantástica: Había estado en Singapur en la Segunda Guerra Mundial cuando los Japoneses avanzaron,
y le capturaron, pero como era minero y por lo que su experiencia pudiera valer, en lugar de ir al Ferrocarril de la Muerte en Birmania, lo enviaron a Japón. donde pasó el resto de la Guerra trabajando en un pozo japonés. Con todos
los japoneses en la guerra, necesitaban sus habilidades para supervisar al resto de los hombres en las islas, pero era sobre todo con mujeres con las que trabajaba. Se enamoró de una mujer japonesa, se casó, tuvo y familia. Estaba en el pozo, cuando estalló la primera bomba sobre Hiroshima
Lo sacaron a la superficie un día después, cuando todo había sido devastado. Lo llevaron al hospital más cercano, que estaba en Nagasaki, en las afueras de la ciudad cuando estalló la segunda bomba.
Mi padre se había enfadado mucho porque no me daban un puesto como diseñador para el que me habían capacitado. Pero ahora estaba contento al verme hacer aquel tipo de trabajo.
Intenté en varias ocasiones conseguir un puesto en alguna empresa, pero descubrí que la mayoría de los puestos no se podían obtener sin una carta de recomendación de la universidad. A pesar de que había pasado mi 'NDD', me resultó muy difícil. Todavía estaba relacionado con el mundo estudiantil. La mayoría de los chicos de las bandas que tocaban en el 'Club de Nueva Orleans' los fines de semana también se codeaban con los universitarios. Por eso, a menudo nos llamaban a mí y a mí banda para actuar. Algunos de los estudiantes seguro que pensaban que yo seguía estudiando mucho después de que me fuera del College. Uno de ellos fue quien más adelante desempeñaría un importante papel en el desarrollo futuro de THE ANIMALS. Era Mike Jeffery, "El hombre de las gafas oscuras" M.J, como se le conocía, se haría grande en el futuro. Pero siempre estuvo rodeado de misterio, hasta su muerte en un accidente aéreo en España a finales de los años setenta. Jeffery fue uno de los fundadores del grupo pop Svengali que puso se hizo conocido en los años sesenta, con Brian Epstein, Robert Stigwood y Kit Lambert No es que Mike tuviese un estilo parecido, sino todo lo contrario. Pero como ellos sabían, él era un tipo que siempre se las arreglaba para estar en el lugar correcto en el momento correcto. Aunque una vez, por desgracia, en el lugar equivocado y en el peor momento. Mike Jeffery fue quien finalmente se convirtió en el manager de THE ANIMALS y más tarde llevaría a Jimi Hendrix en asociación con CHAS CHANDLER Él era un tipo de la generación de británicos de la posguerra, suficientemente mayor para conocer todo sobre el legado del Imperio y el antiguo ejército, al tiempo que se tomaba a broma su desaparición sin quedarse amarrado a la ética del viejo mundo. Él y otros mayores se movieron con soltura en la nueva era. Mike comenzó su cooperación con la música organizando bailes en la Universidad
alrededor de 1958. Usaba gafas oscuras, que tenía bajo prescripción médica. Tan oscuras como las
gafas de sol, también vestía colores oscuros, normalmente traje de rayas y corbata al viejo estilo.
Mike no era un soñador, como nosotros. Finalmente construyó un emporio que se extendía desde
Inglaterra hasta París, Mallorca y las Bahamas. Mike tenía
un montón
de guardianes a su servicio para proteger sus intereses en los clubes. El más notorio fue
"The Turk" , que tenía dos perros alsacianos altamente entrenados, y eran listos y rápidos.
Habían sido enseñados para estar uno en la parte superior de las escaleras y el otro
en la parte inferior. Los alborotadores, si llegaba el caso, se encontrarían presos al bajar las
escaleras. Había algunas chicas ardientes y asilvestradas. Con una de ellas, auxiliar de clínica dental, me dediqué a experimentar las locas fantasías de los hombres, cuando también descubrí la boca humana. ¡Era muy alta!, y tenía un maravilloso sentido del humor. Me amaba a causa de mi estatura que se lo ponía todo más fácil, envolviendo mis cortas piernas alrededor de las suyas tan larguiruchas. El Downbeat tenía bastante buena reputación entre los músicos del país, pero Mike Jeffery tenía grandes planes cuando abrió el Marimba que fue diseñado para dar servicio al oeste de Newcastle todas las tardes. Fue un intento de crear nuestro propio .Ronnie Scott. Tenía una cafetería y en el sótano estaba la sala de jazz. Estaba lleno de tuberías de gas y desagües cruzando el techo, pero los sábados por la noche estaba lleno de gente que proporcionaba la principal fuente de calor y claro, cuanto más mejor. Casi toda la música venía de los Hermanos Carr Muchas noches las pasaría yo en el Marimba con una botella de vodka en el bolsillo, una taza de café y mi mochila de la que nunca me desprendía. Y un día, algo extraño sucedió allí cuando llevaba abierto alrededor de un año. Tenía mejor reputación que el Downbeat, y no había tantas redadas , pero tal vez por el carácter latino del local, hacía menos negocio, a menos que hubiera una estrella invitada como Ronnie Scott Una tarde de
domingo
invernal estaba en el ' Grapes' tomando una cerveza con los amigos y cuando se
fue el último, decidí dar un paseo por la ciudad para tomar un poco de aire fresco. Torcí por el callejón que conducía al Marimba, cuando vi a Mike Carr, el organista, que
corría por allí con la cara muy pálida. Investigaron las causas del incendio y los periódicos dijeron que el problema estaba en los cables eléctricos del sótano. Yo leí estas
noticias a mi padre en casa cuando estaba viendo la televisión, pero se levantó y dijo:
Me miró por detrás de sus gafas oscuras, las puso hacia atrás sobre su nariz y dijo:
Mientras sucedía esto, hubo un evento de importancia mayor:
Los Beatles llegaron a la ciudad.
Tocaron en el Ayuntamiento de Newcastle. Fui a ver y escuchar el concierto. Todavía no habían estallado
a nivel nacional. No podía creer lo que veía. La cola era de tres vueltas alrededor del edificio. Sabía
que algo grande iba a pasar muy pronto. La música que tanto me gustaba y los grupos que la entendían, tocaban en muchos sitios diferentes. Había revuelo en Percy Street de Newcastle y yo estaba bastante satisfecho con el diseño. Había dos salas enormes, una sala de conciertos con bar y oficinas. Una sala de estar enmoquetada con capacidad para 300 personas con una pista de baile. La otra mitad del club era para miembros más jóvenes, con un bar de refrescos y una pista de baile más grande con capacidad de 500. Los sábados por la noche
siempre estaba lleno y el grupo de los más jóvenes bailaba hasta la medianoche. En La otra sala donde estaban los clientes mayores, servían bebida muy rápidamente Ronan apareció en Newcastle para vernos con. Giorgio Gomelsky, de The Yardbirds
y al final nos llevó a Londres. Fuimos e hicimos algunos conciertos de intercambio conThe Yardbirds.
Con el dinero que habíamos ganado en todos Los conciertos, sacamos para el pago de una camioneta Commer azul que transportaría al grupo y su
equipo Ahora me parece increíble que el equipo y el personal de los primeros THE ANIMALS,
se trasladaran sólo con esa furgoneta : Aparte de Allan Price, Hilton Valentine , John Steel, Chas
Chandler y yo, el nuevo guía, Alex El Rojo y el manager del tour Tappy Wright, Llevábamos amplificadores, guitarras, un pequeño sistema de
megafonía y nuestros efectos personales. De algún modo pudimos meterlo todo en nuestra fiel Commer azul, y salimos corriendo. Cuando salíamos de Newcastle para ir a un concierto en Londres, buscábamos "corazones púrpura" en la ciudad para mantenernos despiertos durante el viaje, pero no podía ser: Newcastle no tenía la provisión de drogas de Londres. De todos modos, algunas chicas le dieron a Tappy algunas pastillas que no eran de color púrpura, sino de un color rosado. Le dijeron que eran igual de fuertes y que harían el trabajo igual de bien y en efecto, pudo permanecer completamente despierto durante todo el camino hasta Londres, llegó
hasta allí y descubrimos que le habían dado píldoras femeninas contra los dolores de la regla. Un buen director de ruta es tan importante como un buen cantante principal. Newcastle quedó
detrás de nosotros y Londres pasó a ser la base desde ese momento. Llegué con gafas falsas, un bigote, un traje de negocios, cuello y corbata y estuvo perfecto, porque nadie me reconoció esa noche en el Cromwelliam. Luego vi como George miraba con ojos ardientes aquella frivolidad tocándose la barba oscura, tomó un trago de una taza de vino tinto de peltre. Me volví para ver a Eppy y Rik en el medio de la pista de baile, a Rik como a un querubín gradullón, con una sonrisa en su rostro, tratando de avergonzar a Brian Epstein Pero Eppy estaba disfrazado también de bailarina. Con una compañía tan alegre, no iban a avergonzarse, al menos, no esa noche. Anduvo pisando fuerte hasta Rik asumiendo el desafío. Eppy avanzó hacia él y Fin se cayó al suelo. Rugidos de risa de la multitud que miraba. Eppy bailaba, con la nariz hacia arriba porque el éxito era suyo, pero Rik no había terminado aún: Eppy no iba a irse de rositas . Comenzaron a rodar juntos por el suelo como dos enormes bebés sobre la pista de baile.
Y sacó un encendedor del bolsillo de su pantalón, caminó hacia la banderitas y farolillos que colgaban de la pared y les prendió fuego. Pronto los bomberos entraron vistiendo chaquetas amarillas y cascos, con las mangueras preparadas. Cuando los festivaleros salieron a la calle, estaban muy nerviosos o se reían como bobos. Me limité a compartir una píldora de amilnitrato con un amigo, porque andábamos escasos. En el patio que conducía al club, a veces se desataban peleas increíbles entre militares estadounidenses y jamaicanos, que se peleaban por una chica. Tenías que estar alerta, pero era emocionante. Los "corazones púrpura" eran el pan nuestro de cada día y se podían comprar fácilmente por unos pocos peniques. De vez en cuando, el dulce olor a marihuana se esparcía por el local cuando estábamos tocando, añadiendo un aire de misterio a la emoción. La pista de baile estaba en el centro del club, era pequeña y podía acoger a unas 200 personas de pie los sábados por la noche apretadas como sardinas. Las mejores noches eran los martes, cuando había entre veinte y cincuenta personas con espacio suficiente para bailar con el mejor sonido.
Huelga decir que el escenario era aún más pequeño. No teníamos espacio suficiente para movernos y yo casi siempre tenía que actuar en el suelo, junto a los que bailaban. Una vez instalados la batería y los teclados, había un breve espacio para Hilton y Chas, en un huequito del escenario. Pero yo desaparecía entre las cabezas de la primera fila. Llevaba botas de vaquero de suela gruesa y me subí encima de aquel monstruo blanco que sólo servía para colocar los vasos vacíos de la gente y para robarnos el espacio. Así que cuando me encaramé y comencé a saltar al ritmo de la música, aplastaba con mis pies, los vasos contra la tapa del piano.
Al público le encantó, estaban como locos. Salté mucho y muy fuerte, incitado por los chicos de la banda particularmente ALAN PRICE que, vengativo, odiaba ese monstruo blanco que nadie tocaba, que era sólo un estorbo, pero estaba allí y no iban a quitarlo, así que tuve que hacerlo por ellos.
Continué saltando y la tapa cedió y se astilló. Mis botas pisaron y golpearon lo que quedaba de las
cuerdas. Hice un ruido encantador. ALAN PRICE tenía una gran sonrisa y mantenía uno de los micrófonos
"Shure" al lado de las cuerdas mientras estallaban y vibraban. Georgie Fame era una cara común en el 'Flamingo' Los antillanos amaban a Georgie. Producía un sonido negro que a mediados de los años sesenta atraía al oído de los inmigrantes jamaicanos. Lo amaban, para ellos él era el rey. El 'Flamingo Club' pertenecía y era dirigido por dos hermanos, Rik y John Gunnell. También tenían una agencia y reservaban la mayoría de las actuaciones para su propio club, cuando los grupos estaban libres. Algunos de los conciertos que se hicieron en el 'Flamingo' y también en otro club suyo, el 'Bag O'Nails', donde actuban Georgie Fame y The Blue Flames,
Chris Farlowe y los Thunderbirds, Zoot Money"s Big Roll Band, Geno Washington, Ronnie Jones y John Mayalls Bluesbreakers. Saludó a la banda de Chris Farlowe. El barítono Nicky se puso en pie con los ojos tristes, sacudiendo la cabeza. Había noches mágicas
en el Flamingo, noches en que a los norteamericanos y los antillanos no les importaba
de quién era la mujer o a qué territorio pertenecía a a qué facción.
Cuando vio el Flamingo, aceptó que era como un viaje por su pasado. La crema de la sociedad londinense acudía a ese subterráneo para ver a algunas de las mejores bandas de R & B en Gran Bretaña. Atrapé a George Harrun un par de noches corriendo desde Beatledom, quien debió haber revivido las experiencias de Hamburgo. Y al final de esas noches completas era una sensación maravillosa salir de la oscuridad del club. El sábado por la noche al salir, hacía frío, el aire era fresco y ligero en las calles aquellas llenas de basura en Soho. Me dirigí al primer quiosco de periódicos, recogí la primera edición, busqué comida india, me fui a la cama y dormí todo el domingo. Flamingo era lo mejor para los fines de semana, no hay duda. La banda se había mudado a Londres y yo estaba hechizado. Aunque todavía
estaba profundamente prendado de Doreen Caulker, había hecho mi elección entre ella
o la carretera
y me había convertido en un viajero. CUATRO CUANDO ÉRAMOS UNA BANDA La banda estaba firmemente arraigada en Londres, su base de operaciones. Newcastle no era más que un lugar para ir de visita cuando teníamos tiempo libre.Ronan O'Rahilly había sido apartado de la escena y Mike Jeffery se encontraba en una posición segura como gerente de THE ANIMALS y progresando en la gestión de un contrato de grabación para la banda. La camioneta Commer iba recorriendo todo lo largo y ancho del Reino Unido, con Tappy Wright al volante. Algunos de los conciertos fueron agradables y fuimos aplaudidos. En otros conciertos, nos adoraban las chicas, y los muchachos nos odiaban. También hubo conciertos donde las chicas nos odiaron y fuimos alabadosaporlos chicos Algunos de los conciertos fueron fatal como el de Maryport en Cumberland. Ya se sabía que no iba a ir bien, desde el mismo momento en que entramos por la puerta. Había muchas bandas de Teds y Rockers con chaquetas de cuero se habían puesto en varios rincones a lo largo de la sala. Tappy estaba colocando el equipo con la ayuda de algunos tipos de allí. Miré por detrás de las cortinas del escenario, a través de la neblina azul de humo que llenaba la habitación. El lugar se estaba llenando un poco demasiado en sábado por la noche. Uno de los que nos ayudó con nuestro equipo comentó -"Esta noche está tranquilo, por lo general no es tan silencioso". Escuché que Tappy dijo -'No me parece tranquilo, amigo, parece que vamos a tener la sala llena' -'Sí, pero está relativamente tranquilo'. El tipo hizo su trabajo. Comprendimos de qué estaba hablando cuando comenzamos a tocar. Tan pronto como hicimos sonar nuestro primer número lo vimos. En este lugar, Maryport, no tenían bailes, tenían peleas. Las pandillas rivales, junto con sus amigas, se mezclaron entre sí. Fue una melée increíble, y sin embargo, de alguna manera la banda estaba recogida en un rincón. No nos alteramos. Seguimos actuando y ellos peleando. Supongo que así fue para cada grupo que apareció allí. A medida que nuestro conjunto musical se aceleraba, también lo hacía la violencia, y cuando alcanzamos la cima del set con un número de Isley Brothers llamado 'Shout' en el que el tempo se acelera hasta volverse frenético, y lleva un cambio de tono durante el canto a coro, puso a todos con los nervios de punta. Un fogonazo salió de la pista y alguien en la primera fila comenzó a meterse en una pandilla rival con una enorme espada de fuego. Había sangre en el suelo. No había más remedio que aceptarlo así que seguimos tocando a pesar de todo. También pasó en otras ciudades, como Leeds, por ejemplo, donde no pudimos controlar al público. Recuerdo estar en el escenario, y escuchar a varias personas lanzando improperios. Volved a vuestra casa, hijos bastardos de los Geordies. No pude soportarlo, así que salté desde el escenario. Con el poder del micrófono, pensé que no podía hacer nada mal. - A la mierda, todos, grité. Si quereis problemas, nos veremos detrás del escenario -Sí, vamos, cerdos Geordie. En la pelea estábamos rodeados. Sólo había una cosa que hacer, huir de allí. Pero estábamos tratando de ser geniales después del concierto y una muchedumbre rodeaba la furgoneta Commer, todos estaban nerviosos. Un círculo cada vez mayor de Teds apretados se burlaba de todos nosotros. Yo sabía que dependía de nosotros comenzar el lio. Chas, el gran mediador a quien había visto en acción muchas veces en el Club A Go-Go de Newcastle, movió un dedo hacia uno de los Teds, el más desagradable. 'Eh, por favor, ¿puedo hablar un momento con usted?' El tipo dio un paso adelante. Chas, como si estuviera a punto de comenzar una conversación, agachó la cabeza y luego la levantó de repente y la nariz del chico se derramó sobre su rostro en un repentino estallido de sangre roja. Saltamos a la camioneta, la puerta corredera se cerró. Tappy accionó el motor y arrancamos en la noche, pero Algunos "Teds" disponían de un Ford. Nos persiguieron, hasta que pudimos escapar. Durante la gira recibimos la buena noticia de que habíamos firmado con la discográfica Decca por un año. Mickie Most había conseguido un contrato de producción, así que fuimos al estudio a grabar nuestro primer disco 'Baby Let Me Take You Home'. Mike Jeffery también había asegurado un contrato con la Agencia Harold Davidson y Dick Katz en cuya oficina se hacía cargo de nuestros bolos. Con el poder de la agencia que nos cubría y el poder de nuestra música, nuestro primer disco se situó en el puesto número 15 de las listas nacionales. Los conciertos mejoraron y nos sentimos felices al descubrir que Peter Grant había sido designado gerente de ruta personal de la banda y que los deberes de Tappy Wright se habían cambiado por el cuidado del equipo únicamente. Peter Grant, ¡qué chico! ¡Parecía que tenía diez pies de ancho y seis pies de altura !, pero fue muy amable y a todos nos cayó muy bien. Había sido boxeador pero se convirtió en uno de los hombres más poderosos en el negocio de la música. Los primeros sinsabores de THE ANIMALS estaban lejos de haber terminado. La aventura de viajar, hacinados en la furgoneta Commer, o a veces en la Ford Galaxy, las horas de viaje juntos, el compartir habitación de hotel, causaría que los ánimos se encresparan por detalles insignificantes. En
una
ocasión en que paramos para echar gasolina en la autopista, los muchachos salieron del automóvil y se
dirigieron a la estación de servicio para recoger algunas revistas, periódicos y dulces. Cuando Chas
volvió al automóvil, se sentó en el asiento de Hilton Valentine. Hilton volvió. Estaba furioso. '
La gente que pasaba no podía creerlo. Estábamos parados sentados en el automóvil, leyendo en silencio
periódicos y revistas mientras Hilton rumiaba su enfado en el borde de hierba junto al automóvil.
Los intérpretes musicales de ambos lados del Atlántico tejieron un sorprendente patrón multicolor,
grabando cantidad de discos de éxito que tenían que promover. El rock'n'roll cubría las ondas del aire en
todo el mundo. Todos estábamos eufóricos en un mundo que la prensa y los medios examinaron minuciosamente
y controlaron en general. Y mientras tanto, hacíamos todo lo posible para entretener a la gente generando
mucha energía con la música que gustaba a la gente como la promesa del jazz
Norman Granz
Si el jazz era un diamante en bruto, el rock'n'roll era el broche de oro, generando calor y llamas.
Tappy, Hilton y yo, conduciendo hacia el norte de Londres a Newcastle durante un fin de semana libre, compusimos la melodía de las gafas. Teníamos la Ford Galaxy para nosotros solos. Debíamos haber estado cerca de la carretera más directa cuando tomamos la dirección opuesta apuntando y el castigo fue brutal de puro cansancio. Estábamos allí solos, porque el resto de los chicos se habían quedado en Londres. Nos dirigimos al norte, pasamos horas bajo el frío glacial. Acabábamos de terminar un concierto la noche anterior y los tres estábamos rendidos. Hilton estaba dormido en la parte de atrás, o mirando las luces de la carretera pasando por sus gafas redondas. Yo había estado conduciendo y no podía más. Me detuve en el camino e intenté que Tappy condujera los últimos kilómetros, estaba empezando a nevar y no pude despertarlo. La cabeza de Hilton surgió de los asientos traseros,
las gafas rojas reflectantes me miraban: No podía creer lo que estaba escuchando y realmente no confiaba en él. Habían pasado meses sin haber visto sus ojos. Se quitó las gafas. Él me miró directamente a la cara. Lo miré a los ojos. Parecían bastante claros, a pesar de que su nariz estaba marcada de rojo. Estaba tan cansado que no podía discutir con él - Venga, toma el volante y me puse en el asiento del medio, al lado de Tappy, 'Pero ve despacio, hombre, que está empezando a nevar'. Se dirigió al asiento del conductor. Subí a la fila de asientos traseros. Arrancamos y nos pusimos en camino hacia Newcastle. No pasó mucho tiempo hasta que me quedé dormido en un agradable sopor. Me despertó un ruido sordo y horrible, como si un bloque de edificios estuviese tratando de atravesar el suelo. Me puse de pie. Pude ver la cabeza y las manos de Hilton contemplando la noche al final del largo vehículo canadiense. Con la luz de los faros pude ver una franja blanca. Era nieve, pero demasiado blanca para una carretera. Era un campo. Cuando volví a mirar por la ventana, vi que el campo había sido reemplazado por una hilera de árboles y luego por otra cosa. ¡ Cristo! estábamos dando vueltas en círculos. Giramos lentamente en el aire unas cinco veces, luego la cabeza de Tappy se elevó desde el asiento del medio. Un tablón se estrelló contra el parabrisas entre la cabeza y el volante de Hilton quien se deslizó por la longitud del camión. T
Tappy se agachó justo a tiempo. Como a cámara lenta, el enorme tablón de madera se le escapó un centímetro
de la cabeza y se dirigió a mí. Por suerte lo evité, pero recorrió todo el automóvil y se detuvo en la parte
trasera. ¡Hubo una colisión! Todo en el camión se hizo añicos en el asiento delantero. ¡Amén! Por mi parte, conseguí mi primer coche, un pequeño TR6 de dos asientos. Compré un automóvil deportivo para tener la excusa perfecta y poder viajar solo. Pero también me hizo descuidar el tiempo y llegué tarde a un espectáculo.
Entré por la puerta del camerino de forma poco adecuada después de haber estacionado el TR6 en el exterior:
Toda la banda me miró fríamente, como el hielo. Peter Grant la montaña, caminó hacia mí.
¿Dónde diablos has estado?
Nos quedamos mudos. No podíamos creerlo, Íbamos a hacer una gira
con Chuck Berry. Habíamos adorado a Chuck Berry desde que estábamos en la escuela. Todos creíamos
sinceramente que Chuck era el poeta número uno de los Estados Unidos, y probablemente la mejor estrella
de rock'n'roll que jamás haya pisado ningún escenario en ninguna parte. Y estábamos de gira con él.
¡Las cosas realmente se estaban acelerando al fin! Los ensayos para la gira de Chuck Berry fueron
convocados en un teatro en el norte de Londres a las tres de la tarde de un día de septiembre. Al
llegar pudimos escuchar la banda de King Size Taylor improvisando y ensayando. En el micrófono,
en el centro del escenario, había un estadounidense negro con los pies enormes, una guitarra Gibson
roja con dos cordones colgando del cuello y dedos larguísimos sobre los trastes. Él era un líder
algo raro, con un mackintosh blanco. Uno, dos, va!. Marcó el tiempo y entraron en acción. Miré mi reloj, Eran las siete y cuarto. Estaba en el séptimo cielo, Ritmo, ritmo, ritmo de Rock. 'Stop, stop!' La banda se detuvo. Chuck Berry se dirigió a la banda y miró al baterista. "Escuchadme bien,
cuando pise este pedal, el mundo entero deja de girar". Ahora intentémoslo de nuevo.
Obviamente estaban calculando la cantidad de daño que se estaba haciendo en el teatro e calculando
las multas que tendrían que pagar. Luego, Chuck se dirigió al borde del escenario y le gritó a
Peter Grant: "¿Ya sacaste el dinero?" Grant negó con la cabeza: "No, no lo hicimos". Así que Chuck
volvió al escenario y cantó otra más. La audiencia estaba más que loca. Caminó una vez más a lo
largo del escenario y volvió a preguntar Entramos en el pasillo, el lugar estaba abarrotado y el tipo que manejabap
el lugar se acercó a nosotros, nos estrechó a todos las manos y nos dio la noticia de que
'House Of The Rising Sun' había alcanzado el número uno en las listas inglesas . El teléfono
sonaba todo el tiempo. Era gente felicitándonos por todas partes. Y por fin llegó la oferta
proveniente de la agencia que nos ofrecía una gira por Estados Unidos. Estábamos a punto
de cumplir el gran sueño de toda nuestra vida: actuar en la tierra que produjo la música
que tocábamos y amábamos tanto: Estados Unidos, la tierra de los blues. Cuando salí del escenario, nunca me había
sentido más alto en mi vida. Organizaron una gran fiesta para nosotros en el backstage
Cuando pude me alejé de la fiesta, agarré mi bolsa de viaje, subí unas escaleras y fui a
un camerino vacío. En la bolsa de viaje tenía un pequeño paquete de periódico y dentro
había un poco de hierba africana que me había dado. Graham Bond
CAPÍTULO CINCO EL SUEÑO AMERICANO Desde el principio tuve una relación de amor-odio con Estados Unidos. Desde muy joven, estaba dispuesto a apuntarme en la Marina Mercante con tal de llegar allí. La universidad y el rock'n'roll
me salvaron de eso, ¡y ahora tenía un viaje gratis en primera clase! todo gracias a la música. Pero
también desde el primer momento, nuestra pequeña banda honesta fue maltratada, explotada, presionada
y manipulada. Eso es lo que intentaron hacer y fue una verdadera vergüenza. Teníamos la energía
y el poder para comunicarnos con la gente, pero tan pronto como entramos
en América, todo nuestro dinero despareció, debido a la codicia de quienes nos rodeaban Eso no
quiere decir que sufriéramos , pero la verdad es que desde el momento en que llegamos al
aeropuerto Kennedy en Nueva York, nos encontramos inmersos en un carnaval de personajes disfrazados,
un carnaval que rechazó a nuestro público natural, nuestros fans, al tiempo que nosotros pasábamos
de ser autenticos animales libres
a ser títeres de comerciantes y fieras enjauladas en un circo donde los domadores, nos
hacían pasar por el aro.
Al menos de entre estos monstruos, a veces pudimos encontrar algunas personas buenas. Nos sonrieron desde detrás de sus máscara y nos moríamos por cortejarlas. Sentados con las capuchas puestas, el viento soplando en nuestras caras, estábamos paralizados cuando llegamos al Puente Lincoln. Pero me calenté manteniendo a mi chica aami lado y sintiendo sus piernas a través de las excitantes medias de red. Hice un esfuerzo para conversar con la modelo durante el camino al centro,
pero ella no quería nada de eso. Estuvimos rodeados de coches de policía y motocicletas a lo
largo de la ruta, no había nada que hacer. ¡Ellos lo hacían todo! Habíamos sido desviados
por la cuadrilla de seguridad. Sin embargo, abracé a mi chica mientras nuestros discos y mi voz
sonaban en la radio del automóvil. El promotor en el asiento del copiloto trató de entrecerrar
los ojos para no ver por el espejo retrovisor lo que estaba sucediendo en el asiento trasero.
En el coche de enfrente veía la gran cara sonriente de Hilton Valentine darse la vuelta mientras
me miraba por encima del hombro de su chica, saludándome con la mano. Casi no había nadie en las calles, excepto policías, así que fue divertido ver a nuestras chicas,
todas con una sonrisa fija y permanente que saludaban a la multitud inexistente mientras las apretábamos
con fuerza. Para cuando llegamos a Loews Mid Town Motor Inn en Manhattan, cerca del Paramount,
el antigo teatro de
Times Square, donde teníamos que tocar, todos estábamos congelados y eufóricos. ¡Estábamos
listos para tomar América por las bravas! La agencia nos había reservado una temporada promocional
en el , el famoso teatro. Íbamos a formar parte de su último show con una increíble variedad
de talentos del rock y del R & B. Una de las estrellas que conocimos muy bien. Fue ... ¿Adivina quién?
De Y allí estábamos en pantalla, antes de que tuviera la oportunidad de colocar mi bolsa de viaje. Pude verme en el aeropuerto. Me veía raro. Me moví hacia el televisor para
verme más de cerca. Alan salía genial, sonriendo alegremente. ¡Ese era yo-guau!
Sí, extrañado, como si estuviera dando vueltas, aturdido y paralizado.
En un descanso comercial. Para mi sorpresa, comenzando con Chas, todos nos pusimos de acuerdo gateando y gruñendo.
'Sí' ... yo creo que sí'. El adolescente aturdido nos miró con una expresión vidriosa. -'Oye chico, recuerda, ¡compra los discos, compra los discos, compra loooosss discooosss!' Estaba empezando a cansarme de las ideas de gestión de Mike. Ya me había sentido incómodo cuando él y Don Arden nos convencieron para usar trajes brillantes y claros. De momento en esta gira estadounidense, sentía que todo era perverso. Los fans nos habrían querido tal como éramos nosotros, gente normal de Newcastle. Hubiera funcionado bien. ¿Quién se necesitaba limpiar? Y en cuanto a los anuncios de chicles, yo sabía quién iba a ganarse el montón de dinero y que no iba a ser la banda
Tuve la terrible sensación en la boca del estómago de que estábamos siendo usados y estafados. Era arriesgado y dudoso. Salimos de Nueva York
después del show de Ed Sullivan con el maquillaje en la cara, sin habernos lavado. Nos quedamos
dormidos en el avión y nos despertamos en el otro extremo a punto de aterrizar en el aeropuerto
de Londres, solo para descubrir que el clima era pésimo y que debíamos desviarnos hacia el norte
en dirección a Manchester. Luego nos llevaron a Glasgow. Nos llevó dos días conseguir aterrizar.
No pudimos hacer los programas televisivos, Ready, Steady, Gol y estábamos muy mal de tiempo.
Para cuando volvimos a América, habíamos perdido fechas importantes en la gira. Lo odiaba. Odiaba cada minuto y estaba sorprendido de los chicos de la banda que mentían a regañadientes. Pero, ¿qué demonios? Al final lo aceptamos, y lo pagamos. ¡Una tarde invernal que tuve suficiente de todo! Los ensayos y reuniones de negocios tan aburridas, ahí, cincuenta pisos arriba en una torre de vidrio con hielo en Manhattan. Sentados alrededor de una gran mesa de nogal había filas de abogados y contadores. Me levanté, presenté una excusa y me bajé en ascensor a la calle. Estaba empezando a nevar. Los copos daban vueltas y hacía mucho frío. Pero no me importó. Tomó un taxi amarillo a Harlem. Nos detuvimos frente al Apollo. Por desgracia para mí, estaba cerrado. El aguanieve estaba cayendo de lado y me estaba helando. Pero yo estaba aquí por fin, y no iba a volver. Levanté la vista hacia las luces con los nombres de las grandes estrellas. Esa semana James Brown estaba en lo alto, con el apoyo deOtis Redding, B. B. King y los Shirelles. ¡Oh! Dios mío. Me quedé parado en la acera, solo
mirando las luces. Me estaba congelando y tuve que entrar en el edificio, al abrigo de la calle. La gente se movía enloquecida en todas direcciones. De repente aparecieron dos hombres que querían destrozar a Mitch Ryder en pedazos con unas sillas. Mitch se cayó al suelo y sus piernas se levantaron. Se tapó la cara con los brazos, para protegerse. Sin saber si esto era realidad o fantasía, me encontré sintiendo como si el borde de la pista de baile fuera el comienzo y el final de otro mundo. Miré hacia la parte oscura del club. Mitch había estado en el suelo, pero ahora no. Tal vez alguien lo había recogido y lo había sacado, en lo que me pareció una fracción de segundo. El lugar estaba ahora vacío, incluso los camareros se habían ido. No pude entender el motivo del ataque. Tal vez era una pandilla a la que Ryder había ofendido. Nunca me enteré de la verdad. Miré alrededor de la habitación vacía llena de humo, de basura, cristales rotos, mesas en todas partes. Cuando llegaron los policías estaba convencido de que estaba viendo cosas desde otro nivel de la conciencia . El camarero intentó darme una factura por 800 dólares. Al menos había sobrevivido a mi primer viaje con ácido en Nueva York. Un tiempo después, cuando pasaba por el Metropole, el club de jazz se había convertido en un club de topless. Recordé que allí había bailado la amiga de Hilton. Empecé a preguntarme si ella era tan fantástica o si era la droga lo que había acentuado su belleza Quise averiguarlo y entré viendo un rincón lleno de viejos sucios que babeaban. Un hombre a mi lado sostenía su bebida con las manos temblorosas, mientras la chica bailaba con los senos desnudos.
Más tarde la llevé a su casa. Nos besamos en la entrada del apartamento. Mis manos calientes acariciaron sus pechos perfectos. Yo no era su único admirador. Andy Warhol había dicho que tenía los mejores pechos de Nueva York. A ella le encantaba estar adormecida y soltó una risita: SEIS VOLVEMOS A LOS ESTADOS UNIDOS Siempre fue estupendo estar en nueva York. Teníamos muy buenas relaciones en las calles y con los fans. Ellos eran rápidos, pero nosotros lo éramos más. Nos convertimos en gente de la calle en poco tiempo pero no dejábamos de ser una curiosidad constantemente perseguida en la capital del pop. Por ejemplo, no nos gustaba salir del hotel con Chas a nuestro lado: Era tan alto, que llamaba la atención y al instante nos reconocían. Yendo por separado, al menos teníamos la posibilidad de tomar un taxi en lugar de la limusina y reencontrarnos en cualquier callejón oscuro ya lejos del hotel. Entonces, nos llamábamos por teléfono y preguntábamos el uno al otro si estaba listo para salir en unos minutos. De todos modos, nos reconocían en el vestíbulo. Queríamos llegar a los ascensores por separado, pero inevitablemente nos tropezábamos al salir o al entrar al hotel. Entonces los dos primeros miembros del grupo, ya fueran ALAN o HILTON rodaban haciendo girar la puerta las veces que hiciera falta. Hasta que una vez Chas se equivocó, dio contra el vidrio de puerta, y apareció en la calle empezando a correr como loco. Chas creía que estaba soñando. La ciudad era nuestra escapatoria, la calle era nuestra forma de escape porque pasábamos en el Apolo muchísimo tiempo. Para toda la banda era
como la Meca al final de un viaje largo y sacrificado , o como encontrar una olla de oro donde acaba el arco Iris. Fuera todo era rutinario: soportar a los cámaras por todas partes y por fin el descanso entre bastidores. Yo tenía un pase especial que Honey Coles me había dado personalmente. Por favor, por favor Baby, por favor no te vayas mendigando, suplicando: ?por favor quédate, no te vayas?. Esa fue una noche especial. Subiendo al escenario para unirse a él, apareció Otis Redding Los dos campeones de peso pesado de R & B estaban actuando un sábado en el escenario del Apollo frente a mis propios ojos. Años después me di cuenta de que nos había llamado Richard Nixon, que era un anciano con los hombros levantados, mandíbula larga y poco profunda, ojos oscuros y largos brazos que saludaba con la mano como un policía de tráfico. Pronto descubrimos que era mejor mantenerse fuera del camino del Sr. Sullivan, porque no era como uno de los profesionales habituales de la BBC TV a los que se podía molestar o empujar. ¡Este era Ed Sullivan! Sullivan les había gritado. ¿De qué se trataba? Cuando pasé su La puerta del vestuario oí a Sullivan gritar a voz en cuello que The Supremes nunca volvería a cantar en su show. El viejo Ed era el último de los dinosaurios. Por lo que respecta a nuestra pelea con él, acerca de conectar el nuevo single y no haciendo House Of The Rising Sun, se comprometió dándonos un lugar adicional. Debíamos hacer dos números en el programa, cantando ambas canciones. Dio la casualidad de que, después de tres días de preparación y ensayo, el espectáculo no resultó nada bien: Al ir a cantar House Of The Rising Sun, nos presentó desde el escenario a la izquierda en lugar de a la derecha, así que nos tropezamos con él yendo en la dirección opuesta y pareciendo simples arbustos. Luego, cuando tocamos el nuevo single, un loco saltó de la audiencia y comenzó a gritar lemas anti guerra y anti Lyndon Johnson y como los de la televisión eran anti-guerra, decidieron bloquear nuestra parte. Lo único bueno que resultó del espectáculo fue que Hilton había contactado a Dorothy y Mary Wilson de The Supremes y me dijo que podíamos ir a comer y beber con dos de las Supremas. Resultó ser una tarde muy agradable. Fuimos a uno o dos clubes, comimos algo, bebimos un poco y luego las acompañamos respetuosos a sus hoteles y agotados, regresamos a casa alrededor de la medianoche. Al día siguiente, un autobús turístico se detuvo frente al hotel. Pero no era una banda. Pertenecía al campeón mundial de boxeo, Muhammad Ali. Me encontré con Hilton Valentine y él tenía otras dos hermosas chicas de color. Estos dos iban a la fiesta de Muhammad Ali. Esto me desilusionó y la llevé al hotel. Cuando estaba en el ascensor para ir a mi habitación, un gran hombretón entró. Escondí la cabeza en un ejemplar del New York Daily News. Pero sentía al tipo cómo me miraba. Era un hombre negro enorme, de piel clara, pelo corto y enormes manos. No me gustó la expresión de su rostro.
Intenté salir del ascensor cuando llegó a mi planta. Salí corriendo por el pasillo y no me siguió. Pero quité el letrero de No Molestar, cerré la puerta y dije al operador que bloqueara todas las llamadas. Estaba temblando, pero a salvo. Cuando todo pasó, descubrí que todo había sido una especie de bromita y que Ali sólo se había divertido a mi costa. Al día siguiente recibí buenas noticias: Bob Levine y Mike Jeffery nos hicieron los arreglos para actuar en un lugar especial para invitados en el Apollo. Mike dio la noticia y nos leyó un telegrama del Apollo, como si procediera de la misma realeza negra. Nos habían invitado a tocar con The Syrelles y Chuck Jackson. ¡Guauu! Iba a ser emocionante tocar en la Meca de la música negra. Nuestro primer show fue por la tarde, que resultaba ser también el momento favorito para los recién llegados. Si pasábamos esa prueba, continuaríamos hacia arriba por el mágico tramo de escaleras, imparables, hasta la cima del mundo del entretenimiento. Pero también sabíamos que si el público no respondía bien a nuestra actuación, entonces se encendería el anzuelo del bote y una gran pértiga larga con un gancho en el extremo, nos lanzaría fuera del mundo del espectáculo. Nos pusimos detrás del escenario toqueteando las guitarras y los amplificadores y tratando de no pensar en lo que podría pasarnos si las cosas iban mal. Estábamos bastante nerviosos. Pero cuando pisamos el escenario, rápidamente nos sentimos como en casa. Aquello me recordó al Olympia en París. Nos abrimos paso a través de 'I'm Crying' y 'We've Got to Get Out Of This Place' pero fue la tercera canción, el clásico de Sam Cooke 'Bring It On Home to Me' , el que hizo que el público saltara en el pasillos. Tuvimos tres días de éxitos en el Apollo, tres shows al día y cada show fue una bomba. Los espectáculos de la tarde estaban algo más llenos de lo habitual. Estaba contentísimo y tenía derecho a estarlo. Incluso Alan Price sonreía, pero de repente el tercer día llegó la noticia de que nos habían cancelado en el Apollo. MJ, detrás de sus gafas oscuras, murmuró alguna excusa sobre que los sindicatos se habían quejado porque estábamos trabajando en dos lugares de la misma ciudad y que eso no podía ser según nuestro contrato. Así que no pudimos completar nuestra actuación aquella semana. Nunca descubrí por qué, pero creo que tuvo algo que ver con la policía, que hablaba de seguridad. Jóvenes blancos nos seguían hasta la ciudad y causaban problemas en un barrio negro. Yo, sin embargo, pensaba que era la bomba y una de las mejores cosas que habíamos hecho. Una noche en Manhattan, leí que iba a haber un show en el centro de Radio City Music Hall con Joe Tex y Charlie e Inez Fox dos actos que me moría por ver desde hacía años. Cuando Charlie e lnez subieron al escenario oí una entusiasta voz inglesa detrás de mí. Miré a mi alrededor y, sentado tres filas atrás, estaba Mick Jagger Muy interesado en el programa como yo, con los ojos abiertos y sonriendo. Él me devolvió el saludo y me sentó genial. Charlie e Inez terminaron con 'Mocking Bird' y al público le encantó. Joe Tex siguió con un funky 'See See Ríder', una canción que me influenció mucho. Más adelante usé el mismo arreglo. Y Mick había caído bajo el mismo hechizo: La siguiente vez que vi a Mick tocar en el escenario, él estaba temblando y moviendo sus manos en el aire. La combinación de la técnica de micrófonos de Joe Tex y los fabulosos pasos de baile de Charlie Fox se convirtieron en la base del estilo de Jagger. Yo pensé que buscaba su arma, sin embargo sacó un talonario de autógrafos. Él era algo más en vivo. Su sentido del tiempo era irreal. Kirk estaba ciego y tocaba tres instrumentos. También cantó con todo el poder de un coro de gospel, era un excelente percusionista y poseía una extraordinaria técnica de respiración que significaba que podía tocar solos sin pararse a respirar pausadamente. Era un verdadero gurú negro estadounidense. Cuando lo vi por primera vez en el escenario, parecía un Samurai harapiento y guerrero, adornado con relucientes instrumentos de plata y metal que parecían espadas. También estaba cubierto de cables, pick-ups y máquinas de cinta en miniatura, todos enchufados a amplificadores. Él era, como él mismo decía, un "árbol de sonidos". Un periodista negro de la revista Life me buscó en el Hotel Gorham. Había oído por la ciudad que una banda blanca había tocado en el Apollo. Quería saber qué interés tenía yo en esos ritmos. Dijo que podía llevarme a la iglesia de Daddy Grace que era como la trastienda del escenario en el Apollo Existía desde los años veinte y era una de las grandes iglesias negras de la nación. Daddy Grace consiguió una reputación excelente. La sala de la iglesia era enorme, allí cabían unas 1500 personas y cuando entramos por la puerta principal hacia aquel lugar, tuve la sensación de estar retrocediendo en el tiempo unos cincuenta años. La gente era en su mayoría mujeres, niños y ancianos. Nos sentamos, a unas veinte filas del altar. En el podio en la parte delantera de la congregación, estaba un viejo predicador negro tocando martillo y tenazas. Tres chicas jóvenes se pararon frente a él, dos de ellas estaban claramente embarazadas, la tercera, llorando, fue insultada por el predicador por estar embarazada.
Con nosotros viajaba un joven negro de Nueva York que había sido agregado a la tripulación. Nos habíamos encontrado con Sonny en el Apollo. Bob Levine lo conocía bien y sugirió que viniera a ayudarnos. La tripulación se iba haciendo cada vez más grande. Sonny fue acogido muy bien, pero yo me preguntaba si sabía a lo que se arriesgaba allí en el sur, con un grupo de blancos ingleses. ¿O había luchado ya con algunas bandas negras? No podía saberlo con seguridad y me preparé para nuestro primer viaje al sur. SIETE VIAJE A TRAVÉS DEL PASADO Estoy volviendo a Memphis, allí es donde quiero estar. Lo escuché en una canción Cuando era muy jovenMemphis Tennessee (Eric Burdon / Steve Grant) Volamos hacia el sur en nuestra primera gira estadounidense en el largo y caluroso verano de 1965. Fue un viaje lleno de emoción, tensiones y sorpresas. El séquito incluía a Bob Levine y su novia, Kathy. Bob había creado nuestro club de fans de Nueva York y nos habíamos conocido durante nuestra temporada en el Pararilount. Con su agudo olfato era un excelente guía de ruta. Su novia era una chica de ensueño. Ella era enfermera, simpática y hacía muy buen té. Necesitaba nuestro apoyo, porque era la única chica en la gira. Asistiendo a Bob estaba Sonny, el chico negro que habíamos conocido en el Apollo y reemplazó a Tappy Wright que tenía negocios en Inglaterra. Yo echaba de menos las risas con Tappy, pero Sonny también tenía un gran sentido del humor. Como copiloto estaba MJ con sus gafas oscuras, quien celebró nuestro éxito estadounidense comprándose un reloj de oro. Por supuesto allí estábamos los chicos de la banda y para asegurarse de que nadie se saliera de la línea, Peter Grant. Fue estupendo ver a Peter adaptarse a la vida estadounidense. Pero descubrí que no era un extraño en los Estados Unidos: Había estado allí tres años antes con Gene Vincent cuando estaba filmando una película en Hollywood. Tenía algunas historias feas que contar sobre Gene y la forma en que le estafó. Peter era un hombre nacido en la música, aunque había comenzado su carrera como luchador y actor secundario. Iba camino de los treinta para convertirse en uno de los mejores representantes en el negocio, y más tarde alcanzó la fama como causante del éxito de Led Zeppelin. Todos respetábamos mucho a Peter con quien viajábamos en nuestro propio avión fletado, ya que la mayoría de las actuaciones que estaban demasiado separadas para cubrirlas por carretera. ¡Nuestro propio avión! Estábamos convencidos de que esto significaba que teníamos verdadera fama y fortuna. El piloto, Bobby Mack , fue piloto en la Segunda Guerra Mundial y un borracho ardiente, no alcohólico, pero asombroso como borracho. Sin embargo, cuando se ponía al control del aparato, de alguna manera se enderezaba y volaba con rectitud. No me inquietaba Bobby Mack en absoluto, no me ponía nervioso. Me acostumbré a la forma con que se enderezaba en el trabajo, porque a mí estilo, eso mismo hacía yo. De todos modos, él siempre se las alabanzas en las peores circunstancias. Guardaba una botella de vodka escondida en algún lugar y le suponía una buena dosis de oxígeno por las mañanas, una excelente manera de comenzar el día. El avión que usamos era un Martin de doble motor, una especie de bañera vieja, parecida al DC3 Dakota, posado en ángulo en la pista. ¡Cuando despegó se estabilizó y todo estaba en posición correcta. Piloto y avión en unión eran perfectos. Arriba, en la cabina y justo detrás de la zona del piloto, Se habían eliminado muchas filas de asientos para abrir una mesa de juego. Los juegos de cartas feroces sonaron a todas horas en el aire. Comenzaron de manera casual con Mike Jeffrey, Chas Chandler y Peter Grant. Más tarde, en la gira Herman's Hermits se unió a nosotros, y Peter Noone, su cantante con los dientes separados, se unió a los jugadores. Las apuestas ascendieron a unos 7000 dólares. Peter Noone fue derrotado sin remedio una y otra vez, pero él siempre entraba en el juego. Chas se alejó de la mesa, con la cara sonrosada y sonriendo, con un fajo de billetes en el bolsillo del pantalón. 'Bien, abramos una botella de Jack D', dijo muy contento. Dos filas por detrás de Hilton estaban febrilmente ocupados con alguna hierba colombiana Dos filas por detrás de Hilton estábamos tremendamente ocupados con una hierba colombiana que habíamos apartado lejos de la banda. Rompimos el bloque, tiramos casi todas las semillas, y yo al otro lado del pasillo, enrollaba cigarrillos con una pila de papeles. Alan Price miraba por la ventana, admirando aquel vasto país de abajo. Detrás de él había amplificadores, guitarras y órganos. Hilton dormía encima de los amplificadores y Sonny estaba en el baño haciendo la colada y colgando la ropa mojada en una cuerda que había extendido entre los amplificadores. Sonny demostraba ser casi tan divertido como Tappy. Un pequeño cartel explicaba que la parcela de algodón había sido colocada allí por las Autoridades del Aeropuerto para dar a los viajeros una primera vista de las plantaciones de algodón, que resultaban muy bonitas. Cuando estábamos descargando el equipo, Sonny agarró una bandera de Estados Unidos , que nos habían dado unos fans. Chas y yo nos incorporamos y la pusimos sobre nuestros hombros, con Sonny reclinado en el medio, como si fuera un animal. Nos paseamos por el parche de algodón, cantando: La prensa alejó las cámaras de este espectáculo: Dos muchachos blancos idiotas y un negro loco, reclinados en la vieja Cruz del Sur, saludando y sonriendo. Debo explicar que, en este momento, el presidente Johnson todavía no había hecho votar en el parlamento su Ley de Igualdad Racial, por lo que aún había mucho que cambiar. El caso es que queríamos echar valor a la vida. Durante nuestra estancia, sus canciones recorrieron nuestras mentes. Caminamos por los pasillos del hotel cantando 'Blue'Blue Moon Of Kentucky, Shinin' Bright ... Era contagioso, ese blanco sureño. De eso ahora estábamosseguros. El público era estupendo. Muchas eran pequeñas colegialas en calma, hasta que comenzábamos a tocartpara convertirse en locas girando que asaltaban el escenario. Lanzaban sujetadores, bragas, cosas que habían aprendido a lanzar en los conciertos de los Beatles, galletas de animales, especialmente para nosotros, cepillos del pelo, libretas de direcciones, todo tipo de objetos. Y en la parte de atrás, después de cada show, nos daban la inevitable tarta : "Os hemos traído un pastel" La banda cantaba al unísono cuando las chicas entraban al vestuario. Chas tuvo la idea y sacó la funda blanca de su almohada y la puso sobre mi cabeza. , Venga, hombre. Convenceré a Price, tenemos que parecer una multitud. Usando un cuchillo de carne de la bandeja para la cena, cortamos agujeros para los ojos en las fundas de las almohadas y nos fuimos a la habitación de Sonny, donde el televisor estaba encendido. El cuarto estaba cerrado. Nos deslizamos las capuchas sobre nuestras cabezas. Pudimos vernos reflejados en un panel de vidrio. Teníamos las antorchas de gas que rodeaban la piscina del hotel, nos volvimos locos. La imagen era espantosa. Golpeé la puerta con los nudillos. Esta vez golpeé más fuerte y dos ojos se asomaron a la ventana, miraron hacia afuera y vieron a los miembros del horrible Klan encapuchados en la noche y sosteniendo antorchas, ardiendo. Sonny se asustó y de puro miedo, pegó un salto de casi seis pies. Las cortinas se cerraron. El gobernador, al parecer, era un fanático de la música local yde los Western, por supuesto. Sin embargo, era consciente de lo que significaba el rock'n'roll y del poder que tenía sobre los votantes jóvenes. Nos conocimos en la mansión del gobernador, la Casa Blanca en la colina. "Ahora este es un estado seco, ya sabeis", dijo el Gobernador, con un cigarro en la comisura de los labios. "El alcohol va en contra de la ley, pero si mis policías no pudieran conseguir el mejor alcohol ilegal en el condado, entonces será verdad que nadie podrá".
La barra nos proporcionaba una Coca-Cola o 7-Up con hielo, y tú ibas a tu casillero para llenar el vaso hasta arriba con licor. Esa era la única forma en que podíamos tomar un trago. Los policías habían inspeccionado los casilleros y las llaves que estaban lejos de nosotros. Eran buenos chicos. Al día siguiente actuamos en el Coliseo de Memphis, pero teníamos algunas horas libres para la prueba de sonido y nos invitaron a una sesión de registro de. Otiss Redding Condujimos a través de Memphis. Todo era de estilo anglosajón y blanco. De repente todo se volvió negro: Policías negros, gente negra, tiendas negras, música negra. Un amigable DJ nos llevó al famoso estudio de grabación Stax Volt, una antigua sala de cine situado en el corazón de la zona negra. Hombres negros y hombres blancos que trabajan juntos para hacer música soul. Cuando pasamos por el estudio principal donde la banda estaba sentada en círculo alrededor de los micrófonos, pasamos por los cables serpenteantes y entre los pianos. La banda de la casa incluía al hijo de AlJack en la batería y Steve Cropper en la guitarra.
CONTINUARÁ...
ERIC BURDON,1982.TRADUCCIÓN AL ESPAÑOL 2018
FERINA CERILLA, siglo XXI
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