SOLÍA SER UN ANIMAL, PERO AHORA ESTOY BIEN. Autobiografía de Eric Burdon en español.





INTRODUCCIÓN
Nunca he llevado un diario donde anotar mis cosas. La mayor parte de lo que estáis a punto de leer son recuerdos, sueños, sentimientos e incluso alucinaciones, pero así es el rock & roll. He tratado de vivir mi sueño lo mejor que he podido, porque desde el primer día que escuché música, sabía que tenía algún poder "especial".
Aún hoy no sé qué tipo de poder y el tiempo lo dirá.

Esta música nació en medio del dolor y las dificultades de los pobres: negros y trabajadores de los Estados Unidos de América y luego, a lo largo de los años, los hombres blancos la han convertido en un negocio de millones de dólares tan vasto y complejo como cualquier otro gran negocio en el mundo actual. No es de extrañar que sea fácil olvidar su comienzo: tres acordes simples y un golpe seco. Sus raíces están en la música Gospel, en los espirituales negros, en las canciones de blues, en los cantos de trabajo en el campo, en las canciones de Hollywood, del Viejo Sur. Se extendió a las grandes ciudades y quizá algún día llegue al espacio exterior.
Creo que hace mucho tiempo supe que el Rock podría apartarme o incluso destruirme, y por eso he seguido mi camino pisando el terreno fuertemente y confiado, ignorando y despreciando los aspectos comerciales, lo que ha tenido como consecuencia un gran coste económico y personal. Pero al menos he sobrevivido para poder contar la historia. ¡El dinero no puede comprarme!.
En los sesenta salieron los Beatles y empecé a creer en esta música, pero también mi historia es cierta, Todo lo que estoy escribiendo sucedió, aunque no siempre aparece en el orden correcto. No podría recordarlo exactamente: Cuando pasas una o dos semanas con una furgoneta en la carretera yendo de gira, la vida se vuelve borrosa.
Una ciudad es muy parecida a otra, una habitación caliente igual a la siguiente: Aquí os presento mi punto de vista y El lector recreará las sensaciones de la vida de un rockero y el crecimiento de un chaval perteneciente a una familia de clase trabajadora en la Inglaterra de posguerra.
De repente, me proyectaron hacia un mundo nuevo y me convertí en uno de los pocos privilegiados. "La experiencia es lo más importante", dijo un amigo mío una vez y con ello me hizo ver que había que salir, aprender con la y progresar. Escuchando blues oí decir: "Estas historias carecen de sentido, no tienen una finalidad, sólo muestran que no hay nada bueno en el hombre".
ERIC BURDON
Newcastle sobre el Tyne
Inglaterra


UNO



NUESTRA CALLE















Me crié en plena guerra. Nací en 1941, cuando el mundo entero ardía en llamas. En el este los japoneses avanzaban hacia la costa oeste de EEUU. Los alemanes se abrían camino en Rusia hacia Stalingrado y Moscú y los británicos la habían cagado en Dunkerque. Herramientas, guerra y más guerra. Los primeros diez años de mi vida parecieron transcurrir como una película en blanco y negro. Larga, grisácea, de esas que dan en el cine para explicar las noticias.


Nací en Newcastle sobre el Tyne, una población dura y orgullosa donde era conocido por mis paisanos como uno de los Geordies. Ahora formo parte de un negocio que ha generado millones para bastante gente, pero no para mí, que en este momento, me veo obligado a pedir dinero a mis padres para sobrevivir. ¿Por qué razón? ¿Qué he hecho? ¿Qué he ganado? y ¿qué he aprendido?


Hay algo que quiero decir sobre el hecho de haber nacido y crecido en esta parte de la costa este de Gran Bretaña y que no podría olvidar, dondequiera que me encuentre, - Japón, California, Francia o Suecia- Este hecho me recuerda constantemente mi origen y lo que significa. Es un buen lugar al que pertenecer, y sin embargo, durante todo el tiempo del que soy consciente, lo único que yo quería era marcharme.

La Música, el valor de colocarse para poder subir a un escenario y dar la cara en una sala llena de gente. Cantar con emoción es lo que deseaba profundamente en mi interior.
Lo que me ayudó a escapar de Newcastle, o sea, poder ver el resto del mundo se reveló como un sentimiento de gran profundidad, pero la naturaleza humana es así y por eso estoy de vuelta en mi pueblo.

Al iniciar este viaje de regreso a mi historia personal pensé que era lo mejor para escribir la verdad y lo que vale la pena.



La avenida Marondale es un callejón sin salida en un barrio construido justo antes de la Segunda Guerra Mundial sólo para dar vivienda a los trabajadores de las industrias pesadas que se encuentran a lo largo de las orillas del río Tyne.
Cul-de-sac es una forma chic de decir calle sin salida, pero esta pequeña comunidad estaba lejos de estar muerta, por entonces mi barriada era como un pueblo pequeño y todavía hoy día lo es. Todos conocen a todos. En aquella época mi padre era un técnico electricista empleado por la industria naval en la orilla del río, a una milla de donde vivíamos. Desde mi habitación podía ver las grúas pesadas que se utilizaban para mover las enormes planchas de hierro que se iban a soldar para hacer grandes barcos y cañones que para mí eran como dinosaurios, como monstruos de tiempos prehistóricos.

Este callejón sin salida era semcircular con una hilera de casas de ladrillo rojo para familias y parejas. Nuestra casa era el número 31.



La casa de mis padres estaba abierta día y noche a amigos y extraños. No teníamos miedo de ser robados, porque todos nos conocíamos: teníamos el mejor sistema de seguridad del mundo. Cada casa estaba detrás de un muro bajo de ladrillo con una puertita de madera. Detrás había un patio pequeño, perfecto para los juegos. No pasaban coches. Cuando estaba oscuro y las luces de las farolas se encendían, el callejón semicircular de ladrillo, se convertía en una plaza para los niños. Fútbol de cinco jugadores, peleas de bola de nieve, béisbol, luchas romanas, juegos de guerra, hogueras y carreras de bicis. Podemos decir que jugábamos justo delante de mi puerta. Los niños que vivían cerca, venían a jugar a Marondale, aunque no estuvieran en su calle. Como la mayoría de los niños del mundo, estábamos asilvestrados. Los juegos eran cada vez más y más brutos siempre que hubiese algo con qué jugar, como la deseadísima pelota que una vez rompió la ventana de un dormitorio. Así era aquello: Los vecinos muy enfadados vinieron gritando al área de juego mientras nosotros desaparecíamos en la oscuridad de la noche. Después uno a uno íbamos volviendo al lugar para volver a empezar.


Mi padre, Mathew Baird Burdon era un hombre pequeño con el pelo blanco, bigotito y temperamento fuerte, (excepto con mi madre). Era un individuo tranquilo, de mentalidad sencilla, que hacía lo mejor para poder vivir y dejar vivir. Siempre fue un hombre de fuertes convicciones, que se conocían sólo penetrando en su mente en profundidad, para encontrarlas. No quería tomar partido en la guerra, aunque tampoco estaba dispuesto a convertirse en objetor de conciencia, lo que le hubiera causado mayores problemas. En silencio se aseguró de no involucrarse con la guerra en el frente y cumplió sus años de servicio después de que yo naciera, trabajando como electricista en la industria de fabricación de grandes armas en Dover. Ésta fue su contribución sin tener que disparar.
También era ateo a su manera. Aunque lo que de verdad odiaba era la religión organizada de cualquier tipo, a excepción del Ejército de Salvación del cual pensaba que estaba por encima de las organizaciones religiosas normales ya que hicieron algo por los pobres. (Seguramente obtuvo de ese ejército una sopa caliente o una taza de té, en medio de aquellas desoladoras noches durante los años de la guerra) Él bebía habitualmente pero yo sólo lo vi borracho una vez. No creo haberle oído nunca jurar ni decir palabrotas. Supongo que lo que estoy tratando de decir es que era un buen hombre y yo respetaba mucho su forma de actuar.


Mi madre también es pequeña, bien construida, dura como una piedra y querida por todos. Tiene una cara grande, ancha, con los ojos grandes heredados de su madre, Clara. Me acuerdo de las salvajadas que hice cuando era niño pero casi nunca fui castigado físicamente, algo por lo que estoy agradecido.
Creo firmemente que no sirve de nada. Mi padre me pegó una sola vez. Debió ser uno de esos períodos en su vida , cuando las cosas estaban realmente difíciles y él se encontró a sí mismo en el extremo de su cinturón . Caminaba a casa con mi abrigo verde y zapatos nuevos, cubiertos de barro. Seguro que se horrorizarían al verme regresar en tal estado. Habían trabajado duramente para poder comprarme ropa. Y yo venía tan cubierto de barro y suciedad, que no podía pasar. Me quedé allí debajo de las escaleras en mi patio con lágrimas en los ojos. Sabía que era un buen escondite y que no iba a tener la oportunidad de explicar cómo durante el camino caí, sin querer, en la escombrera de unas obras. La tierra estaba mojada y se hundía bajo el peso de mi cuerpo. Entré en pánico y grité pidiendo socorro. Alguien de las obras cercanas escuchó mis gritos, vino y me recogió. Así fue cómo me ensucié de barro. Durante muchos años no pude olvidar el enfado de mi padre, pero aquella fue la única vez. Otras veces, cuando me había portado mal, mi madre tenía una respuesta sencilla: se sentaba sobre mí, con todo su peso, hasta que no podía moverme ni hacer nada. Mi enfado acababa por desaparecer y ella seguía sentada encima de mí, haciéndome cosquillas, convirtiendo mis lágrimas en los movimientos nerviosos propios de la risa.


Clara, mi abuela materna, era una gran señora escocesa. Ella era tan arrogante como la niña bien que había sido educada por su familia. Ella partía el bacalao. Pero en la víspera de Año Nuevo cantaba canciones populares escocesas y baladas irlandesas en gaélico. A solas en el medio de la sala, podía hacer llorar de emoción a cualquiera.


Mi abuelo, su esposo Jack, medía más de seis pies de alto. Siempre inmaculadamente vestido, había sido un minero desde los catorce años y había perdido el oído en la Primera Guerra Mundial, fue campeón de billar en el noreste de Inglaterra. Fumaba y echaba juramentos como un soldado, pero yo le quería. Solíamos ir a ver uno de los dos trabajos que tenía. Uno se encontraba en las salas deEmpire Theatre de Newcastle y el otro en el Newcastle United Football Club
En ese tiempo de mi infancia mis abuelos tenían una casa pequeña justo al otro lado de del campo de fútbol de Newcastle. Los asiduos eran una mezcla de la peña atlética de fútbol y la peña teatral del Empire. Los sábados, una mezcla de las dos facciones se reunía con pintas de cerveza en la mano, para ver al Newcastle United jugar contra otro equipo, desde la azotea de la casa de mi abuela.
Era un mundo de fans del futbol, campeones de billar y corredores de apuestas. Muchas noches que pasaba con mi abuelo en aquella azotea, viendo a los actores en el teatro y mirando hacia abajo a través de las cortinas, bambalinas y cuerdas, me imaginaba que era el Fantasma de la Ópera (una de las primeras películas que recuerdo haber visto).


La Primera Guerra Mundial había contribuido a la sordera de mi abuelo, pero la Segunda Guerra Mundial hizo que los oídos de mi padre fueran más agudos. Recuerdo que con cuatro o cinco años mi padre y yo, con las toallas y los trajes de baño bajo los brazos, íbamos de camino hacia la piscina con un envoltorio de pescado y patatas fritas. Estaba saltando felizmente, sin temer nada en el mundo, cuando de repente mi padre se paró. A lo lejos escuchamos un gran ruido muy familiar para sus oídos.
-Bueno, dijo. Rápidamente me recogió, mi pescado y patatas fritas se iban cayendo sobre la carretera. "Papá," grité, "mis patatas fritas" No te preocupes por tus patatas. Me agarró y me estampó contra una puerta, presionando mi cuerpo con el suyo y contra la pared lo más posible. El ruido se hizo más fuerte: un bombardero Stuka. El aterrador aullido de los motores Messerschmitt penetró la noche. De repente, se detuvo y se echó a reír. Yo no sabía lo que estaba pasando. Estaba confundido, pero luego me di cuenta de que era un cine con sus puertas abiertas en la cálida noche de verano. La banda sonora de Movietone News se había filtrado en la calle, asustando a mi padre que creyó que era un verdadero ataque. -Lo siento, hijo, te daré más patatas fritas y se rio. Volveremos a la tienda de pescado y compraremos más-. Las máscaras de gas y los refugios antiaéreos formaban parte de nuestra vida cotidiana. Tenía una máscara de gas de goma que en realidad era una cuna de muñeco con una tapa de Plexiglás para poder ver, pero tenía un confortable aire hermético y yo la llevaba por la calle.

En los primeros días de la guerra se me paseaba arriba y abajo a intervalos regulares por las escaleras de la Avenida Marondale 31, durante las alertas de ataque aéreo, tanto si se trataba de un ejercicio de prácticas o de un ataque real.



El día que nací hubo un ataque aéreo, aunque Newcastle salió sólo ligeramente perjudicada de los bombardeos Estábamos en el extremo noreste, lejos de la mayoría de los objetivos principales en el sur. Sólo hubo dos incursiones aéreas en Newcastle durante la guerra, una en la noche en que nací y otra, mucho después cuando apuntaron al parque de mercancías de la Estación Central de Newcastle. Durante la última incursión mi otra abuela, la madre de mi padre, puso un vagón de tren y un trozo de ferrocarril en su azotea y en el patio de atrás. Vivían a tres millas de distancia del parque de mercancías que había sido alcanzado y esa fue la principal consecuencia de la explosión de las bombas alemanas aquella noche. Mi padre había nacido y se crio en esa casa, que más parecía el frente. Uno de mis primeros recuerdos es ver un barquito golpeado y hundido por un barco más grande, junto al río, justo debajo de la ventana trasera de mi abuela. La tripulación fue dispersada por seguridad a lo largo del río Tyne, helado y con las aguas contaminadas .
Otro recuerdo me viene a la mente: Me imagino arrastrándome por el salón de mi abuela en la oscuridad, asomarme al ventanal entre las cortinas y ver luna llena y la fantasmal figura de un Junkers 88 que volaba a lo largo del rio.
Debido a la escasez de té, hacíamos compras en la parte oeste de Newcastle. Y recuerdo el club NAAFI, los soldados estadounidenses, las caras de los muchachos negros. Recuerdo mi admiración por sus pieles negras y cabellos extraños.
Otros soldados se reunían en grupos, con un pequeño parche de cristal negro en sus uniformes. Eran prisioneros alemanes que habían sido puestos a trabajar en las granjas en los distritos periféricos. Se les permitía entrar a la ciudad los fines de semana para poder comprar. Había rumores sobre un espía alemán escondido en el bosque. Todos pensaban sin querer en este escurridizo espía jefe. Le pregunté a mi padre sobre este asunto y me dijo que Rudolf Hess había robado un avión privado del Alto Mando Alemán y había volado sobre el mar del Norte y aterrizado en Escocia, para encontrar refugio. Él había tratado de negociar con el gobierno británico para poner fin a la guerra, cuando de repente, las hostilidades habían terminado.


Día de Victoria. Recuerdo las celebraciones en las calles como si fuera ayer. Creo que mi primer contacto con el amor se produjo debajo de una de las enormes mesas de madera que habían puesto en las calles, lejos de las celdas masificadas. Las mesas estaban cubiertas por banderas. Escondido debajo de esas mesas, tomé de la mano a una niñita rubia y de tez rosada y nos sentamos allí: copiamos a nuestros mayores, brindando con nuestras tazas de victoria llenas de burbujas de un verde brillante. Comida y ropa fueron racionados; las monedas de entonces eran cigarrillos y medias de nylon, imposibles de obtener fuera del mercado negro. Observé con fascinación con los ojos muy abiertos cómo mi madre pintaba costuras falsas en las piernas de su hermana, mi tía, que vivía con nosotros.
Ella estaba cortejando y trajo a casa a un muchacho de pelo rubio, cuyo nombre era Alf. Él era un entusiasta de las motocicletas. Me llevó detrás y así comenzó mi larga carrera con las motos. "Cuanto más rápido te mueves, más tiempo vives", dijo mi tío favorito a partir de entonces, cuando iba yo subido a su moto AJS brillando al sol.


La guerra terminó, los soldados llegaron a casa. Hubo muchos divorcios, muchas familias rotas y muchos que no regresaron. Había niños en el extremo occidental de Newcastle sin zapatos. Había mucha pobreza y mucho desempleo, pero yo nunca me di cuenta porque mis padres me protegieron. Tuve suerte y fui más afortunado que la gran mayoría.


Mi tío Jack también regresó. Era Sargento de infantería en Durham Light. Había estado fuera en algún lugar. Cuando cayó estaba en Singapur y lo apresaron por un tiempo. Antes de la guerra, había sido el jefe de guardia de Shanghai en la prisión militar británica y cuando la guerra había terminado, decidió seguir luchando, pero cayó prisionero y fue condenado a cadena perpetua. Pudo regresar gracias a una ayuda en Hong Kong, hacia 1951. En una de sus visitas a casa cuando estaba de permiso, trajo con él un cabo Gurkha y una pistola Bren que colocaron sobre la mesa en la casa de mi abuela. Olía a petróleo y parecía la muerte; Estaba fascinado por eso. Creo que puse nervioso a los dos hombres, dando vueltas y haciendo preguntas, pero no podían librarse de mí.

Después de pedirle unas veinte veces que me dejara ver su arma, el cabo Gurkha por fin consiguió doblegarme: Cuando nadie miraba, sacó rápidamente una fantástica espada enorme. Sus grandes ojos se iluminaron, tomó mi mano izquierda, y pasó la hoja rápidamente por mi pulgar,cortandome un poco. Grité y salté hacia atrás con horror, los ojos se me llenaron de lágrimas al ver la sangre y comencé a gemir. Sin compasión alguna el Tío Jack me dijo:
- Que esto te sirva de lección, (Los gurkhas nunca sacan sus cuchillos sin sacar sangre).

Lo peor es que si se lo contaba a mis amigos se reirían como si fuera una patraña.



Mi escuela estaba enclavada entre un matadero de un lado y el astillero de Vickers Armstrong en el otro, así que estando asqueado por el mal olor del matadero y atronado por el ruido de maquinaria pesada del astillero, no era de extrañar que pasara por el típico alumno lento. Hubo momentos en que un estudiante tras otro debían salir del aula, para vomitar si el viento soplaba en la dirección que traía la peste. En los calurosos días de verano, había que cerrar las ventanas por el ruido que hacían las máquinas de soldar.


Entre la escuela en la orilla del río y donde vivía en Marondale, había un campo de tierra virgen sin explotar. Parte de esto todavía existe hoy. En aquel entonces, para nosotros los niños del vecindario, era tan salvaje e inmenso como las praderas abiertas del lejano oeste que habíamos leído y visto en las películas. ¡Este era el lugar donde los niños católicos y protestantes batallaban en serio! En el camino a casa desde la escuela. Nuestras armerías, nuestros planes de batalla y nuestros escondites se formaron a partir de la chatarra en desuso y enredada que quedó abandonada después de la guerra. El campo estaba lleno de virutas de metal. Búnkeres, puestos de ametralladoras, barreras antitanque, rollos de peligroso alambre de púas viejo y oxidado. En las búsquedas de fin de semana, podíamos desenterrar todo, desde bombas activas, hasta granadas de mano. Los niños mayores traían pistolas de aire comprimido y, de vez en cuando, alguna real. Una vez un chaval trajo un 303 Lee Enfield. Pusieron botellas y latas como blancos que pintaron de rojo como corazones.


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En la escuela yo era un ávido coleccionista de cómics. Aún así cambié cinco de mis mejores cómics de color americano, por una pistola de aire comprimido Daisy.
Sabía que mi padre se volvería loco si se enteraba. Fue mi mayor secreto hasta la fecha, ya que mi padre era totalmente anti-guerra. Ni siquiera me dejaba ir a ver las películas de guerra que la mayoría de los niños conocían. Recuerdo especialmente haber tenido una discusión con él sobre el hecho de que quería ver a James Masson, mi actor favorito, en la película sobre Rommel y me fue estrictamente prohibido. De la pistola no podría hablar, volví a casa desde la escuela con ella escondida en el bolsillo de mi chaqueta. Me dieron una o dos balas de madera y dardos para probarla.

Presioné el cañón contra una superficie dura proporcionando el aire comprimido para proyectar el pellet. Cuando tiré del gatillo salió disparado como una bala.
Estaba abajo, en el pasillo de la casa, comprobándolo antes de subir. De repente, vi una enorme mosca azul zumbando en el pasillo. Las cortinas estaban cerradas al pie de las escaleras para que nadie pudiera verme. No cargué la pistola, solo quería jugar con la ráfaga de aire. La mosca azul, consciente de que era una víctima potencial, hizo todo lo posible para escapar. Aterrizó en una esquina de la ventana del porche con su vidrio de cristal opaco, la tenía acorralada. Apreté el gatillo y el cañón en forma de tubo se desprendió de la pistola y se estrelló contra el vidrio, rompiéndolo en mil pedazos. Me puse blanco. Escuché a mi padre subir las escaleras.
-"¿Qué demonios pasa?"
Me entró el pánico total. Rápidamente metí la pistola de aire en la parte trasera de mis pantalones. Mi padre se acercó a mí tirando de la cortina hacia atrás. Cuando vio los vidrios rotos preguntó: ¿Qué ha pasado aquí? "Solo estaba tratando de cazar una moscarda azul, una gran mosca grande en la ventana y traté de pillarla y ..." · "De repente, su preocupación cambió: "¿Estás herido?" , dijo y yo me sentí aún peor.



Al día siguiente llevé la pistola al campo a uno de los refugios de hormigón, uno de nuestros escondites de armas. La envolví bien y la enterré en el suelo en un rincón. Allí estaría segura hasta que volviera a necesitarla.
Cuando había transcurrido el tiempo suficiente entre la hazaña terrible con el moscardón y la pistola de aire, decidí ir a recuperar el arma. Rezaba para que estuviera bien. Conocí a Alan al cruzarnos en el camino de la escuela y nos fuimos juntos hacia el búnker. La puerta enorme de hierro de media pulgada de grosor estaba entreabierta. Alan y yo lo encontramos aún más excitante y entramos en una fría y maloliente oscuridad. Sacamos la pistola con entusiasmo de la tierra y la desempolvamos, abrumados por la emoción. Tendríamos que comprar algunas "babosas" o dardos de colores y otros dardos. Podíamos salir y disparar a nuestro ritmo y nadie se preocuparía.


A mi padre nunca le gustó ir al cine. Iba sólo para llevarme. Un día se ofreció como voluntario:

-Puede que no me guste la película, dijo, pero iré de todos modos. Cuando vi a Marilyn Monroe en la pantalla en Tecnicolor, entendí lo que mi padre quería ver. "Niágara" nos afectó profundamente a ambos. Nos fuimos del cine en silencio. Sabíamos que habíamos visto algo especial: Marilyn Monroe.
Entonces la televisión vino a nuestro mundo. Cuando alguien en la calle tenía una tele, toda una pandilla de chicos haría piruetas para poder echar un vistazo al televisor a través de las cortinas.
De pronto mi tío Joe recibió uno y me invitó a entrar para verlo. Cuando la imagen apareció en pantalla, al principio todo lo que podía ver eran líneas. ¡Entonces vi algo! En la tele vi cosas reconocibles que se movían. Era un campo sin letreros, sólo un campo de cricket vacío. Debió ser un intervalo durante las pruebas de visión que se realizaban. Apareció un pequeño perro blanco. El perro levantó la pata e hizo pis contra un poste. Ese fue el primer programa que vi en la televisión. Pero la tele ya estaba empezando a trasladar a la gente desde un sintonizador de radio de emisoras locales - otra resaca de la Segunda Guerra Mundial - a un país de observadores y buscadores.



Acontecimientos como la Coronación de la Reina Isabel II trajeron familias, tribus y estratos de gente de todo pelaje para ver los fastos por televisión. Una noche, las Tiller Girls dieron un espectáculo y nos sentamos todos juntos para verlo . Toda la familia quiso ver su actuación. Un hombre con corbata anunció que una chica de piel morena iba a cantar. Blanco y negro en color. Era Billie Holiday Qué morena. Sentí como si estuviera cantando sólo para mí, enviando sus sentimientos hacia mí. No era una canción alegre, creí que me estaba muriendo. Me embargó una gran simpatía, me prendé de ella, pero enseguida se había ido. Las Tiller Girls volvieron con las medias de nylon puestas. Mi tía y mi madre hacían observaciones sobre lo desagradable que era que aquellas mujeres enseñaran tanto, pero los hombres de la casa lo disfrutaban. Todas estas imágenes estaban en blanco y negro, parecía que había poco color en mi vida. Quitando a Billie Holiday y Marilyn Monroe.


La primera mujer de mi vida real no apareció en pantalla alguna. La pradera de la ciudad de Newcastle es una inmensa extensión de tierras abiertas verdes y exuberantes pertenecientes a los hombres libres de Newcastle del centro de la ciudad. Cada año, durante la semana de la gran carrera, gitanos y gentes del espectáculo de toda Europa y el Reino Unido se reunían allí durante una semana de Carnaval.
Me acerqué a una caravana de estilo antiguo con ruedas de carro de madera, muelles anticuados, una caja de madera con un techo y un tubo de estufa. A través de las hileras de sábanas tendidas a secar en la cuerda, pude ver una chimenea con un enorme cacerola de metal encima. Una mujer gitana levantó la olla de metal de la chimenea y la echó al agua de una bañera de hierro humeante. Dio un paso atrás para evitar que el vapor le quemara la cara; Su blusa estaba suelta y abierta, entonces sus pechos desnudos aparecieron.
Vi los pezones marrones duros y me quedé paralizado. Durante un momento no me vio, pero me descubrió entre las sábanas que colgaban de la cuerda. Sus brillantes ojos marrones me miraban directamente. Se agarró el pecho con la mano derecha, me apretó, me miró a la cara y gruñó "Grrr ... Salí disparado como una bala. Nunca lo olvidaré. Me masturbé por primera vez con el recuerdo de ese incidente que se ha quedado conmigo para siempre.



En el colegio sobresalía en algunas cosas y era muy malo en otras. Cualquier cosa que tenga que ver con las personas, como historia, arte, religión, geografía me encantaba, pero todo lo relacionado con hechos y cifras, me aburría soberanamente. Odiaba los exámenes y recuerdo haber pasado el tiempo del examen de ingreso sentado en mi pupitre y mirando por la ventana. Durante largo rato no hice nada y luego, típico en mí , intenté recuperar el tiempo perdido en los últimos quince minutos.
No hace falta decir que fracasé. A la larga no aprendí gran cosa, pero de todos modos era un sistema de enseñanza anticuado y estúpido.
Así que aterricé en la Escuela Moderna de Secundaria de Warrior Streetun lugar que instaló el miedo en mi corazón. Había escuchado cosas aterradoras sobre la escuela y sólo el nombre ya evocaba una tribu de guerreros feroces, separados de cualquier otra escuela en el vecindario. Había escuchado que el rito de iniciación era echar a golpes a todos los recién llegados hacia el portal. Yo no estuve allí para descubrirlo. Llegué temprano y me escondí en un retrete hasta que comenzaron las para evitar cualquier pelea. Fue una escuela dura y peor, por las muchas ocasiones en que vi coches de policía fuera, que llegaban para llevarse a alguien. Mantenerse alejado de los problemas presentaba más problemas que el propio aprendizaje
Un buen maestro con quien pude entenderme fue Bertie Brown , veterano de la Segunda Guerra Mundial que contaba historias maravillosas. La guerra de Bertie era una variedad de anécdotas diferentes de las que yo había visto en Movietone News o que había escuchado a mis tíos.

Bertie describía su trabajo en la Guerra como una mezcla entre un ingeniero civil y un piloto de combate. Nos quedábamos sentados allí con la boca abierta mientras él explicaba su acción en la operación del Pacífico volando en reconocimiento. Misiones en posiciones enemigas; fotografías llenas de encanto, informes y aterrizajes, a veces en extrañas islas del Pacífico Sur para tomar muestras del suelo para comprobar si estos lugares eran adecuados para construir enormes pistas de bombarderos en el futuro. Tenía unos cuantos cuentos y anécdotas por haber estado cerca de sus adversarios japoneses. Empecé a pensar las cosas en términos de color, pero seguía siendo el viejo juego de la guerra.
Fueron las magníficas historias de Bertie Brown sobre sus aventuras en la RAF en el Lejano Oriente en guerra con los japoneses lo que hizo que ai sólo pudiera pensar en Blanco y negro. Eso y la falta de buenos maestros grabados en i memoria.
Después de completar este curso tuve que hacer otro examen y obtuve plaza en el Newcastle College of Art and Industrial Design, Clayton Road de Newcastle upon Tyne. Aquí comenzó una nueva era en mi vida: un gran período de despertar. Conocí a otros jóvenes que estaban interesados en algo más que el blanco y negro de la guerra, los astilleros o las minas de carbón. ¡ Incluso estaba en el mismo aula y compartía la educación a diario con las chicas!
Estaba a punto de comenzar el período más agradable de mi vida. A pesar de todas las cosas que ocurrieron después de la guerra me había pacificado, aunque todavía arrastro una pequeña obsesión con las armas.
En la escuela de arte empecé a entenderlo todo. Pero Bertie Brown, el maestro que me salvó de los astilleros y las minas, me había hecho sentir admiración por los héroes de guerra. ¡Mi primera pistola de aire! era un juguete, pero me permitió sentir el poder que las armas pueden proporcionar. Ésto no concuerda con la repulsión que sentía al recordar el fantasma de la guerra, pero he tenido que vivir con esta contradicción durante toda mi vida.



DOS






LA ESCUELA QUEDÓ ATRÁS


Mi padre y mi madre estaban orgullosos de mí. Se sintieron aliviados al ver que alguien pensara que podía entender las cosas con las que salir adelante.
Ya el primer día de clase en la escuela superior, escuché a alguien gritar desde el fondo de la sala: "¿Hay alguien aquí interesado en el jazz?" Me volví y tres o cuatro asientos detrás de mí. Vi la cara sonriente de JOHN STEEL, que algún día se convertiría en el batería de THE ANIMALS.
Sí claro, a mí me interesa", le devolví la llamada. Hice un cambio con el chico sentado junto a JOHN. Se cambió para que John y yo pudiéramos compartir el pupitre. John tenía un mundo de información al alcance de su mano sobre el jazz y los músicos. Él me enseñaría mucho, no nos llevó mucho tiempo entablar conversaciones en las que me explicara quiénes consideraba él que eran los mejores intérpretes
JOHN STEEL y yo nos hicimos muy buenos amigos. El primer año de la escuela de Artes era un curso básico obligatorio en Historia del Arte general, por el que John no estaba muy interesado. Después del primer año iba a asistir a las clases de dibujo técnico y se cambiaría a otra parte de la facultad. Pero nos reuníamos casi siempre a la hora del almuerzo, y también entre las 4.30 p.m. y las 7 en punto, cuando las clases diurnas habían terminado y nos quedábamos por ahí hasta el comienzo de las clases nocturnas.
Durante este tiempo hacíamos sesiones de improvisación en la sala común junto con otros dos estudiantes de último año que estaban en la clase de diseño de exposiciones, Winston Scott y Philip Payne
Nosotros cuatro, fuimos evolucionando hasta convertirnos en aficionados al cine y la música un poco obsesivos. De hecho, e puede afirmar que la mayor parte de nuestros estudios se llevaron a cabo en el cine, mientras debíamos pintar en nuestros cuadernos los dibujos y escribir la información que constituía las materias propias de nuestros estudios. John Steel y yo pensábamos que aprendíamos más en la universidad, de las actuaciones de Marlon Brando y de las emocionantes películas estadounidenses que ponían entonces en los cines, sobre todo los de United Artistes. Después de ver a Marlon Brando en su versión cinematográfica de Julius Caesar, el siguiente día JOHN STEEL se atrevió a aparecer con un corte de pelo que más tarde se consideró escandaloso. Su cabello generalmente se peinaba hacia atrás y se recortaba y ahora estaba peinado en el estilo de Brando y se enrollaba en pequeños rizos alrededor de su oreja
Esto, hay que entender que fue a mediados de los años cincuenta y para los chicos lucir algo diferente se consideraba una ridiculez de todas, todas.

Se pasó por el salón de clase oyendo los gritos de las chicas y chicos de la clase.
- ¿Te gusta mi corte de pelo? ¡Bonito eh!, genial. ¿Marlon Brando?
No pude hacer otra cosa que admirar la audacia de Johnny y comencé a darme cuenta de que debajo de la superficie de este callado y conservador hombrecito había un pensador audaz, valiente e innovador.
También fue un buen amigo aconsejándome una vez en un romance escabroso. Había una chica en mi clase que se llamaba Mary y era guapa. No sólo estaba bien, sino que tenía una cara atractiva y preciosa, cabello largo y moreno cubriendo la mitad de su espalda y los senos más bellamente formados, que había visto en ninguna parte. Ella tenía un novio estable fuera de la universidad, pero eso no me detuvo. Cada vez que tenía oportunidad, mis manos pequeñas y codiciosas estaban encima de ella y creo que en el fondo, me reía de mí mismo. John era lo suficientemente maduro como para llevarme a un lado y decirme con palabras firmes: - Oye, hombre, ¿qué hay entre esta chica y tú? Toda la clase se está riendo de ti. ¿Por qué no lo dejas? Yo no cejaba y seguí con ella: En todas las oportunidades posibles la intentaba seducir. Detrás de la pizarra en clase, en la habitación oscura durante las clases de fotografía, en los pasillos, al pasar de una clase a otra. Cuando John empezó su clase de dibujo técnico y se mudó lejos del estudio, me quedé sin consejero que moderara aquellos pequeños asaltos a Mary. Llegué a ser pegajoso durante las clases de dibujo, cuando teníamos un modelo desnudo.

Pero debo decir, que no fue solo una diversión para mí. Mary atraía mi atención porque a ella le encantaba seguirme el juego. Justo cuando parecía estar comportándome y me centraba en mi trabajo, pasaba por su escritorio y ella paraba, sonreía, me miraba, giraba su silla con ruedas, se subía la falda hasta más allá de sus rodillas mostrando un par de piernas con medias de nylon, ¡Oh, piernas! . Por supuesto, no me iba de allí, me quedaba sin importarme quién estaba mirando o qué pensaba nadie. Fue bochornoso, pero lo pasé muy bien.
Así que John se fue al curso técnico y yo comencé un curso de un año en arte comercial antes de pasar a especializarme en exposiciones e interiorismo. Mis pequeños escarceos sexuales con Mary terminaron bruscamente un día, cuando trajo su novio a la escuela para que me cortara. Realmente no tenía mucho que hacer, ya que medía cerca de seis pies y cuatro pulgadas. Una mirada de él fue suficiente para hacerme abandonar la universidad por la salida, y desde ese momento la dejé a su aire.
Entre todos conseguimos formar una colección de discos con la música de Gene Vincent, Johnny Burnette, Chuck Berry y Little Richard Era suficientemente rica como para permitirnos tener un tocadiscos en nuestros estudios durante el día mientras trabajábamos. Nos dio por intercambiar, comprar y vender todos los discos que podíamos, pero con el tiempo quisimos ponerlo en práctica, interpretar y dedicarnos a esta salvaje música rock & roll
Hubo uno o dos clubes que abrieron en Newcastle en ese momento. El más divertido era elClub de Jazz de Nueva Orleans, que era un lugar de encuentro para muchas tendencias musicales y artísticas. El club estaba genial porque casi todas las noches de la semana había un tipo diferente de música. No solo estrellas invitadas como Ronnie Scott y Ken Colyer"s Jazzmen, Chris Barber, Ottilie Patterson, etc., sino que también se podía escuchar el jazz local con amplia diversidad de interpretaciones. Los sábados por la noche la banda de jazz de Mighty Joe Young tocaba con Joe en guitarra, Jan Carr en saxo y trompeta, su hermano Mike Carr en piano y John Walters en trompeta y voz
John Walters es ahora un importante productor de radio de la BBC y trabajó durante muchos años con el DJ John Pee y luego fue alumno de la escuela de arte de Newcastle. Teníamos las mismas vacaciones, y lo adoraba como un grande del Jazz local.
John me llamó para cantar y la primera semana fue difícil, volví cada semana y me pagaron con cerveza, pero luego hubo de todo, le había suplicado a Mighty Joe Young que me permitiera cantar un par de canciones. Era algo inaudito para los jazzmen permitieran a los jóvenes modernos influenciados por el rock como yo, subir al escenario. Pero me llevé bien con la banda, ya que mi jazz de fondo me había hecho cambiar. Influido por Count Basie y Joe Turner, los Kansas City Five y Jimmy Witherspoon Sus canciones tenían bonitos arreglos que aprendí de memoria y que la "Mighty Joe Young Band" también sabía de memoria. Pude cantar con ellos para mi satisfacción
Cuando la banda prescindió de los riffs de Basie, rompimos la unión. Compré una copia del single "What"d I Say" de Ray Charles, partes uno y dos, e hice sonar el disco hasta que se rompió.
Había algo muy sexual, pecaminoso y erótico en la música de Ray. La relación entre los Raelets, su grupo de respaldo y su propia voz hacía que fuera obvio que Ray estaba teniendo relaciones sexuales musicales con sus cantantes de reserva.
Rai Me fascinaba y en mis sueños más profundos buscaba a la chavala con el vestido rojo que podría hacer el amor cantando toda la noche. Nunca soñé que la vería, al menos no en Newcastle, pero lo hice, en un club llamado Downbeat Estuve allí una noche, con algunos amigos pasando el rato, bebiendo y divirtiéndonos, cuando en el medio de la pista estaba ella, una negra de piel clara con un ajustado vestido rojo, saltando alborozada con otra chica negra. No podía creerlo. Caminé directamente hacia ella y le pedí un baile. No tardé en contactar. Era de North Shields, que estaba al otro lado del río y tuvo que volver a su casa en el último tren, así que la acompañé a la estación de ferrocarril. Se llamaba Doreen Caulker y me enamoré locamente de ella. Todo nuestro affair fue orquestado por un único disco, "What'd I Say". Representaba la forma en que se comportó y la forma en que me enamoré de ella. Puse el disco continuamente. Lo canté continuamente. Lo viví hasta la saciedad.
Una noche saliendo de la tienda de pescado y patatas fritas, caminaba colina arriba hacia una sala de música de la iglesia metodista que estaba en la cima de aquella loma. Estaba parado debajo de la farola, comiendo mi pescado con patatas fritas, cuando escuché ese riff, ese riff de Ray Charles, sonando a gran volumen proveniente de la iglesia. No podía ser pura imaginación. Sabía que no era una grabación, que era música en vivo. El ritmo era correcto, era real. Hice la cola, pagué una entrada de chelín y me quedé allí en medio de una pista de baile casi vacía. Al final del pasillo había un pequeño combo: El trío de Thomas Hedly: bajo, piano y guitarra. Me quedé allí, comiendo mis pescados y escuchando fascinado. Esta era la base de banda que estaba buscando. Después de que terminaron "What'd Say", para mi sorpresa, Thomas Hedly se levantó, se alejó del piano que estaba al final del pasillo para pedir un refresco, y el bajo, que resultó ser ALAN PRICE dejó el instrumento y subió al piano se atrevió con una mezcla de canciones de Jerry Lee Lewis Tocó mejor que Thomas Hedly y desde ese momento supe que era un gran músico con el que tendría que reunirme.



Esperé hasta que hubieron terminado su presentación, y me presenté a Thomas Hedly
Alan Price y el guitarrista, cuyo nombre no recuerdo, se quedaron en el fondo y observaron como hablábamos Thomas y yo. Habían estado dando vueltas al otro lado del coche con el que querían llegar al Levis Talent Show.
Dejé para otro momento lo de hablar con ALAN PRICE. Le dije que me gustaba mucho más al piano que en el bajo. Gruñó su agradecimiento y se alejó.
El aprecio de esta música, mi amor por Doreen Caulker y mi constante lectura sobre el jazz y la historia de la música negra estadounidense me empujaban cada vez más hacia una gran admiración de la cultura negra

No puedo situar exactamente en el tiempo cuándo mi sensibilidad sexual hizo crack. En la escuela de arte había tocado música y tuve lo que yo llamaba "experiencias sexuales". Creía que de verdad lo había hecho todo, que había hecho el camino entero. Pero con toda sinceridad, todavía no había pasado con una mujer toda una noche en una atmósfera propicia y sin interrupción y Todavía tenía esa experiencia alegre del simple jugueteo.
Sucedió En algún momento durante ese largo verano que transcurrió entre la salida de la horrible escuela y el comienzo de la escuela superior de artes. Había un club de jazz en Nelson Street dirigido por un tipo llamado Mike Jeffery que representaba al Sindicato de Estudiantes de la Universidad de Newcastle. Tenían mucha afluencia. Fue un club caliente. Mighty Joe Young tocaba allí con regularidad, al igual que Clyde Valley Stompers.
Lo mejor del mundo musical del noreste, se representó en ese club. Atrajo a una sección representativa de Student Union y gente de la calle. Incluso los ocupantes ilegales le dieron su aprobación. Uno de los muchos personajes que apareció fue un minero conocido como ? Geordie?. Era moreno y guapo, con pelo negro azabache y ojos oscuros a juego. Tenía un físico increíble, a pesar de ser un tremendo bebedor de pintas en Newcastle Brown Ale.
Geordie tenía una cicatriz de oreja a oreja, que estaba cubierta por un nuevo crecimiento de pelo negro. Había resultado herido de gravedad mientras competía ilegalmente con la moto bajo tierra en un tramo de túnel de un cuarto de milla. No llevaba casco y se golpeó la cabeza con una viga transversal. Estuvo en coma durante tres semanas y hospitalizado un año. Luego se retiró definitivamente y le pagaron la jubilación de una vez. Estaba él disfrutando de los beneficios de la jubilación anticipada cuando me lo encontré por primera vez en el club de jazz de M.J. Tenía una novia rubia que llevaba faldas muy ajustadas y pasaba mucho tiempo limándose las uñas. En la tenue luz del club de jazz, su cabello rubio platino parecía de plata. Fruncía los labios, incluso cuando no estaba hablando. Yo Estaba hechizado. Ella era como Brigitte Bardot. ¡Señor!, cuánto envidiaba a Geordie y su aspecto físico oscuro. Y por ser minero también se sentían todas las chicas atraídas por él. Pensé ... solo tengo que esperar hasta que crezca. Ese era el problema, simplemente no me sentía realizado en el aspecto sexual.
Dejé la escuela, podía fanfarronear en la calle con la impronta de alguien que se había ido de la escuela, pero cuando me fui con los chicos mayores (y no eran mucho mayores), me sentí como si estuviera de pie allí, en el bar bebiendo mi pinta de Newcastle Brown Ale con pantalones cortos
Fue horrible, me quedé muy fastidiado. Porque encontrar una chica que te guste es relativamente fácil. Quiero decir que la había visto, sabía lo que quería, siempre había una posibilidad de que pudiera conseguirla, pero ¿dónde podría hacerlo?
El problema se solucionó porque Charlie que era un compañero mío había tenido un mal accidente y perdió el uso de su pierna derecha. Había estado en los últimos meses sin verlo. Ahora estaba de vuelta en casa y sus padres estaban " muy felices de tenerlo de vuelta". ¡Harían cualquier cosa por él, incluso confiarían en él si se quedaba en casa solo mientras se iban de vacaciones por dos semanas. Me alegré de haberle confiado y haberle hecho entender que tenía que conseguir follar. Sí, la casa está vacía por completo esta semana, dijo. Estoy cuidándola yo solo.
Estaba apoyado contra la máquina de discos hacia la una de la tarde del domingo, apareció la rubia caminando hacia mí. Cuando ella se acercó, mi corazón saltó de emoción. Era ella, la chica de Geordie. El selector se movió en el mecanismo de la máquina de discos demasiado lentamente para mi gusto. Me quedé allí, mis ojos abiertos de par en par con mis manos apretadas dentro de los bolsillos de mi traje. Vamos, vamos, vamos. Se detuvo en el 43 - ¡lo tengo! Ella ahora estaba fijándose en la entrada del stand de atracciones de McKinley. La aguja golpeó la primera ranura en el registro. La guitarra de Chuck Berry surgió del disco, cruzó la pista y la atrajo como un imán hacia el tocadiscos donde estaba puesta. Se quitó la chaqueta y se sacudió el pelo y dijo:
- ¡Uff! Qué calor hace
- Sí,
dije, mientras tarareaba las letras de Chuck. Me coloqué frente a ella que se mecía hacia los lados, de izquierda a derecha entre mis manos, sus piernas dobladas sobre el parqué, al tiempo que mis manos, brazos y piernas realizaban la imitación típica de Chuck Berry Sus ojos azules se abrieron tras el rímel y la boca de un púrpura pálido se convirtió en un
- ¡Oh!. Eres bueno, dijo, ¡sabes bailar rock! Ahora tenía que ganármela obligatoriamente. Busqué en mis bolsillos más monedas y gracias a dios encontré un chelín escondido en mi bolsillo trasero de la noche anterior. Lo dejé caer en la ranura de la máquina y seleccioné "Blueberry Hill". Mientras buscaba otro disco, de repente me di cuenta de que su perfume se deslizaba por mis fosas nasales. Entonces pude sentir dos tetas duras, pero suaves, firmes justo debajo de mis omóplatos. Sus labios debían estar a menos de dos pulgadas de mi oreja cuando escuché:
-"¿Tienes "Cavando mis papas" de Lonnie Donegan? Me dejó alucinado y me volví para hablar con ella cuando vi la cantidad de maquillaje que llevaba.
Con su aroma y la vista en primer plano de sus pechos firmes pegados a la delicada prenda de seda, la perversa longitud de sus uñas, que parecían teñidas de sangre fresca, no pude resistir. La besé en los labios.
- Estoy aquí en la costa con mi madre y mis hermanos, dijo. Están aquí cerca jugando. Te recuerdo de Nelson Street. Solía ir allí con Geordie.
-¿Lo Recuerdas?
- Sí, bueno, es gracioso.
- Muy raro , Dijo ella. Rápidamente le dije
¿Qué tal este martes? ¿Vas a estar el martes?
- Sí, podría ser, dijo, masticando tiernamente el chicle en su boca y bromeando acerca de su madre y los niños que daban la vuelta al parque de atracciones.
- Bueno, yo también estaré allí. ¿Qué te parece?
- Bien? ¿ querrás bailar?"
-Claro, bailaré dije, farfullando entre dientes.
-El Martes por la noche mi mejor pantalón Levis estaba recién lavado y planchado con una raya en las perneras. Llevaba puesta la nueva chaqueta negra de imitación de cuero con "Johnny" escrito en ella. No me la quité aunque tenía calor, porque estaba posando. Cuando ella me pidió que bailara, casi me muero, pero cuando los Clyde Valley Stompers sonaron en "Tiger Rag", me puse las pilas. Planté mis pies en el suelo y bailé. Luego tocaron blues. Bailé con la rubia hasta reventar. Ella se dio cuenta de mi cansancio y dijo:< p>-Necesito un cigarrillo, me agarró de la mano y tiró de mí hacia fuera de la pista de baile. Charlie estaba en la calle con las llaves de su casa vacía en el bolsillo. Winston Scott nos llevó allí en su automóvil, y cuando nos dejó frente a la puerta, debajo de la farola, estaba empezando a llover. -¡Ah!, es una casa grande y bonita dijo mientras caminaba a zancadas por el pasillo como si fuera la dueña. ¡ Wow!, una cocina encantadora. Me quedé en la entrada, quitándome lentamente el abrigo. Pude verla todo el camino hasta el final del pasillo en la cocina y una ventana a cuadros. Ella estaba debajo del foco brillante, todo lo que había soñado. Una mujer sexy en la cocina de otro, la chica de otro. Por fin estaba siendo malvado, me encantaba, me impulsaba. ¿Hay algo de comer? Dije disimulando. Estoy hambriento.
Pelando las papas debajo del foco sobre el fregadero, su cabello platino ahora parecía blanco. Me quedé en la puerta, conversé brevemente con ella, abrí dos cervezas y miré con asombro, deslizándome por la pared junto a la puerta
Estaba sentada en el suelo, y yo tenía una maravillosa vista de sus piernas bien formadas, los tobillos recortados y las caderas curvas, el color maravilloso de sus piernas ágiles vestidas con las medias en su tono claro de nylon. Me sentí inmerso en su feminidad, nunca había estado tan concentrado, tan involucrado, había podido tomarme mi tiempo, me había dado tiempo para ver, sentir, oler y ser alimentado por una mujer. Aquí tienes, judías y patatas fritas, dijo. ¿Quieres HP? ¿salsa? Nos sentamos a cenar, en la mesa casi vacía, bajo el candelabro de luces eléctricas: mi pie desnudo se movió por el suelo, perdí el aliento, noté la suave piel de becerro del zapato de tacón alto y la de su pierna. Mantuve la apariencia de estar hambriento, comí en contra de mi voluntad y temblé conservando las fuerzas, las judías Heinz quemaban en mi boca, soplaba y me burlé del plato de comida.
Cuando ella terminó, yo estaba detrás y mis brazos alrededor de sus hombros.
-¿Vas a hacer una taza de té, entonces? dijo ella girándose para mirarme, sonriendo. Ella cruzó las piernas y vi su muslo sonrió al reconocer el bulto cada vez mayor que estaba emergiendo incontrolablemente entre mis piernas.
-Ahora tendremos el postre, dijo, señalándome y dejándome allí quieto, sonriendo de nuevo.
-Pero me gustaría una taza de té, cariño. Se puso de pie, sonrió, me miró y pasó su mano por mi rostro, sus largas uñas se desvanecieron mientras lo hacía, enviando impulsos eléctricos a través de mi sistema nervioso "Claro, lo conseguiré". Me quedé allí solo en la cocina, con la puerta abierta, esperando a que hirviera el agua. Fui al armario a buscar la tetera, las bolsas de té, la leche y el azúcar.
Me volví y miré por el pasillo. Un zapato blanco de tacón alto estaba en el suelo más allá, una media de nailon cubría la barandilla. Entré en el pasillo. "¡Té!" Grité por las escaleras. Silencio.
- "¿Quieres un poco de té?" Dije. Pero no dijo nada. Caminé por el pasillo, recogí el zapato blanco, lo recogí y luego una media. Fui recogiendo por el camino escaleras arriba, un rastro de ropa interior que terminaba en el dormitorio.
Ella estaba desnuda acostada con los brazos abiertos y una pierna al aire. yo rápidamente tiré su ropa al suelo y me quité los vaqueros y la camiseta. Ella movió sus piernas y se colocó en un lado. Las sombras claras y oscuras en la oscuridad se reflejaban en una parte del cabello suave, delicado y blanco. Una de sus manos se acercó a mí cuerpo rígido y todo comenzó con algo de rigidez. Imaginé en un horrible flash, la figura en blanco y negro de la madre de Charlie, que estaba de pie frente a una lavadora con una expresión desesperada en su rostro.
La rubia me enganchó con su pierna derecha debajo de mi culo y me apretó contra ella. Nos acostamos juntos en las suaves y crujientes almohadas y sábanas blancas con nuestros cuerpos buscándose desesperadamente. Gritaba salvaje: - ¡sigue así! Y ¡ más, más!, ¡ no pares! finalmente emitió un gemido profundo y conmovedor. Me ahogué en sus labios, perdido entre su pelo. No existía en el mundo otra cosa que no fuese ella. Estaba envuelto por completo en ella, cuando de repente me preguntó: "
-Bueno, ¿te gusta?¿Qué pasa contigo?
-. Dije -¿Estás bromeando?
--¿ Pero te has corrido?
- Sí, he disfrutado mucho, ha sido magnífico.
-¿Lo habías probado ya ?"
-Sí, muchas veces, le mentí. No hubo reacción y ella sonrió. Pasé la prueba a medias, porque debo admitir que no estaba seguro de lo que había hecho. Su mano izquierda ahora empezó a moverse con fuerza y más lentamente, pero me estaba excitando y jugueteaba con mi pene todavía semiduro. Me lancé a estimular sus pechos que eran maravillosos. No había visto un par de pechos de este tamaño, que no eran grandes, ni mucho menos, pero me esforcé mucho con ellos. Sus pezones cambiaron de color y forma y esto me excitó aún más. Me quedé allí lo que parecieron horas. Estaba muy excitada, se recostó y me susurró al oído,
-Otra vez, otra vez, hagámoslo.
- Se hundió más en la cama y me preocupé si fuera a ser aún más difícil encontrar mi objetivo.

Pero no, ahora estaba húmeda y suave. Ahora de verdad podía sentir lo que se suponía que debía sentir. Este rato fue tan fantástico como todas esas historias que había escuchado en la escuela, en los baños, detrás de la pared, fumando cigarrillos ilegales, bebiendo pintas con los tipos que trabajaban en las fábricas. Esta vez lo estaba sintiendo. Esta vez supe que me gustaba tanto como a ella. No quise quedarme allí y le dije adiós. Me separé de su cuerpo y me senté, mis piernas buscaron el borde de la cama, mis pies caminaron hacia la alfombra. Sabía, en ese momento, que nunca olvidaría su nombre, y que esta mujer, quienquiera que fuese, iba a tener un profundo efecto en mi vida sexual, que iba a ser un modelo a seguir en casi todas mis hazañas sexuales futuras.
-Después de esta aventura me pareció que las chicas podían estar disponibles en cualquier momento. Ya no iba a haber nada que me detuviera, o al menos eso pensé,



Mi segunda amada era la esposa de un minero. Por entonces me lo tenía tan creído que no me cortaba con nada.

Ella me dijo que su marido trabajaba por la noche y dormía de día, así que no habría problema para nuestros encuentros. Era una morena, ágil, delgada, saludable y guapa joven que estaba tan orgullosa de su cuerpo aún después de haber tenido un hijo, que se levantaba el suéter para enseñarme el pecho diciendo:
- ¿De verdad te gustan, no son preciosas?
Normalmente no tenía respuesta a semejante cuestión y rápidamente me lanzaba.
Me seguía y si alguna vez tenía que marcharse a casa con su viejo marido, me amaba en un descanso del Back Alley luego cogía el último bus. Ella se apartaba de su conducta de mujer casada y me provocaba una sensación nueva. Era hermosa y yo sabía que la situación podía ser peligrosa.
No me daba cuenta de lo que significa el matrimonio entre dos personas, pero iba a recibir una gran lección.
Me volvió loco hasta el punto de ir a por ella un jueves por la noche, aunque sabía que su marido no trabajaba los jueves y entonces iban juntos a bailar al Whitley Bay, enfrente del mar. Fui porque tenía necesidad de verla.
Me habían dicho que me mantuviera alejado de ella, ya que esa era la noche en que su marido no trabajaba y se iban juntos a bailar en el Rex, en el paseo marítimo de Whitley Bay. Pero fui hasta allí. Tenía muchos deseos de verla. Al llegar, me encontré a Alex el rojo
- "Ah, sí, ella está aquí", dijo, "¿te refieres a la pajarita morena con la que te he visto en el A Go-Go?
- -Sí, esa es.
Se inclinó hacia adelante.
-Ella está aquí con su viejo. Eh! Al menos, eso me han dicho. Está casada con Max. Él trabaja en el pozo de mi hermano. Me han dicho que debes tener cuidado dijo Alex el rojo señalando con el dedo como advertencia.
-Debí mirar alrededor nerviosamente por encima de mi hombro cuando Alex me dio esta información y una tremenda amenaza con la que el miedo recorrió mi sistema nervioso por vez primera.
Debajo del cartel rojo de salida, la vi vestida de púrpura, devastadora en cada centímetro de su cuerpo: una verdadera hechicera. Lo siguiente que noté fueron sus ojos, oscuros, brillantes, mientras ella estaba ahí parada. Entré por la puerta batiente del aseo de las chicas, y me dirigí hacia ella.
-Soy la mujer del viejo de allí sabes?
-¿Es él?" Dije. "Bueno, ¿por qué me estás siguiendo, entonces?"
- Yo no te estoy siguiendo, lo que pasa es que quiero advertirte porque mi viejo está aquí.
-Pero qué, estás diciendo, de qué estás hablando? ¿Quieres decir que él lo sabe?
-Bueno, antes no. Se lo he dicho esta noche.
-¿qué has hecho?
-Tenía que decírselo, Eric, no podía seguir así, él está aquí y quiere verte ".
- La aparté a un lado, crucé las puertas batientes, salí al paseo marítimo y la playa. Sentí la arena fría y húmeda bajo mis pies y giré para dirigirme a la playa, donde encontré mi camino bloqueado por una gran forma humana.
-¡Espera!".
- Me detuve en seco. " "¿Eres el que está cantando en The Downbeat Club en Newcastle? "
- Sí, soy yo ¿qué pasa?"
Bueno", dijo, bajando la voz. He oído que me conoces muy bien. Ya sabes, la mujer de morado, con la que estabas hablando al salir.
"Oh, no sabía que estaba casada". "
-Eres un mentiroso", dijo
- "Oh, no, lo soy", protesté, pero me di cuenta de que no tenía esperanza. Me habían pillado con las manos en la masa. Dios sabe lo que yo recé. Se hizo un silencio tormentoso. Esperaba sentir los golpes lloviendo sobre mí: una patada en la ingle, o la mandíbula alejándose de mi cara, cualquier cosa terrible.
-Escucha, hombre, dijo, con voz ahogada, "por favor no la alejes de mí, solo te pido que no la animes". Ella es una salvaje y yo lo sé, pero yo solo deseo que ella esté bien
Me volví y miré hacia él que estaba con los puños cerrados y muy enfadado. Yo quería que la arena me tragara o que las olas vinieran y me llevaran. Max me sacudió en mi orgullo hasta el punto de la verdadera vergüenza y desde entonces tuve un nuevo respeto por la mujer de otro hombre. Me dieron la lección que aún no había aprendido




Un día, en 1958, durante un almuerzo en la universidad, vi mi revista favorita, "Jazz Monthly". Hojeando las páginas, estaba emocionado de ver algo que había estado esperando durante años. El Festival de Jazz de Antibes presentaría nada menos que a Ray Charles y su Orquesta No podía creerlo. Él estaría allí este verano con su banda original. Me preguntaba cómo obtener el dinero y el tiempo para llegar. El festival iba a ser a mediados de verano, así que tenía tiempo y podría conseguir el dinero.
Cuando llegó el momento salí a la carretera con mi mochila en la espalda, en busca de Ray Charles. Había comprado las entradas a través del cupón de pedido por correo en 'Jazz Monthly'. Estaba en camino de vivir un sueño. Durante años me había sentado en casa escuchando discos suyos: Ray Charles At Newport y The Atlantic Blues Festival. Ahora iba a ir al sur de Francia para escuchar en una calurosa noche de verano a Ray Charles en vivo. Al principio todo iba perfecto. Navegué a través del Canal y viajé en coche hacia el sur.
Aunque sabía que tenía poco tiempo para , alcancé la costa sur un día antes pero Los transbordos del día siguiente fueron malos.
Nadie quería llevarme. No sabía dónde estaba, el concierto era el sábado por la noche y estábamos ya a viernes. pasé la noche en una antigua estación de ferrocarril, apoyado en mi mochila. A medianoche llegó un automóvil. Un francés caminó hacia la estación, miró alrededor y estaba a punto de irse cuando me acerqué a él. Pregunté y resultó que iba en mi dirección: Le mostré mi hoja de ruta. Traté de explicar que necesitaba un empujón, pero él intentó zafarse. Yo estaba tan enfadado que lo agarré, grité, y le amenacé.
- OK, OK, dijo, vente conmigo.
Agarré mis cosas, subí a su automóvil y me fui. Pero sabía que no iba a conseguir llegar.
Llegué a Antibes justo cuando el festival había terminado. Ray Charles había recogido y se había ido
.Así que había perdido la oportunidad de ver y escuchar en vivo al gran innovador e intérprete en un campo de la música que me encantaba. Me volví y comencé a hacer autostop hacia París. Yo era un chico inglés que no hablaba francés y viajaba solo. Sin embargo, París me atraía desde que estuve allí una vez con mis padres. Había visto la ciudad cuando era de libre acceso, pero ahora París era un hervidero de actividad política
Realmente no sabía lo que estaba pasando, pero suponía que si no estaba atento, podía terminar en alguna situación peligrosa. La policía armada con ametralladoras y los policías antidisturbios estaban en todas partes. Había cuarteles de la policía móviles y autobuses llenos de milicianos armados estacionados en puntos estratégicos de la ciudad.
Llegué a Malakov, el área comunista, en busca de un albergue barato. Encontré uno cerca de un campo de deportes, al lado de un estadio de fútbol grande. Justo en la calle del albergue había un café con una máquina de discos, un grupo de jóvenes franceses que solían pasar allí el tiempo bebiendo coñac y café, me hicieron compañía, aunque no sabía el francés, se portaron bien y se hicieron mis amigos. La máquina de los discos estaba cargada de discos de rhythm and blues
Estaba allí un día comiendo huevos y cebolla con vino tinto, fui a la máquina de discos, elegí una tecla y presioné subiendo la canción "I Gotta Woman". Se oyó una ovación de los chavales franceses. Me volví y sonreí.
- Ray Charles, ¿eh?
- "Sí. ¡Viva Ray Charles! Gritaron. El solo de saxo sonó. Uno de los chicos se levantó e imitó el solo. "Fathead Newman" y grité. "¡Sí, viva Fathead!" Así que nos hicimos amigos y pasé muchas buenas noches bebiendo vino tinto barato y escuchando discos fantásticos. Parecía que el dueño del café permitía que los chicos trajeran sus propios discos. Y por eso la máquina estaba tan llena. Una noche me llevé una sorpresa cuando estaba paseando por la calle y vi un gran cartel. Era un dibujo increíble de un hombre con la cabeza echada hacia atrás con sus gafas oscuras Ray Charles. aparecía en París!.
TENÍA que ver a Ray Charles . Pero una vez más me lo perdí. Las entradas eran carísimas y no podía pagarlas. Esto se estaba convirtiendo en una pesadilla, una Obsesión por Ray Charles. Me preguntaba si lo vería alguna vez.
De vuelta al café esa noche, estaba sentado sobre una taza de café, con la cabeza hundida. Mis amigos franceses entraron y parecía que tampoco podían pagar las entradas increíblemente caras. Todos nos sentimos bastante mal.
Por suerte, al poco tiempo vi cómo colocaban, un gran auditorio en el centro de la ciudad en el lugar donde Ray iba a actuar. Vimos a la gente amontonarse en las calles. Y por sorpresa nos dimos cuenta de que Ray Charles iba a tocar esa noche en un club muy conocido y asequible. Nos fuimos. Llegamos al club. Eran aproximadamente las 11 p.m. El lugar estaba lleno. Pagamos una pequeña tarifa de admisión y nos dirigimos al bar, y esperamos. Lo vi llegar. Era pequeño, mucho más pequeño de lo que pensaba. Sus extraños y animados gestos lo hacían parecer místico y casi irreal. Los instrumentos estaban allí junto con los miembros de la banda. Ray subió al escenario. Se sentó al piano, probó los micrófonos y se sumergió en su música, comenzando con "Rock House".
Ray Charles nació en Albany, Georgia, EE.UU, Allá por 1930. Se quedó ciego con seis años y huérfano de adolescente. Estudió música en la escuela para ciegos donde recibió una educación religiosa Baptista que propició su sonido de gospel y soul, aunque también tenía raíces de jazz. Su primer gran éxito, "What'd I Say", editado en 1959, estaba impregnado de un aroma de iglesia, con llamada y respuesta en forma de Canon a dos voces. Ray fue una gran influencia en muchos cantantes, especialmente en los jóvenes cantantes blancos que descubrieron el "Rithym and Blues" a principios de los años sesenta. Nunca olvidaré la noche que vi a Ray Charles por primera vez. El local y el público cayeron a sus pies. Mis amigos franceses y yo estábamos allí y no podíamos creer lo que escuchábamos. Toda la sala se unió al canto cuando Ray tocó el primer acorde de "What'd I Say". Fue la noche más memorable de mi vida.


Esa noche, en el camino de regreso a Malakov el metro, estaba caliente y humeante. De repente, sentí que mi pelo se movía por la parte posterior de mi cuello, como si hubiera si un viento caliente o estuviera soplando un viento que de repente barrió los túneles. Unos segundos más tarde, hubo una explosión ensordecedora y todos comenzaron a correr. Una terrible sensación de pánico se apoderó de mí cuando creí que iba a ser pisoteado, habían puesto una bomba y la cabeza me funcionó lo suficiente como para darme cuenta de que era hora de irme de París.
Me despedí de mis amigos. Los volvería a ver cuando canté en el Olympia en París con THE ANIMALS. Au Revoir Paris. Regresé a Newcastle.



















TRES
LOS BUENOS TIEMPOS.
Cuando pienso en todos los buenos tiempos que malgasté pasándolo bien
ERIC BURDON y los nuevos ANIMALS



Los primeros sesenta fueron buenos tiempos en Newcastle. Pero a pesar de aquellos fines de semana tan locos con las chicas y las sesiones de música, la necesidad de aventuras permanecía. A nosotros, allá en el Noreste, Londres nos parecía tan excitante como París. Me gustaba escuchar las historias de J. Walkers sentados en un oscuro rincón del Club de Nueva Orleans en Melbourne Street
Él nos contaba como se podían obtener algunas pastillas conocidas como "corazón púrpura" y esto era lo máximo que llegábamos a saber, referente a las drogas, aquí en Newcastle. Para estar contentos, había que hablar del hachís y no de alguna buena actuación musical.
El Alexis Korner Blues Incorporated empezaba a sonar por allí y yo sabía que me encontraría en su camino, mientras DOREEN, mi adorada novia negra sufría porque era consciente de mi próxima partida en busca de experiencias musicales.

Recuerdo haberle contado mis planes a la salida del cine, en la calle fría y mojada por la lluvia: Cuando llegaran las siguientes vacaciones me iría a Londres en busca de aventuras y fortuna. Algunas lágrimas brotaron de sus ojos y agarrándose fuerte a mi brazo, mientras el bus pasaba de largo, me dijo: -
Por favor, regálame un anillo de compromiso que no sea caro. Hazlo por mí familia y por mí.

Yo estaba enamorado y sus intenciones eran buenas. Antes de marcharme, compré el anillo. Me encantaba ver su sonrisa de felicidad. Pero algo dentro de mí se movía en lo mas profundo: Sabía que antes o después debería partir para realizar mi sueño.



Danny y Pat, mis dos amigos africanos, habían dejado Newcastle para unirse a una banda en Manchester. Me habían invitado junto a JOHN STEEL y cualquier otro que quisiera venir a ver aquello. Se nos prometía gran diversión con mujeres grandes y exóticas. 'Y tal vez un poco de hachís'. Manchester se nos presentaba como un paraíso. Por la noche atravesamos el paso ilegal guiados por Danny y Pat, quienes nos presentaron a sus amigos. Y encontramos todo lo que nos habían contado: Recuerdo una tarde en que vi a Danny y Pat enrollando el primer porro de hash que había visto en toda mi vida. Yo no fumé mucho, pero el par de bocanadas que di me marearon y al salir del apartamento, no podía pasar de un lado otro de la calle, porque Las rayas en el paso de cebra parecían moverse como una alfombra mágica bajo nuestros pies, y veía a la gente en la acera, riéndose de nosotros, mientras nos tambaleábamos de un lado a otro.
Luego viajé a Londres, donde me dirigí al Ealing Broadway donde Alexis Korner tocaba con el genio de la armónica Cyril Davies y muchos otros que no me atraían.
Era marzo de 1962.
No lo sabía, pero se estaba haciendo historia. Las caras que vi en Ealing Broadway cambiarían la música rock y se convertirían en estrellas internacionales.
Alrededor de las seis el local empezaba su movida. Me acerqué por la calle y me metí en un rincón oscuro y esperé a que comenzara la actuación Dick Heckstall-Smith fue el primero en aparecer con su impermeable, las gafas y una gorra para tapar la cabeza sin pelo. Con el saxofón bajo el brazo, caminó hacia la barra, pidió una pinta de cerveza amarga, se dirigió al escenario, abrió la caja, sacó el saxo y comenzó a afinar.

Entonces llegó Alexis Korner quien sonriente destapó la guitarra y comenzó a prepararse para la actuación, mientras el resto de la banda llegaba. Jack Bruce montó su enorme contrabajo. La corpulenta figura de Cyril Davies llegó con una caja llena de armónicas, un pequeño amplificador y una cuña sujeta al arpa. Pronto comenzaron a improvisar y no pasó mucho tiempo antes de que el lugar estuviera lleno y la audiencia pidiera música.
Con un vaso de cerveza caliente en mi mano, me abrí paso entre la gente y me dirigí al frente. Fue increíble escuchar a ingleses blancos tocar lo que me pareció como el verdadero ritmo del blues negro. Había escuchado ska, boogie y ritmos africanos en Manchester pero aquí estaban los blancos tocando lo que yo consideraba la verdadera música estadounidense. El sonido de la armónica que gemía, chirriaba, chillaba y que Cyril Davies conseguía arrancar me emocionó.

Alexis Korner fue el primero de una larga lista de auténticos guitarristas del blues británico . Pasé la noche del domingo durmiendo en la estación de Euston, pero hacía frío y la policía no dejaba de fastidiarme. Si iba a quedarme en la ciudad, tenía que encontrar un lugar. Llamé a mi novia Doreen, cuyo hermano vivía en Londres. Ella me dio la dirección y fui a verle.

Lindy Calder era un boxeador, un luchador de peso mediano. Medía un metro noventa y estaba construido como una pared de ladrillos. Pero tenía una cara muy simpática y su esposa irlandesa me hizo sentir como en casa hasta el miércoles por la noche, cuando partí para Soho y entré en el "Marquee" donde Alexis Korner en el escenario, sudaba a rabiar con su guitarra, Cyril Davies hacía llorar a su harmónica y Ronnie Jones, cantaba
Todos estaban haciendo carrera musical y de estas sesiones surgieron los grandes músicos que formarían los super grupos de rock en los años sesenta y setenta. Jack Bruce acabó tocando con Cream al igual que otro músico del Ealing, Eric Clapton , El batería Charlie Watts consiguió la fama en The Rolling Stones y fue reemplazado en Ealing por Ginger Baker, otro incondicional de Cream.
Alexis ayudó y alentó a docenas de buenos músicos durante su carrera, y los ROLLING , tuvieron su primera oportunidad cuando ficharon para Blues Incorporated en el Marquee

Por desgracia, Cyril Davies murió de leucemia en 1964 y Alexis Korner murió de cáncer en 1984. Volviendo al "Ealing Broadway Club", Alexis y Cyril fueron pioneros.

Tuve el valor de acercarme durante el descanso a Alexis, que estaba apoyado en el mostrador, y decirle que me había bajado desde Newcastle para escuchar a la banda. A él le pareció muy bien. Le pregunté si cabría la posibilidad de cantar con él. Hablamos de algunas canciones que podía probar, y él me rodeó los hombros con sus brazos y luego se fue hacia el escenario para comenzar la segunda parte. Me quedé en pie en la primera fila, tomando una cerveza y esperando ansiosamente que me llamaran al escenario. A mi lado estaba un joven y desconocido Rod Stewart rubio, alto, flaco y de pelo corto que cantaba y se movía al ritmo de la música.

Nuestro turno había llegado. Ambos subimos al escenario. Alexis era diplomático y dijo:
- "¿Qué tal vosotros dos cantando juntos?"

Alexis se echó las gafas hacia atrás, mientras el sudor cubría su frente. El público gritó. Vamos. ¡Adelante!
- ¿Te Sabes "It Is not Got You"? pregunté.
- Claro, dijo el joven ¿Lo de Billy Boy Arnold? Claro que me lo sé
Alexis asintió:

- Éste es Eric Burdon de Newcastle.

La banda comenzó y cantamos el clásico de Billy Boy Arnold Después cantamos otro blues y permanecimos en el escenario porque el público lo pidió. Lo pasé muy bien y de esta forma el " Rhythm and Blues" seguía su camino. La bomba iba a explotar.
Fue un viaje memorable. Regresé a Newcastle entusiasmado, yendo a casa de los amigos y diciéndoles que tenían que ver lo que estaba pasando en Londres. Hice una visita especial al lugar de trabajo de ALAN PRICE, una oficina de impuestos en el centro de la ciudad. Le dije que tenía que venir a Londres. Pero ALAN pensaba muy en serio seguir estable en la oficina de impuestos y asegurarse el porvenir. Algún día, cuando llegara el momento, él también sentiría el gusanillo y se animaría venir con nosotros.
Después de cuatro años de perder el tiempo, y diversión, en mi último año de universidad tuve que hacer un proyecto para aprobar mi examen final y conseguir el Diploma Nacional de Diseño para sorpresa de todos. - especialmente de mis maestros -, pasé la prueba, aunque no me sirviera de nada, porque debido a mi actitud, no recibí de los profesores la ayuda que hubiera necesitado para conseguir un trabajo. Después de todo, ¿no fui yo quien condujo el debate sobre si a los estudiantes se les debería permitir usar jeans o no, O sobre llevar el pelo largo ? El debate ganó el apoyo del cuerpo estudiantil.
El último día en la universidad, después del almuerzo, estaba caminando por Clayton Road hacia el campus , y detrás de mí apareció el nuevo director del College, responsable de promover nuevas leyes en la universidad, llamado Mr Foot. Me alcanzó y comenzó a hablarme
- "Bien muchacho, ahora que has pasado tu 'NDD', supongo que te irás de Londres para ver si puedes encontrar un puesto en una casa comercial. ¿Te vas a quedar aquí en Newcastle tal vez?
- No. Me voy a Londres para convertirme en una estrella del rock & roll, le dije.
Él se bloqueó. No podía decirme nada, no sabía qué era eso. Nunca conseguí ayuda de la universidad, necesaria para un trabajo como diseñador, así que después de cinco años de la Facultad de Arte y Diseño Industrial terminé trabajando para mi padre y su grupo en la Junta de Electricidad. Mi padre me pidió que le prometiera que nadie sabría que su hijo era empleado del NEB y que trabajaba para su grupo, ya que no quería que lo acusasen de favores, y yo acepté. Era un trabajo duro, pero de alguna manera lo hice. Me fascinaban algunas de las historias de los hombres con los que me había encontrado. Una de esas historias realmente me dejó alucinado. Un día pasé un trago, junto a un Geordie delgado y huesudo. Estábamos hablando de los tipos duros del cine y yo hablaba de las hazañas de John Wayne. Se apoyó en su pala y escupió en la hierba. Se volvió hacia mí y dijo: John Wayne, ¡Bahh! puedes olvidar a John Wayne. Si ves a un tipo como yo, nunca pensarías que sobreviví a dos explosiones de bombas atómicas
- "Tienes que estar bromeando", le dije.
-No estoy bromeando,

Su historia fue Fantástica: Había estado en Singapur en la Segunda Guerra Mundial cuando los Japoneses avanzaron, y le capturaron, pero como era minero y por lo que su experiencia pudiera valer, en lugar de ir al Ferrocarril de la Muerte en Birmania, lo enviaron a Japón. donde pasó el resto de la Guerra trabajando en un pozo japonés. Con todos los japoneses en la guerra, necesitaban sus habilidades para supervisar al resto de los hombres en las islas, pero era sobre todo con mujeres con las que trabajaba. Se enamoró de una mujer japonesa, se casó, tuvo y familia. Estaba en el pozo, cuando estalló la primera bomba sobre Hiroshima Lo sacaron a la superficie un día después, cuando todo había sido devastado. Lo llevaron al hospital más cercano, que estaba en Nagasaki, en las afueras de la ciudad cuando estalló la segunda bomba.
John Walters estaba trabajando conmigo, esperando un puesto como diseñador, después de terminar la Universidad. Trabajábamos en el mismo grupo y cantábamos canciones negras de trabajo que aprendimos de los discos de Alan Lomax. Los peones irlandeses pensaban que estábamos locos. John más tarde se convirtió en un importante productor de la BBC Radio.

Mi padre se había enfadado mucho porque no me daban un puesto como diseñador para el que me habían capacitado. Pero ahora estaba contento al verme hacer aquel tipo de trabajo.



Intenté en varias ocasiones conseguir un puesto en alguna empresa, pero descubrí que la mayoría de los puestos no se podían obtener sin una carta de recomendación de la universidad. A pesar de que había pasado mi 'NDD', me resultó muy difícil.
Todavía estaba relacionado con el mundo estudiantil. La mayoría de los chicos de las bandas que tocaban en el 'Club de Nueva Orleans' los fines de semana también se codeaban con los universitarios. Por eso, a menudo nos llamaban a mí y a mí banda para actuar.
Algunos de los estudiantes seguro que pensaban que yo seguía estudiando mucho después de que me fuera del College. Uno de ellos fue quien más adelante desempeñaría un importante papel en el desarrollo futuro de THE ANIMALS. Era Mike Jeffery, "El hombre de las gafas oscuras" M.J, como se le conocía, se haría grande en el futuro. Pero siempre estuvo rodeado de misterio, hasta su muerte en un accidente aéreo en España a finales de los años setenta. Jeffery fue uno de los fundadores del grupo pop Svengali que puso se hizo conocido en los años sesenta, con Brian Epstein, Robert Stigwood y Kit Lambert No es que Mike tuviese un estilo parecido, sino todo lo contrario. Pero como ellos sabían, él era un tipo que siempre se las arreglaba para estar en el lugar correcto en el momento correcto. Aunque una vez, por desgracia, en el lugar equivocado y en el peor momento. Mike Jeffery fue quien finalmente se convirtió en el manager de THE ANIMALS y más tarde llevaría a Jimi Hendrix en asociación con CHAS CHANDLER

Él era un tipo de la generación de británicos de la posguerra, suficientemente mayor para conocer todo sobre el legado del Imperio y el antiguo ejército, al tiempo que se tomaba a broma su desaparición sin quedarse amarrado a la ética del viejo mundo. Él y otros mayores se movieron con soltura en la nueva era.
Tenía sesenta años, pertenecía a la vieja escuela, pero vivía en el mundo de los negocios como un tiburón blanco, devorando todo a su paso. Y al igual que ese gran tiburón, Jeffery tenía millones de admiradores. Todos le miraban y muchos cayeron rendidos a sus encantos: era un hombre de negocios que realmente entendía al artista.
Fui creciendo con amplitud de miras con el hombre que aseguraría mi libertad. De hecho, representaba a otros, menos afortunados para asegurar su propia libertad. Él podía actuar sin dejar de ser fiel a sí mismo. Cuando las cosas fallaban a M. Jeffery no le importaba enfrentarse y lidiar con violencia. Sacaba la barbilla, alzaba la cabeza y se mantenía firme. La gente lo respetaba mucho.

Mike comenzó su cooperación con la música organizando bailes en la Universidad alrededor de 1958. Usaba gafas oscuras, que tenía bajo prescripción médica. Tan oscuras como las gafas de sol, también vestía colores oscuros, normalmente traje de rayas y corbata al viejo estilo.
Mike era de Londres y sirvió en el ejército en Medio Oriente. En aquellos primeros días, pensé que era maravilloso: Cuando lo conocí, le supliqué que diera su oportunidad a mi banda de entonces, para poder relacionarnos con una de las mejores bandas que representaba en Londres. Por supuesto, no nos escuchó ni creyó en nosotros. Nunca lo hizo hasta que nos ficharon dos tipos de Londres, Ronan O"Rahilly y Mickie Most Ahí reaccionó a lo bestia, contra los que se interponían en su camino, para pillar a THE ANIMALS. Por fin pudimos tocar en el Downbeat y el Club "A Go Go" que él abrió y yo iba todas las semanas para ver a los Rolling Stones, Long John Baldry y muchos más.
Así fue comoMike Jeffery contribuyó al nacimiento de la banda. Nos dio un lugar para crear, tocar, e ir creciendo como lo hicieron los Beatles en Hamburgo, solo que nosotros no tuvimos que dejar nuestro país.

Mike no era un soñador, como nosotros. Finalmente construyó un emporio que se extendía desde Inglaterra hasta París, Mallorca y las Bahamas.
Pensábamos que era el gerente ideal de THE ANIMALS, un tipo en el que podíamos confiar, que despejaría el camino para nuestra creatividad. Lo veíamos como nuestro Brian Epstein Por entonces éramos todos vírgenes. Todo era fresco y no había reglas. Así que la banda cayó bajo su hechizo, a pesar de que sospechábamos que era retorcidillo. Se graduó con honores en la Universidad de Newcastle, en idiomas y sociología. Pero se dio cuenta, después de su experiencia con los estudiantes, de que había más dinero para ganar en el negocio de la música, que en una carrera más convencional. Pasó del centro del sistema tradicional al rock"n"roll.
Mike cerró su primer club de Newcastle, en Nelson Street, luego abrió otro llamado Downbeat y planificó un tercero, llamado Marimba que era un poco más sofisticado.
El Downbeat era gris, aunque estaba ascendiendo de categoría. Los fines de semana eran muy divertidos allí
En 1961 comencé a cantar con una banda, que después se haría mundialmente famosa como THE ANIMALS:
CHAS CHANDLER, en el bajo, nos conoció después de tocar con otros grupos de Newcastle. JOHN STEEL tocaba la batería, ALAN PRICE, el piano y el órgano y HILTON VALENTINE, la guitarra principal.
La cerveza fluía, las chicas estaban locas por nosotros y Mike Jeffery en ese momento se prestaba a ayudarnos como representante. Nunca supe mucho más sobre él, excepto que supervisaba todos los clubes de los que vivía.

Mike tenía un montón de guardianes a su servicio para proteger sus intereses en los clubes. El más notorio fue "The Turk" , que tenía dos perros alsacianos altamente entrenados, y eran listos y rápidos. Habían sido enseñados para estar uno en la parte superior de las escaleras y el otro en la parte inferior. Los alborotadores, si llegaba el caso, se encontrarían presos al bajar las escaleras.
El Downbeat era un caldo de cultivo musical, lejos de relaciones nocivas y genta extraña. Con Malcolm Cecil que tocaba el bajo allí la banda de jazz de Mike y Ian Carr los sábados por la noche, más tarde se convirtió en uno de los productores de Stevie Wonder que vive en California. Había un club especial en la planta baja, donde Dave Finlay permitía que los músicos y sus amigas se divirtieran durante toda la noche.



Había algunas chicas ardientes y asilvestradas. Con una de ellas, auxiliar de clínica dental, me dediqué a experimentar las locas fantasías de los hombres, cuando también descubrí la boca humana.
¡Era muy alta!, y tenía un maravilloso sentido del humor. Me amaba a causa de mi estatura que se lo ponía todo más fácil, envolviendo mis cortas piernas alrededor de las suyas tan larguiruchas.
El Downbeat tenía bastante buena reputación entre los músicos del país, pero Mike Jeffery tenía grandes planes cuando abrió el Marimba que fue diseñado para dar servicio al oeste de Newcastle todas las tardes.
Fue un intento de crear nuestro propio .Ronnie Scott. Tenía una cafetería y en el sótano estaba la sala de jazz. Estaba lleno de tuberías de gas y desagües cruzando el techo, pero los sábados por la noche estaba lleno de gente que proporcionaba la principal fuente de calor y claro, cuanto más mejor. Casi toda la música venía de los Hermanos Carr Muchas noches las pasaría yo en el Marimba con una botella de vodka en el bolsillo, una taza de café y mi mochila de la que nunca me desprendía.
Y un día, algo extraño sucedió allí cuando llevaba abierto alrededor de un año.

Tenía mejor reputación que el Downbeat, y no había tantas redadas , pero tal vez por el carácter latino del local, hacía menos negocio, a menos que hubiera una estrella invitada como Ronnie Scott

Una tarde de domingo invernal estaba en el ' Grapes' tomando una cerveza con los amigos y cuando se fue el último, decidí dar un paseo por la ciudad para tomar un poco de aire fresco. Torcí por el callejón que conducía al Marimba, cuando vi a Mike Carr, el organista, que corría por allí con la cara muy pálida.
- "Eric, Eric, no vas a creer esto", dijo, jadeando y resoplando. El Marimba, está ardiendo y mi equipo está allí quemándose. Nuestra batería, el teclado, todo. ¡Todo arde! Corrí hacia allí y vi que era cierto. El humo salía de dentro, el local estaba envuelto en llamas. En cuestión de minutos, los bomberos habían colocado las mangueras a lo largo del callejón, tratando de salvar al Marimba de la destrucción.
Mike llegó y parecía como si hubiera estado en la cama. Subió por el callejón temblando y, detrás de sus gafas oscuras, vio cómo su club ardía sin remedio.

Investigaron las causas del incendio y los periódicos dijeron que el problema estaba en los cables eléctricos del sótano.

Yo leí estas noticias a mi padre en casa cuando estaba viendo la televisión, pero se levantó y dijo:
-Escucha lo que te digo: ese tipo, el dueño de ese lugar, Mike Jeffery, no es de fiar. Fíate de mi. Lo sé porque yo instalé esos cables y mi cableado no ha sido la causa del incendio, cuando hago un trabajo, siempre lo hago bien. Por eso te digo que hay algo oscuro en todo esto.
Tomé nota de las palabras de mi padre y al cabo de unos meses, Mike recibió una gran cantidad de dinero de la compañía de seguros que utilizó para abrir un nuevo local: el Club A Go-Go
Curiosamente, me pidió que le ayudará a diseñar el nuevo club.
- Estoy de acuerdo si podemos conseguir conciertos allí con nuestra banda.

Me miró por detrás de sus gafas oscuras, las puso hacia atrás sobre su nariz y dijo:
-Bueno, no sé. Ya lo veremos. Ayúdame a montar el club primero. ¡Tengo mucho dinero para invertir! Puedes hacer lo que te guste. Comencemos con los dibujos y planes de inmediato. Preséntalos y te diré lo que pienso.
- Eso fue todo. Estaba a punto de empezar mi primer trabajo de diseño real. Empecé a trabajar. Winston Scott y Philip Payne me ayudaron con los asuntos más difíciles, porque yo solo no podía hacerlo todo.

Mientras sucedía esto, hubo un evento de importancia mayor: Los Beatles llegaron a la ciudad. Tocaron en el Ayuntamiento de Newcastle. Fui a ver y escuchar el concierto. Todavía no habían estallado a nivel nacional. No podía creer lo que veía. La cola era de tres vueltas alrededor del edificio. Sabía que algo grande iba a pasar muy pronto. La música que tanto me gustaba y los grupos que la entendían, tocaban en muchos sitios diferentes.
Después de lo que pareció una eternidad de planificación y papeleo, carpintería y decoración, se inauguró el nuevo club.

Había revuelo en Percy Street de Newcastle y yo estaba bastante satisfecho con el diseño. Había dos salas enormes, una sala de conciertos con bar y oficinas. Una sala de estar enmoquetada con capacidad para 300 personas con una pista de baile. La otra mitad del club era para miembros más jóvenes, con un bar de refrescos y una pista de baile más grande con capacidad de 500.

Los sábados por la noche siempre estaba lleno y el grupo de los más jóvenes bailaba hasta la medianoche. En La otra sala donde estaban los clientes mayores, servían bebida muy rápidamente
Mike contrató a los mejores artistas del momento, como Johu Lee Hooker, Sonny Boy Williamson, Graham Bond , The Yardbirds y The Rolling Stones . Pudimos actuar los fines de semana, y luego íbamos corriendo a tocar también en el Downbeat. Conseguimos muchos seguidores en Newcastle y disfrutábamos escuchando música y actuando con otros grupos que venían a tocar al club, como John Lee Hooker y Sonny Boy Williamson. Durante una de estas actuciones, Graham Bond estuvo tocando en el club. Nos escuchó, regresó a Londres y le dijo a Ronan O'Rahilly, el hombre que inicióRadio Caroline que había visto una gran banda en Newcastle y que deberían ser observados, por si fuera rentable una representación.

Ronan apareció en Newcastle para vernos con. Giorgio Gomelsky, de The Yardbirds y al final nos llevó a Londres. Fuimos e hicimos algunos conciertos de intercambio conThe Yardbirds.
Estos fueron nuestros primeros conciertos en Londres y fue entonces cuando nos sentamos en un pub y acordamos llamar a nuestro grupo THE ANIMALS inspirado en el personaje más cautivador de una pandilla local, llamada The Squatters. Él era Animal Hog y personificó lo que queríamos representar con nuestra música.
Libertad total, un poco de anarquía, mucho salvajismo y muchos buenos momentos. Nos convertimos en The Animals, icono del Club A Go-Go.
El club se convirtió en el centro más importante para los jóvenes de Newcastle, con su traje básico e informal: jeans azules, pelo largo y abrigos de lona azul marino. Todos hacían cola fuera los sábados por la noche para unirse a la locura. La banda estaba comenzando a moverse mucho, así que tuvimos que encontrar alguien que nos cuidara el equipo: el personaje más atractivo que he conocido: Tappy Wright se convirtió en el "guía de ruta y manager" de The Animals.

Con el dinero que habíamos ganado en todos Los conciertos, sacamos para el pago de una camioneta Commer azul que transportaría al grupo y su equipo
Era vital, ya que estábamos a punto de recorrer el país, saliendo por fin de los límites de nuestra ciudad natal.

Ahora me parece increíble que el equipo y el personal de los primeros THE ANIMALS, se trasladaran sólo con esa furgoneta : Aparte de Allan Price, Hilton Valentine , John Steel, Chas Chandler y yo, el nuevo guía, Alex El Rojo y el manager del tour Tappy Wright, Llevábamos amplificadores, guitarras, un pequeño sistema de megafonía y nuestros efectos personales. De algún modo pudimos meterlo todo en nuestra fiel Commer azul, y salimos corriendo.
Tappy recogió la furgoneta Commer de color menta una mañana del lunes y la devolvió el siguiente jueves por la tarde. En el garaje no podían creer que hubiese hecho un recorrido de 6.000 millas
Algunas de las primeras giras fueron un pequeño infierno, especialmente desde el punto de vista de los músicos, ya que no teníamos la organización de una agencia. Teníamos conciertos en Newcastle, en Londres y luego en Liverpool, la noche siguiente. Después, en Edimburgo y de regreso a Newcastle. Eran agendas y fechas imposibles de cumplir, pero con Tappy Wright al volante, podíamos salir adelante y además, a los que nos contrataban no les importaba un pimiento nuestro bienestar, sólo importaba ganar dinero.
Antes de mudarnos a Londres, hicimos una mini gira que nos proporcionó la primera actuación en vivo en el programa de la radio nacional: 'BBC Saturday Club' actuando frente a toda la audiencia en Gran Bretaña. Cuando llegamos a Liverpool con nuestra nueva furgoneta Commer, no teníamos idea de que, cuando nos fuéramos la noche siguiente, la pintura quedaría completamente tapada con mensajes garabateados en varios tonos de lápiz de labios rojo, rosado e incluso morado, de chicas, junto con números de teléfono y comentarios subidos de tono
Una vez, volvíamos a Newcastle tan cansados que nos salimos del final de la autopista, tiramos en línea recta por la pradera de en medio cubierta de nieve y sencillamente pasamos por encima y al lado de un coche de policía. Al día siguiente, el jefe de la policía se dejó caer por la oficina del 'A Go-Go'
-"¡Oye, diles a tus muchachos la próxima vez que vuelvan a casa, que se tranquilicen al salir de la autopista!"

Cuando salíamos de Newcastle para ir a un concierto en Londres, buscábamos "corazones púrpura" en la ciudad para mantenernos despiertos durante el viaje, pero no podía ser: Newcastle no tenía la provisión de drogas de Londres. De todos modos, algunas chicas le dieron a Tappy algunas pastillas que no eran de color púrpura, sino de un color rosado. Le dijeron que eran igual de fuertes y que harían el trabajo igual de bien y en efecto, pudo permanecer completamente despierto durante todo el camino hasta Londres, llegó hasta allí y descubrimos que le habían dado píldoras femeninas contra los dolores de la regla.
Los conciertos llegaban cada vez más rápido y estábamos a punto de ir al estudio para grabar nuestro primer single. "Baby Let Me Take You Home" con Mickie Most quien se ofreció como director de producción.
Un día hubo una disputa por la gestión del concierto. No quedó claro a nadie lo que sucedió, pero Reman O"Rahilly se retiró al mismo tiempo que entró Mickie Most diciendo que habíamos conseguido una camioneta Ford Galaxy hecha en Canadá.
Una soberbia máquina, para que la banda viajase por toda Gran Bretaña. Íbamos de lujo y a gran velocidad, de Londres a Manchester en dos horas. Esto era como un crucero en comparación con la vieja furgoneta Commer. Pero Tappy seguía perdiendo espejos y faros y la camioneta acabó también pintada con lápiz de labios
Tappy era el sexto miembro de la banda, pues no hubiéramos ido a ningún lado sin él.

Un buen director de ruta es tan importante como un buen cantante principal. Newcastle quedó detrás de nosotros y Londres pasó a ser la base desde ese momento.
Hilton Valentine, Tappy Wright y yo instalamos nuestra residencia cerca del centro donde actúabamos, en Earls Court Alan y Chasis se buscaron piso en el barrio más tranquilo de Holland Park, y Johnny Steel simplemente se quedaba donde le venía bien, porque cada vez que tenía la oportunidad, volvía a Newcastle. Primero vivimos en 'Redcliffe Square' por un año, luego pasamos al 64, de 'Cranleigh Gar' que se hizo conocido como 'The 64 Club' porque la puerta y hasta la ventana frontal siempre estaban abiertas.
Cuando no estábamos tocando, grabando, haciendo televisión o hablando con profesionales, pasábamos el rato en los clubes. ¡Londres estaba lleno de músicos y sus representantes¡ Todos habían entrado en una competencia feroz, tratando de hacerse con la clientela de cada grupo. Los músicos en particular, debían tener una apariencia personal VIP. En los clubs nos ofrecían comida y bebida gratis, nada que pagar en la puerta ¿Qué más podrías querer? Y así de club en club, noche tras noche.
Uno de los lugares más visitados fue 'The Ad Lib' en Leicester Square Era una sala del piso de arriba frecuentada por The Beat, la élite de la nueva realeza pop de Londres.
El club pedía a los cocineros que frieran carne de ternera y huevos, y al minuto siguiente que fueran corriendo hasta el garito del pinchadiscos. La pista allí rebosaba de gente con los. Rolling Stones, Beatles, Otis Redding, James Brown, Bobby Bine Band y Wilson Pickett. Otro lugar menos elitista fue el 'Scene Club' Ham Yar, donde se dio uno de los conciertos de THE ANIMALS en Londres y se convirtió en un lugar frecuentado por Mods. Otros clubes, incluido el Alexis Club Rhythm?n & Blues de Alexis Korner en Ealing; el club Rik y John Gunnell"s Flamingo en Wardour Street, y el Bag O"Nails cerca de Carnaby Street; el escocés de 'St James', el 'Kilt' en Soho y el 'Cromwellian' en el camino de Cromwell.
Una noche en el Cromwellian era el cumpleaños de. Carmen, la novia de Georgio y aquello estuvo bestial. Además de Giorgio y su novia, estaban todos: Clive, Eppy, Rik Gunnell, Ringo estaba vestido como un jeque árabe, perfecto con su nueva barba. Eppy era una especie de bailarina de ballet con la mitad de su rostro blanco y la otra mitad, negra. Lo rociaron por encima con purpurina dorada. Rik era un bebé con su enorme pañal alrededor del cuerpo orondo. Paul Mc Cartney estaba vestido como un teniente sureño de la Guerra Civil. Muy conmovedor. Estaba muy guapo con el bigote y el cigarro. Estupendo. También Vi a George Iba disfrazado de, ¡Adivina de quién! De Rasputín, el monje loco. Estaba realmente impactante con la enorme barba. Fue una fiesta fantástica. Carmen vestía un vestido español de verdad. La comida estaba rica, el lugar estaba lleno, pero había espacio suficiente para bailar, fue memorable.

Llegué con gafas falsas, un bigote, un traje de negocios, cuello y corbata y estuvo perfecto, porque nadie me reconoció esa noche en el Cromwelliam. Luego vi como George miraba con ojos ardientes aquella frivolidad tocándose la barba oscura, tomó un trago de una taza de vino tinto de peltre.
-Mira, van a hacer un numerito. ¡Qué bonito!"

Me volví para ver a Eppy y Rik en el medio de la pista de baile, a Rik como a un querubín gradullón, con una sonrisa en su rostro, tratando de avergonzar a Brian Epstein Pero Eppy estaba disfrazado también de bailarina. Con una compañía tan alegre, no iban a avergonzarse, al menos, no esa noche. Anduvo pisando fuerte hasta Rik asumiendo el desafío. Eppy avanzó hacia él y Fin se cayó al suelo.

Rugidos de risa de la multitud que miraba. Eppy bailaba, con la nariz hacia arriba porque el éxito era suyo, pero Rik no había terminado aún: Eppy no iba a irse de rositas . Comenzaron a rodar juntos por el suelo como dos enormes bebés sobre la pista de baile.
Antes de que fuera demasiado ridículo, entré con un extintor de fuegos, uno de esos de espuma.
Rasputín estaba celoso cuando vio lo que me estaba divirtiendo. La multitud se había quedado pasmada. ¡Rik y Eppy parecían dos bebés jugando en una bañera de espuma! Rasputin dio un paso adelante, tirándome a un lado y gritando a mi oído por encima de las voces, y de la música:.
-"Burdon, si quieres jugar con fuego, juega con fuego real. ¡No lo apagues, mejor provócalo.

Y sacó un encendedor del bolsillo de su pantalón, caminó hacia la banderitas y farolillos que colgaban de la pared y les prendió fuego. Pronto los bomberos entraron vistiendo chaquetas amarillas y cascos, con las mangueras preparadas. Cuando los festivaleros salieron a la calle, estaban muy nerviosos o se reían como bobos. Me limité a compartir una píldora de amilnitrato con un amigo, porque andábamos escasos.
Nuestros primeros conciertos en Londres fueron en el Scene Club que estaba situado en un callejón llamado 'Ham Yard'. Estuvimos actuando allí durante un tiempo y pasamos del estilo del jazz tradicional a ser un grupo de rock.
El club era frecuentado por militares de las fuerzas aéreas de América, en su mayoría de color negro, por lo que no hace falta decir que la música era muy moderna. El local tenía una fantástica colección de discos y todas las novedades de EE. UU.

En el patio que conducía al club, a veces se desataban peleas increíbles entre militares estadounidenses y jamaicanos, que se peleaban por una chica. Tenías que estar alerta, pero era emocionante. Los "corazones púrpura" eran el pan nuestro de cada día y se podían comprar fácilmente por unos pocos peniques.

De vez en cuando, el dulce olor a marihuana se esparcía por el local cuando estábamos tocando, añadiendo un aire de misterio a la emoción. La pista de baile estaba en el centro del club, era pequeña y podía acoger a unas 200 personas de pie los sábados por la noche apretadas como sardinas. Las mejores noches eran los martes, cuando había entre veinte y cincuenta personas con espacio suficiente para bailar con el mejor sonido.

Huelga decir que el escenario era aún más pequeño. No teníamos espacio suficiente para movernos y yo casi siempre tenía que actuar en el suelo, junto a los que bailaban. Una vez instalados la batería y los teclados, había un breve espacio para Hilton y Chas, en un huequito del escenario. Pero yo desaparecía entre las cabezas de la primera fila.
La razón principal de este desbarajuste era que había un enorme piano blanco en el escenario, como recuerdo de los tiempos en que aquello había sido un club nocturno. Los músicos de jazz siempre se habían organizado alrededor del dichoso piano. Una noche descargué toda mi ira contra él. Estaba de los nervios seguramente por el efecto de un "corazón púrpura" y debo admitirlo: me sentía bien y me apetecía ser visto y escuchado por encima de la audiencia.

Llevaba botas de vaquero de suela gruesa y me subí encima de aquel monstruo blanco que sólo servía para colocar los vasos vacíos de la gente y para robarnos el espacio. Así que cuando me encaramé y comencé a saltar al ritmo de la música, aplastaba con mis pies, los vasos contra la tapa del piano.

Al público le encantó, estaban como locos. Salté mucho y muy fuerte, incitado por los chicos de la banda particularmente ALAN PRICE que, vengativo, odiaba ese monstruo blanco que nadie tocaba, que era sólo un estorbo, pero estaba allí y no iban a quitarlo, así que tuve que hacerlo por ellos. Continué saltando y la tapa cedió y se astilló. Mis botas pisaron y golpearon lo que quedaba de las cuerdas. Hice un ruido encantador. ALAN PRICE tenía una gran sonrisa y mantenía uno de los micrófonos "Shure" al lado de las cuerdas mientras estallaban y vibraban.
Tres enormes gorilas se abrieron paso hacia el escenario a través de la gente, empujando sin saber qué demonios estaba pasando. Cuando llegaron donde yo estaba, el piano había sido demolido con la ayuda de la audiencia. Los guardias llegaron y vieron lo que lo que había sucedido en el escenario, y se lo tomaron a bien. Ellos también se unieron a la "meleé" contra el odiado piano.

Georgie Fame era una cara común en el 'Flamingo' Los antillanos amaban a Georgie. Producía un sonido negro que a mediados de los años sesenta atraía al oído de los inmigrantes jamaicanos. Lo amaban, para ellos él era el rey. El 'Flamingo Club' pertenecía y era dirigido por dos hermanos, Rik y John Gunnell.

También tenían una agencia y reservaban la mayoría de las actuaciones para su propio club, cuando los grupos estaban libres. Algunos de los conciertos que se hicieron en el 'Flamingo' y también en otro club suyo, el 'Bag O'Nails', donde actuban Georgie Fame y The Blue Flames, Chris Farlowe y los Thunderbirds, Zoot Money"s Big Roll Band, Geno Washington, Ronnie Jones y John Mayalls Bluesbreakers.
Rik, y John partían el bacalao con un cierto humor negro más propio del lejano oeste y que, dependiendo de cómo les cayeras podrían comportarse de una manera u otra y acabar haciendo polvo tus "corazones púrpura" esparciéndolos por toda la discoteca. En una ocasión el polvo de droga se posó en sus uniformes azules mientras tosían, balbuceaban y gritaban. John siguió bailando hasta que llegaron los policías y se los llevaron.
Eran muy queridos y admirados, también odiados por mucha gente. Amenazados a veces físicamente para tener unas palabritas fuera del escenario.
Estoy seguro de que podrían haber llegado a ser los mejores cómicos de Gran Bretaña. No les importaba si el público se quedaba o se iba. A la gente le gustaba su lengua viperina. Eran estrellas en su propio club y podían enfrentarse a todos los que vinieran. Desde los Mods en grupo a los jamaicanos, estadounidenses o la misma justicia.
Una noche hubo una redada policial en el Scene Club, a solo cuatro cuadras de distancia. Yo Estaba en el Flamingo antes de lo normal, alrededor 11.30 p.m. preparado para pasar la noche. El lugar se estaba llenando. Lionel, el Jefe de Sala, llamó a John para avisarle que la policía estaba viniendo. John subió al escenario. Los chicos de la banda de Chris Farlowe estaban de pie con la cara pálida
- ¡No, por favor, no en el medio de nuestr actuación! John respondió.
- Los policías están en camino". Dame un respiro. Se volvió hacia la audiencia. Diciendo:
- Rápido, deshaceos de lo que tengais, la poli va a venir. Tragadlo, tiradlo al water. no me importa cómo, pero deshaceros de todo eso. A mi lado, los muchachos jamaicanos se pusieron de pie y comenzaron a vaciar sus bolsillos, deshaciendo chinas de hash negro en sus bocas y masticando como vacas. Corazones morados llovieron y cayeron al suelo. De repente, un tipo con zapatos de tenis, jeans azules y un suéter blanco, subió al escenario y agarró el micrófono de la mano y enseñó una placa de identificación. Gritó con fuerza:
-"OK" esto es una redada policial, que nadie se mueva.
John agarró el micrófono y comenzó a golpear con acento jamaicano
-Manteneos en calma, sólo debeis destruir esa mierda, coméosla.
Un sargento, con el cuello rojo y las venas hinchadas gritó:
-"Está bien, baja de allí".

Saludó a la banda de Chris Farlowe. El barítono Nicky se puso en pie con los ojos tristes, sacudiendo la cabeza.
- "Mierda, justo en medio de mi solo. He estado esperando una hora por este momento. ¿No tienen ustedes educación? El joven policía rodeado fue reculando hasta el fondo de la habitación, empujado por antillanos furiosos y lo echaron.
Una noche,Eric Clapton vino a ver actuar a T-Bone Walker uno de sus ídolos, y se quedó mirando desde el camerino. T-Bone, además de ser uno de los mejores guitarristas técnicos de blues de guitarra, era de la vieja escuela. Tenía un cable muy largo en su guitarra que le permitía moverse libremente hacia el público, lejos de los músicos. Algún músico debió decirle queEric Clapton había venido a verlo tocar, porque durante su siguiente solo largo, T-Bone salió del escenario con su guitarra y su cable, entró al camerino , bajó las escaleras y llevó a Eric Clapton hasta la pared mientras seguía tocando calladamente pero clavando las notas al pobre Eric, que estaba empotrado en la pared con miedo.
En el público, la gente tenía una imagen totalmente diferente. No estaban muy seguros de lo que estaba pasando. Estaba la banda de respaldo tocando y el solo de T-Bone se escuchaba volando desde el amplificador, pero T-Bone simplemente había desaparecido. Poco sabían que tenía aEric Clapton pegado a la pared y no lo dejaría ir hasta que entendiera bien.
- Soy el original, soy el hombre principal, entiéndelo, entiéndelo, ¿entiendes?"
Otra noche, una stripper rubia entró al Flamingo. Fue durante uno de los intensos toques de blues de Chris Farlowe. Chris estaba en el escenario emocionado, la audiencia estaba encantada. Los tenía en la palma de su mano. "Well, baby, por favor no te vayas". En el camerino con la cabeza llena de corazones morados, vodka y Fanta, nos emborrachamos y nos volvimos locos. La gran stripper rubia entró en faena incitada por Rik y John hasta acabar desnuda, con la ropa alrededor del vestidor.
Era obvio por el número de bofetadas, pellizcos, besos y comentarios, que su show necesitaba más espacio si realmente se iba a repetir. Inevitablemente se desbordó en el escenario donde Chris Farlowe estaba tocando. El pobre Chris, con los ojos cerrados, cantaba: "Baby, por favor no te vayas" mientras detrás de él surgía esta rubia desvergonzada, desnuda, excepto los pies, por sus altos zapatos de tacón, sus tetas rosadas saltando mientras se movía por el escenario agitando sus brazos en el aire, toda la banda mantuvo el ritmo, solo cantando, mientras el público se mataba riéndose. Fue una broma cruel para el pobre Chris Farlowe Pero si él hubiera estado en los camerinos y no en el escenario, habría sido el primero en unirse al lío .

Había noches mágicas en el Flamingo, noches en que a los norteamericanos y los antillanos no les importaba de quién era la mujer o a qué territorio pertenecía a a qué facción.
Una noche llevé a Nina Simone allí. Ella me miró con el ceño fruncido, diciendo: vamos, Eric, estás bromeando, ¿vas a presentarme a algunos de mis amigos aquí en Londres?

Cuando vio el Flamingo, aceptó que era como un viaje por su pasado. La crema de la sociedad londinense acudía a ese subterráneo para ver a algunas de las mejores bandas de R & B en Gran Bretaña.

Atrapé a George Harrun un par de noches corriendo desde Beatledom, quien debió haber revivido las experiencias de Hamburgo. Y al final de esas noches completas era una sensación maravillosa salir de la oscuridad del club.

El sábado por la noche al salir, hacía frío, el aire era fresco y ligero en las calles aquellas llenas de basura en Soho. Me dirigí al primer quiosco de periódicos, recogí la primera edición, busqué comida india, me fui a la cama y dormí todo el domingo. Flamingo era lo mejor para los fines de semana, no hay duda. La banda se había mudado a Londres y yo estaba hechizado.

Aunque todavía estaba profundamente prendado de Doreen Caulker, había hecho mi elección entre ella o la carretera y me había convertido en un viajero.






CUATRO
CUANDO ÉRAMOS UNA BANDA















La banda estaba firmemente arraigada en Londres, su base de operaciones. Newcastle no era más que un lugar para ir de visita cuando teníamos tiempo libre.Ronan O'Rahilly había sido apartado de la escena y Mike Jeffery se encontraba en una posición segura como gerente de THE ANIMALS y progresando en la gestión de un contrato de grabación para la banda. La camioneta Commer iba recorriendo todo lo largo y ancho del Reino Unido, con Tappy Wright al volante. Algunos de los conciertos fueron agradables y fuimos aplaudidos. En otros conciertos, nos adoraban las chicas, y los muchachos nos odiaban. También hubo conciertos donde las chicas nos odiaron y fuimos alabadosaporlos chicos Algunos de los conciertos fueron fatal como el de Maryport en Cumberland. Ya se sabía que no iba a ir bien, desde el mismo momento en que entramos por la puerta. Había muchas bandas de Teds y Rockers con chaquetas de cuero se habían puesto en varios rincones a lo largo de la sala. Tappy estaba colocando el equipo con la ayuda de algunos tipos de allí. Miré por detrás de las cortinas del escenario, a través de la neblina azul de humo que llenaba la habitación. El lugar se estaba llenando un poco demasiado en sábado por la noche. Uno de los que nos ayudó con nuestro equipo comentó
-"Esta noche está tranquilo, por lo general no es tan silencioso". Escuché que Tappy dijo
-'No me parece tranquilo, amigo, parece que vamos a tener la sala llena'
-'Sí, pero está relativamente tranquilo'. El tipo hizo su trabajo. Comprendimos de qué estaba hablando cuando comenzamos a tocar. Tan pronto como hicimos sonar nuestro primer número lo vimos. En este lugar, Maryport, no tenían bailes, tenían peleas. Las pandillas rivales, junto con sus amigas, se mezclaron entre sí. Fue una melée increíble, y sin embargo, de alguna manera la banda estaba recogida en un rincón. No nos alteramos. Seguimos actuando y ellos peleando. Supongo que así fue para cada grupo que apareció allí. A medida que nuestro conjunto musical se aceleraba, también lo hacía la violencia, y cuando alcanzamos la cima del set con un número de Isley Brothers llamado 'Shout' en el que el tempo se acelera hasta volverse frenético, y lleva un cambio de tono durante el canto a coro, puso a todos con los nervios de punta. Un fogonazo salió de la pista y alguien en la primera fila comenzó a meterse en una pandilla rival con una enorme espada de fuego. Había sangre en el suelo. No había más remedio que aceptarlo así que seguimos tocando a pesar de todo. También pasó en otras ciudades, como Leeds, por ejemplo, donde no pudimos controlar al público. Recuerdo estar en el escenario, y escuchar a varias personas lanzando improperios. Volved a vuestra casa, hijos bastardos de los Geordies. No pude soportarlo, así que salté desde el escenario. Con el poder del micrófono, pensé que no podía hacer nada mal.
- A la mierda, todos, grité. Si quereis problemas, nos veremos detrás del escenario
-Sí, vamos, cerdos Geordie. En la pelea estábamos rodeados. Sólo había una cosa que hacer, huir de allí. Pero estábamos tratando de ser geniales después del concierto y una muchedumbre rodeaba la furgoneta Commer, todos estaban nerviosos. Un círculo cada vez mayor de Teds apretados se burlaba de todos nosotros. Yo sabía que dependía de nosotros comenzar el lio. Chas, el gran mediador a quien había visto en acción muchas veces en el Club A Go-Go de Newcastle, movió un dedo hacia uno de los Teds, el más desagradable. 'Eh, por favor, ¿puedo hablar un momento con usted?' El tipo dio un paso adelante. Chas, como si estuviera a punto de comenzar una conversación, agachó la cabeza y luego la levantó de repente y la nariz del chico se derramó sobre su rostro en un repentino estallido de sangre roja. Saltamos a la camioneta, la puerta corredera se cerró. Tappy accionó el motor y arrancamos en la noche, pero Algunos "Teds" disponían de un Ford. Nos persiguieron, hasta que pudimos escapar.
Durante la gira recibimos la buena noticia de que habíamos firmado con la discográfica Decca por un año. Mickie Most había conseguido un contrato de producción, así que fuimos al estudio a grabar nuestro primer disco 'Baby Let Me Take You Home'.

Mike Jeffery también había asegurado un contrato con la Agencia Harold Davidson y Dick Katz en cuya oficina se hacía cargo de nuestros bolos. Con el poder de la agencia que nos cubría y el poder de nuestra música, nuestro primer disco se situó en el puesto número 15 de las listas nacionales. Los conciertos mejoraron y nos sentimos felices al descubrir que Peter Grant había sido designado gerente de ruta personal de la banda y que los deberes de Tappy Wright se habían cambiado por el cuidado del equipo únicamente. Peter Grant, ¡qué chico! ¡Parecía que tenía diez pies de ancho y seis pies de altura !, pero fue muy amable y a todos nos cayó muy bien. Había sido boxeador pero se convirtió en uno de los hombres más poderosos en el negocio de la música. Los primeros sinsabores de THE ANIMALS estaban lejos de haber terminado. La aventura de viajar, hacinados en la furgoneta Commer, o a veces en la Ford Galaxy, las horas de viaje juntos, el compartir habitación de hotel, causaría que los ánimos se encresparan por detalles insignificantes.

En una ocasión en que paramos para echar gasolina en la autopista, los muchachos salieron del automóvil y se dirigieron a la estación de servicio para recoger algunas revistas, periódicos y dulces. Cuando Chas volvió al automóvil, se sentó en el asiento de Hilton Valentine. Hilton volvió. Estaba furioso. '
Qué estás haciendo en mi asiento?' Chas respondió:
- "¿Qué quiere decir, tu asiento? Es una camioneta y hay varios asientos en él para poder sentarse Se supone que debes sentarte en ellos. No estoy sentado en tu asiento.
- '¡Ahí es donde dejé mi bolsa!' Hilton manifestó su protesta sentándose en el borde de hierba al lado de la carretera.

La gente que pasaba no podía creerlo. Estábamos parados sentados en el automóvil, leyendo en silencio periódicos y revistas mientras Hilton rumiaba su enfado en el borde de hierba junto al automóvil.
En aquellos primeros días The Rolling Stones, The Beatles, The Yard birds, Ike y Tina Turner, The Supremes, Otis Redding, James Brown, Chuck Berry Little Richard, Ray Charles, Bo Diddley y muchas más estrellas estaban haciendo su carrera.

Los intérpretes musicales de ambos lados del Atlántico tejieron un sorprendente patrón multicolor, grabando cantidad de discos de éxito que tenían que promover. El rock'n'roll cubría las ondas del aire en todo el mundo. Todos estábamos eufóricos en un mundo que la prensa y los medios examinaron minuciosamente y controlaron en general. Y mientras tanto, hacíamos todo lo posible para entretener a la gente generando mucha energía con la música que gustaba a la gente como la promesa del jazz Norman Granz Si el jazz era un diamante en bruto, el rock'n'roll era el broche de oro, generando calor y llamas.
Me proclamé rokero en lugar de un músico de jazz y me encontré en un camino interminable para levantar fuego y hacer disfrutar a millones.
Incluso nuestros aduladores fueron entrevistados. El periódico NME al estilo de Keith Altham, periodista de gran éxito, concertó con Tappy Wright una entrevista exclusiva. Se conocieron en un pub en el sur de Londres antes de un concierto. Keith, con su bloc de notas, su bolígrafo grande y su Mackintosh parecía un joven Bulldog Drummond caliente en el estuche. Tomó las palabras inmortales de Tappy Wright, El extraordinario gerente de caminos de THE ANIMALS tomó directamente el mito sobre el grupo y lo alimentó con fuerza en la prensa de rock and roll. Keith, el periodista se apresuró a señalar que había visto el equipo en la camioneta azul afuera en la calle y que eran las ocho y diez. ¿Por qué no habían descargado el equipo en el escenario dejándolo listo para la actuación? Tappy explicó que era su técnica para cultivar la curiosidad por el concierto lo más posible, llevándolo al límite de lo acordado. Luego Tappy estaba molesto al ver que Keith lo había publicado en el NME, porque nunca más volvió a hacer este truco.
Así que agregamos un segundo gerente de ruta, Alex El Rojo que era un trotskista pelirrojo con gafas, un verdadero radical y su radicalismo provenía de su conocimiento de la música negra en Estados Unidos, que había estudiado a conciencia. Su filosofía radical puede resumirse de la siguiente forma: Todo viene siendo causado por una misma cosa: El dolor impuesto a los otros por algunos, en nombre de unos hermanos que no son hermanos. Alex estaba metido en ese tipo de grupos y en todas las Sí, Alex estaba metido en eso. Siempre que encontraba una oportunidad, se sentaba y entablaba conversación con cualquier miembro de la banda sobre fisiología, metafísica, política y cualquier asunto en general. Tappy y Alex el Rojo eran como el genio de la lámpara y consiguieron cosas para The Animals durante mucho tiempo. Tappy Wright más tarde se convirtió en testigo de las aventuras y desventuras de todo el grupo, cuando empezamos a experimentar con todo tipo de narcóticos. Tappy se dio cuenta de que, por encima de todo, tenía que mantenerse cuerdo, mientras la banda se volvía loca.
Una noche cuando estaba en un hotel cuidando a Hilton, que había comenzado a experimentar con LSD. De alguna manera, el ácido de Hilton se metió en la boca de Tappy. Qué misterio, nunca sabremos cómo. Pero terminó en las primeras horas de la mañana en la Torre de Londres. Allí estaba, alucinando en una loma cubierta de hierba junto a la Torre, observando a la Armada Española navegando sigilosamente por el Támesis para salvar a Inglaterra en medio de la noche. Cuando escuchó la orden, ¡Manos arriba, Inglaterra ¡ Pensó que no, él no toleraría eso, no Tappy. Combatió a los españoles con una sola mano y los golpeó. Fue nombrado caballero por la Reina y luego se fue a casa a las seis de la mañana y se lo contó a su novia. Ella no había consumido la droga y lo cuidó.
Por suerte para nosotros Tappy se dio cuenta de que dependía de él que llegáramos a la actuación y que debía mantenerse en forma, y lo hizo.
Hubo una etapa en la que que Hilton tuvo que usar gafas de sol especiales hechas con lentes reflectantes para automóviles. Dos enormes lentes perforadas de plástico rojo se insertaron en la montura de unas gafas redondas. Hilton las llevó puestas, alrededor de siete u ocho meses y era obvio que no podía ver a dónde iba; Tappy tenía que llevarlo a todas partes. Pero continuamente drogado con ácido, viendo la poca luz que entraba por las lentes, debió haber estado en otro mundo durante mucho tiempo. Fue realmente extraño. De repente, teníamos un miembro ciego en la banda, un pequeño ciego que nos seguía a todas partes. Hilton nunca se quitaba esas gafas. En el escenario, él estaba hecho un salvaje. Cuanto más elaboradas eran las luces en los conciertos, más salvaje se filtraba la luz a través de sus lentes reflectoras de plástico. A los fans les encantaba el aspecto del joven punk de rostro blanco y cara manchada, con el pelo pegado debajo de su sombrero grasiento, una gran sonrisa en su rostro, saltando a lo loco y con la cabeza girando de un lado a otro y con las gafas en el extremo de su nariz.

Tappy, Hilton y yo, conduciendo hacia el norte de Londres a Newcastle durante un fin de semana libre, compusimos la melodía de las gafas.

Teníamos la Ford Galaxy para nosotros solos. Debíamos haber estado cerca de la carretera más directa cuando tomamos la dirección opuesta apuntando y el castigo fue brutal de puro cansancio. Estábamos allí solos, porque el resto de los chicos se habían quedado en Londres. Nos dirigimos al norte, pasamos horas bajo el frío glacial. Acabábamos de terminar un concierto la noche anterior y los tres estábamos rendidos. Hilton estaba dormido en la parte de atrás, o mirando las luces de la carretera pasando por sus gafas redondas. Yo había estado conduciendo y no podía más. Me detuve en el camino e intenté que Tappy condujera los últimos kilómetros, estaba empezando a nevar y no pude despertarlo.

La cabeza de Hilton surgió de los asientos traseros, las gafas rojas reflectantes me miraban:
-Voy a conducir, amigo.
- 'No, vamos, Hilton'.
-'Venga, que estoy bien para conducir, estoy completamente despierto. He estado dormido ali el tiempo.

No podía creer lo que estaba escuchando y realmente no confiaba en él. Habían pasado meses sin haber visto sus ojos. Se quitó las gafas. Él me miró directamente a la cara. Lo miré a los ojos. Parecían bastante claros, a pesar de que su nariz estaba marcada de rojo. Estaba tan cansado que no podía discutir con él

- Venga, toma el volante

y me puse en el asiento del medio, al lado de Tappy, 'Pero ve despacio, hombre, que está empezando a nevar'. Se dirigió al asiento del conductor. Subí a la fila de asientos traseros. Arrancamos y nos pusimos en camino hacia Newcastle. No pasó mucho tiempo hasta que me quedé dormido en un agradable sopor. Me despertó un ruido sordo y horrible, como si un bloque de edificios estuviese tratando de atravesar el suelo. Me puse de pie. Pude ver la cabeza y las manos de Hilton contemplando la noche al final del largo vehículo canadiense. Con la luz de los faros pude ver una franja blanca. Era nieve, pero demasiado blanca para una carretera. Era un campo. Cuando volví a mirar por la ventana, vi que el campo había sido reemplazado por una hilera de árboles y luego por otra cosa.

¡ Cristo! estábamos dando vueltas en círculos. Giramos lentamente en el aire unas cinco veces, luego la cabeza de Tappy se elevó desde el asiento del medio. Un tablón se estrelló contra el parabrisas entre la cabeza y el volante de Hilton quien se deslizó por la longitud del camión.

T Tappy se agachó justo a tiempo. Como a cámara lenta, el enorme tablón de madera se le escapó un centímetro de la cabeza y se dirigió a mí. Por suerte lo evité, pero recorrió todo el automóvil y se detuvo en la parte trasera. ¡Hubo una colisión! Todo en el camión se hizo añicos en el asiento delantero. ¡Amén!
Después del accidente del Galaxy nuestros hábitos de manejo cambiaron radicalmente: Alan Price nunca dejó su lugar en el asiento delantero junto al conductor. Su paranoia y miedo a estrellarse probablemente nos salvaron. Hacía la hoja de ruta estudiando a conciencia el mapa a partir de aquel momento

Por mi parte, conseguí mi primer coche, un pequeño TR6 de dos asientos. Compré un automóvil deportivo para tener la excusa perfecta y poder viajar solo. Pero también me hizo descuidar el tiempo y llegué tarde a un espectáculo.

Entré por la puerta del camerino de forma poco adecuada después de haber estacionado el TR6 en el exterior: Toda la banda me miró fríamente, como el hielo. Peter Grant la montaña, caminó hacia mí. ¿Dónde diablos has estado?
- Conduciendo hacia aquí y aquí estoy'estoy
- Bueno, llegas tarde
- He conducidoa tan rápido como he podido.
- Bueno, vete a la mierda la próxima vez, coño
Me levantó físicamente y me arrojó al otro lado de la habitación unos tres metros, hasta golpearme contra la pared, resbalé al caer y golpeé el suelo. Nunca más volví a legar tarde. Peter había entendido cuál era su cometido. Él era lo que necesitábamos.
Un día, después de un concierto sórdido, Peter nos trajo las buenas nuevas. Estareis encantados de saber que. Harold Davidson acaba de aseguraros una gira conChuck Berry'

Nos quedamos mudos. No podíamos creerlo, Íbamos a hacer una gira con Chuck Berry. Habíamos adorado a Chuck Berry desde que estábamos en la escuela. Todos creíamos sinceramente que Chuck era el poeta número uno de los Estados Unidos, y probablemente la mejor estrella de rock'n'roll que jamás haya pisado ningún escenario en ninguna parte. Y estábamos de gira con él. ¡Las cosas realmente se estaban acelerando al fin! Los ensayos para la gira de Chuck Berry fueron convocados en un teatro en el norte de Londres a las tres de la tarde de un día de septiembre. Al llegar pudimos escuchar la banda de King Size Taylor improvisando y ensayando. En el micrófono, en el centro del escenario, había un estadounidense negro con los pies enormes, una guitarra Gibson roja con dos cordones colgando del cuello y dedos larguísimos sobre los trastes. Él era un líder algo raro, con un mackintosh blanco.
-'OK', hagámoslo otra vez chicos:

Uno, dos, va!.

Marcó el tiempo y entraron en acción. Miré mi reloj, Eran las siete y cuarto. Estaba en el séptimo cielo, Ritmo, ritmo, ritmo de Rock. 'Stop, stop!'

La banda se detuvo. Chuck Berry se dirigió a la banda y miró al baterista. "Escuchadme bien, cuando pise este pedal, el mundo entero deja de girar". Ahora intentémoslo de nuevo.
Cualquie banda de Gran Bretaña hubiera querido estar en esta gira. Los Bird Yard, los Stones, los que fueran, habían estado presionando para hacer una gira con Chuck Berry y tuvimos la suerte de ser nosotros quiénes conseguimos el concierto que seguramente atraería a las mayores audiencias de rock'n'roll en la historia de los conciertos y nosotros, THE ANIMALS, tuvimos la oportunidad de estar en esa gira y obtener la difusión y publicidad que necesitábamos. ¡Sabía para mis adentros y en lo más profundo, que todas las bandas de esa gira estarían tratando de compararse con el gran hombre, probando su nivel! Es mejor hacer una buena demostración frente al SR. Rock'n'Roll original. ¡Incluyeron a los Blue Jeans Swinging, King Size Taylor y Car Perkins Pero nuestra idea era evitar rock'n'roll Heavy. Si golpeamos a la audiencia con algún tipo de canción de blues para terminar, nos colocaríamos en mejor posición para dejar una impresión duradera que si rockeamos todo el tiempo, como los demás.
Estuvimos ensayando y trabajando en un arreglo de 'House Of The Rising Sun' por un tiempo y vi que era el momento adecuado para poner la canción a prueba. El resto de los chicos estuvieron de acuerdo conmigo. Así que seguimos adelante y lo pusimos en el programa.
La reacción fue tremenda Cuando llegamos a Manchester, llamamos a Mickie Most, nuestro productor, para tomar un tren a Londres y llevar nuestro equipo al pequeño estudio de cuatro pistas en Kingsway y grabar la canción. Hicimos justamente eso, tomamos el tren a Euston, pagamos a un portero británico de ferrocarril por el uso de uno de sus carros de transporte y pusimos el equipo en el carro. Luego lo empujamos hasta los estudios en West End, instalamos el equipo, hicimos una prueba de sonido, una toma de prueba y en la segunda toma la tuvimos. Ese disco vendió millones de copias y todavía hoy sigue vendiendo millones. Más tarde CHAS CHANDLER estuvo mirando los libros de ese pequeño estudio antes de que se cerrara, y encontró el coste de la grabación.
Mientras tanto y volviendo a la gira de Chuck Berry, yo me quedaba quieto y lo miraba con asombro. Él era genial. Le hablé un día y le dije que cuando llegáramos a Newcastle habría una audiencia muy especial esperándolo. Estábamos ya en el Ayuntamiento de Newcastle Chuck, en medio del descanso, cruzó el la pista caminando hacia el escenario, donde yo estaba, me miró sonriendo y me dijo:
- 'Bueno, tenías razón, esto es genial ". Luego volvió para juntarse con el público y estaba loco de contento.
Pero la última noche en Londres, hubo un concierto de retorno por demanda del público que se llevó la palma. Multitud de chicos y chicas acudieron con sus mejores galas para aclamar su ídolo de rock'n'roll. Estaban como locos. Hacia el final de la actuación de Chuck Berry no lo dejaban marcharse. Arriba, los muchachos comenzaron a golpear las luces colocadas alrededor del balcón. Las luces se rompieron y los cristales cayeron al público.
- ¡Más! ¡Más! ¡Más! Ellos cantaban Invadiendo el escenario, bailaron alrededor de Chuck, pero, por suerte, ninguno de ellos se interpuso en su camino. Recuerdo haber mirado detrás del escenario y haber visto las caras preocupadas de Don Arden y Peter Grant.

Obviamente estaban calculando la cantidad de daño que se estaba haciendo en el teatro e calculando las multas que tendrían que pagar. Luego, Chuck se dirigió al borde del escenario y le gritó a Peter Grant: "¿Ya sacaste el dinero?" Grant negó con la cabeza: "No, no lo hicimos". Así que Chuck volvió al escenario y cantó otra más. La audiencia estaba más que loca. Caminó una vez más a lo largo del escenario y volvió a preguntar
- '¿Ya conseguimos el dinero?' Peter Grant asintió con la cabeza y sonrió. Chuck siguió caminando sobre el plató, desenchufó su guitarra Gibs y bajó del escenario. Fuera, subió las escaleras y se dirigió a una limusina que le esperaba, y se dirigió al hotel, probablemente levantando los pies, fumando un cigarrillo. y una taza de té mientras la audiencia todavía se volvía loca, destrozando el teatro. Chuck era un hombre difícil de tratar en términos de promoción y gestión. Sus años en la prisión lo hicieron amargo y cauteloso con los agentes y los gerentes.
En un concierto, recuerdo a Don Arden y Peter Grant peleándose por un puñado de libras presionándolo en el camerino de Chuck Berry. Chuck se envalentonó y pidió el pago antes de la actuación. Mientras tanto, el público destrozaba el teatro. Incluso se rumoreaba que había habido un disparo en el auditorio, lo que era muy poco habitual en Londres. La policía de Toe llegó cargada con bastones. Fue un desastre. Chuck estuvo tranquilo y sereno durante todo el tiempo y cuando volví a su camerino después del último show, lo encontré empacando sus trajes y guitarras. Me quedé en el pasillo y me planté.
- Señor Berry ...dije, o sea, 'Chuck ...' Se giró y me sonrió. 'Sí, ¿qué quieres, hijo?' 'Bueno, solo quiero decirte que ha sido un verdadero placer trabajar contigo. Estuviste a la altura de mis expectativas, y solo quería decir cuánto disfruté la música ". "Bueno, yo también lo disfruté. Fue un buen momento. Y no te preocupes, muchacho, nuestros caminos se cruzarán de nuevo ". Y ocurrió con Chuck Berry .
Nuestro productor de mentalidad comercial, Mickie Most que nunca fue un gran productor de discos, pero que tenía un genio para saber lo que le gustaba escuchar al público, nunca quiso que se grabara "House Of The Rising Sun" como single . Los muchachos de la banda tuvieron que luchar por el derecho a grabarlo. Pero fue la interpretación de la canción y la forma en que lo mostramos en la gira de Chuck Berry lo que lo convenció de que teníamos razón. Y con la ayuda de los productores de Ready, Steady Gol, quienes también participaron en la producción y difusión, dándonos tiempo y espacio para cantar la canción en televisión.
Estuvo en el número uno de las listas mundiales durantep dos semanas. Nuestros ya eran realidad. Volvimos a la carretera haciendo un concierto en West Country.

Entramos en el pasillo, el lugar estaba abarrotado y el tipo que manejabap el lugar se acercó a nosotros, nos estrechó a todos las manos y nos dio la noticia de que 'House Of The Rising Sun' había alcanzado el número uno en las listas inglesas . El teléfono sonaba todo el tiempo. Era gente felicitándonos por todas partes. Y por fin llegó la oferta proveniente de la agencia que nos ofrecía una gira por Estados Unidos. Estábamos a punto de cumplir el gran sueño de toda nuestra vida: actuar en la tierra que produjo la música que tocábamos y amábamos tanto: Estados Unidos, la tierra de los blues.
Esa noche hubo una sensación increíble en el escenario. La gente nos quería, nosotros los queríamos. Me sentí completamente como en casa. Cuando llegó el momento de interpretar la canción, pareció iluminarse la cara de todos en aquel lugar.

Cuando salí del escenario, nunca me había sentido más alto en mi vida. Organizaron una gran fiesta para nosotros en el backstage Cuando pude me alejé de la fiesta, agarré mi bolsa de viaje, subí unas escaleras y fui a un camerino vacío. En la bolsa de viaje tenía un pequeño paquete de periódico y dentro había un poco de hierba africana que me había dado. Graham Bond
Me lié el porro y lo fumé en silencio, reflexionando sobre lo que había pasado y hacia dónde íbamos y recordé lo que Graham me había dicho cuando me dio la hierba. Aquella fue la primera hierba para fumar que veía. Había fumado hachís, pero esta era la primera vez que fumaba hierba. Estaba a mitad del porro cuando me sentí eufórico y me eché a reír cuando recordé las palabras que Graham me había contado.Estábamos sentados con las piernas cruzadas uno frente al otro en el suelo de la sala de estar de mi apartamento de Londres. Me dijo que le había llevado años distinguir la buena hierba. Abrió el paquete, me dijo que metiera mis dedos y lo frotara entre mi índice y mi pulgar y oliera el polvo. Olía bien y fuerte. Él enrolló el cigarro, me lo entregó y dijo: Aquí puedes fumar, te vendrá bien, pero si vas a vivir del blues y para el blues, te digo una cosa ahora, todos te conocerán el mundo entero te conocerá, pero nunca tendrás dinero. Estallé en carcajadas cuando recordé lo que dijo y pensé ¡Un récord de ventas en todo mundo! tiene que estar equivocado bromeando















CAPÍTULO CINCO
EL SUEÑO AMERICANO


Desde el principio tuve una relación de amor-odio con Estados Unidos. Desde muy joven, estaba dispuesto a apuntarme en la Marina Mercante con tal de llegar allí.

La universidad y el rock'n'roll me salvaron de eso, ¡y ahora tenía un viaje gratis en primera clase! todo gracias a la música. Pero también desde el primer momento, nuestra pequeña banda honesta fue maltratada, explotada, presionada y manipulada. Eso es lo que intentaron hacer y fue una verdadera vergüenza. Teníamos la energía y el poder para comunicarnos con la gente, pero tan pronto como entramos en América, todo nuestro dinero despareció, debido a la codicia de quienes nos rodeaban Eso no quiere decir que sufriéramos , pero la verdad es que desde el momento en que llegamos al aeropuerto Kennedy en Nueva York, nos encontramos inmersos en un carnaval de personajes disfrazados, un carnaval que rechazó a nuestro público natural, nuestros fans, al tiempo que nosotros pasábamos de ser autenticos animales libres a ser títeres de comerciantes y fieras enjauladas en un circo donde los domadores, nos hacían pasar por el aro. Al menos de entre estos monstruos, a veces pudimos encontrar algunas personas buenas.
A causa de su experiencia con The Beatles, Stones y Dave Clark Five, cuando se destrozaron puertas y ventanas y se pintaron grafitis, las autoridades aeroportuarias decidieron prohibir las manifestaciones de los fans de los grupos británicos. La seguridad era escasa, los reporteros y fotógrafos se mantenían a raya. Incluso la radio y la TV eran reacios y desde arriba pidieron no mencionar nuestra llegada. Como resultado, no hubo fans que gritaran ni vítores cuando salimos del Boeing 707.
Fue una decepción y ALAN PRICE dijo más tarde en una recepción de prensa en el hotel: "Creo que nuestros fans han sido engañados. Debíamos haber tenido que saludarlos y atenderlos.
Sin embargo, MGM, nuestra compañía discográfica estadounidense, se ocupó de evitar un gran revuelo a nuestra llegada y tras ordenar y limpiar las aduanas, nos adjudicaron a cada uno un descapotable ford mustang y una chica disfrazada de fierecilla de peluche lavable con medias de red y con garras en los dedos.

Nos sonrieron desde detrás de sus máscara y nos moríamos por cortejarlas. Sentados con las capuchas puestas, el viento soplando en nuestras caras, estábamos paralizados cuando llegamos al Puente Lincoln. Pero me calenté manteniendo a mi chica aami lado y sintiendo sus piernas a través de las excitantes medias de red.

Hice un esfuerzo para conversar con la modelo durante el camino al centro, pero ella no quería nada de eso. Estuvimos rodeados de coches de policía y motocicletas a lo largo de la ruta, no había nada que hacer. ¡Ellos lo hacían todo! Habíamos sido desviados por la cuadrilla de seguridad. Sin embargo, abracé a mi chica mientras nuestros discos y mi voz sonaban en la radio del automóvil. El promotor en el asiento del copiloto trató de entrecerrar los ojos para no ver por el espejo retrovisor lo que estaba sucediendo en el asiento trasero. En el coche de enfrente veía la gran cara sonriente de Hilton Valentine darse la vuelta mientras me miraba por encima del hombro de su chica, saludándome con la mano.
- ¿Qué tal Eric?
gritó a viva voz.

Casi no había nadie en las calles, excepto policías, así que fue divertido ver a nuestras chicas, todas con una sonrisa fija y permanente que saludaban a la multitud inexistente mientras las apretábamos con fuerza. Para cuando llegamos a Loews Mid Town Motor Inn en Manhattan, cerca del Paramount, el antigo teatro de Times Square, donde teníamos que tocar, todos estábamos congelados y eufóricos. ¡Estábamos listos para tomar América por las bravas! La agencia nos había reservado una temporada promocional en el , el famoso teatro. Íbamos a formar parte de su último show con una increíble variedad de talentos del rock y del R & B. Una de las estrellas que conocimos muy bien. Fue ... ¿Adivina quién?
¡Chuck Berry! Fue muy inquietante para nosotros poder pagar la factura de nuestro ídolo, sobre todo porque no hacía mucho que le habíamos rogado poder acompañarlo en Inglaterra.
Otros artistas del mismo programa eran Dionne Warwick, Dee Dee Sharp, Dixie Cups y Little Richard Fue demasiado. Y todavía más impactante cuando vimos que teníamos que actuar tres veces a la semana en días de diario cinco los fines de semana. Era solo diversión al estilo americano. También nos apuntamos al programa de televisión 'Ed Sullivan', el programa de variedades mejor calificado del mundo. Estábamos nerviosos, pero sabíamos que la banda podría con ello, y nosotros seguimos siendo líderes durante aquellas semanas en la ?Paramount? ¡Habíamos creado un tesoro! siguimos en Nueva York y nos ganamos el respeto de Chuck Berry y Little Richard Fue un gran scensoo frente a la popularidad de The Bearles y Stones pero ese ascenso finalizó con la peor gestión posible.
Primero vinieron las formalidades: En el hotel nos condujeron entre alguna personas asombradas y con la boca abierta, directamente a los ascensores. Los gastos ajustados ya eran cosa del pasado, porque las comodidades del hotel eran lo primero. Nos dispararon hasta el piso 122 y nos mostraron nuestras suites individuales. Una criada negra en cada habitación vestida de rosa, le daba los toques finales a nuestra ropa de cama. Cuando encedí la televisión, una imagen salió con un sonido fuerte. No tardaba horas en calentarse como antes.

De Y allí estábamos en pantalla, antes de que tuviera la oportunidad de colocar mi bolsa de viaje.

Pude verme en el aeropuerto. Me veía raro. Me moví hacia el televisor para verme más de cerca. Alan salía genial, sonriendo alegremente. ¡Ese era yo-guau! Sí, extrañado, como si estuviera dando vueltas, aturdido y paralizado. En un descanso comercial.
'Hola Eric, ¿cómo estás?' Bronceado al sol, con su piel oscura, su nariz larga con las gafas caídas en medio y una chaqueta de tartán caminando hacia mí. "Bienvenido a América, bienvenido a Nueva York". Fue el hombre de la compañía discográfica quien me sacudió vigorosamente la mano.
-'Conferencia de prensa en diez minutos. No hay tiempo para una ducha. Te veo abajo, en diez minutos. Levantó ambas manos abiertas para enfatizar diez. Me di una ducha de todos modos. Fue genial después de estar encerrado el avión durante tanto tiempo en el que tanto nos habíamos reído.Flipé en la cálida ducha siseante. Recordé que durante la noche había mirado al otro lado del pasillo central de nuestro Boeing para ver a Don Arden, Peter Grant y Mike Jeffery dormidos como bebés en profundo sueño, en aquel altísimo cielo negro sobre el Ártico, perdidos en el mundo casi irreal de sus sueños. Pero todavía tenían sus auriculares de plástico con tubos huecos en las orejas. No pude resistirme a ir gateando por el pasillo para desenchufar los auriculares de las tomas, ponerme los tubos en la boca y darles una ráfaga de aire en los oídos. Corrí por el pasillo hacia el baño trasero porque vieron al culpable. ¡El aburrimiento nos conduce a cualquier cosa!
Salí riéndome de la ducha con una toalla alrededor de mi cintura y encontré al hombre de la compañía discográfica de piel verde oliva sentado al borde de mi cama. 'Vamos, Eric'. Dije diez minutos. Han sido quince. Tienes todo el cuerpo de prensa esperando allí abajo y el Canal Dos quiere atraparte hasta su próxima pausa. No vamos a llegar a las noticias de las nueve en punto. ¡Vámonos! En la sala de conferencias, los hombres vestidos de poliéster, masticando chicle, con las cámaras cargadas y colgadas de los hombros, listos para dispararnos la mierda.
- Oye, oye ¿quién es el tigre? ¿Tú eres el tigre? Uno de ellos señaló a Alan Price, quien se volvió con una sonrisa aguda. Miró al suelo y luego le espetó: "La agencia te informará".
Al periodista no le hizo ni pizca de gracia, pero insistió
-¿Y quien es el es el león? Entonces los chicos de las cámaras, gruñeron como un gran animal todos juntos. Joder, esto es embarazoso, pensé. Tuve que ponerme a gatas con mi nuevo traje italiano. 'Vamos chicos, solo una vez: a gatas y gruñendo como fieras.

Para mi sorpresa, comenzando con Chas, todos nos pusimos de acuerdo gateando y gruñendo.
Preguntaron: -¿puede un blanco cantar el blues?
Me sacaban de quicio, pero John Steel me devolvió la cordura. Tenía el New York Daily News y hojeaba la sección de entretenimiento. Así que me dijo
- 'Eric, James Brown está en el Apollo. ¡Guau! Además había unas chicas gritando en cola para conseguir los autógrafos. Una era una puertorriqueña de 14 años con hermosos dientes. Se puso de pie sonriendo. Sin álbum y sin bolígrafo. ¿Cómo podría firmar su autógrafo? Ella lentamente levantó su jersey y dos hermosos y orgullosos senos castaños me miraron directamente a los ojos. ¡Firma aquí! La policía la sacó de la estancia rápidamente No pude ir tras ella por la calle, porque siempre estábamos rodeados por fans que gritaban. Y si a cualquiera de nosotros se le ocurriera cruzar la habitación y asomar un poco la cabeza, se produciría inmediatamente un grito estridente abajo, en la calle. Nos dimos cuenta de cómo funcionaba esto, cuando John mostró su cabeza y se oyó el ?chirrido de frenos'. Corrimos a la ventana. Más abajo, una niña había cruzado la calle al ver la cabeza de John, por poco se carga un descapotable rojo.
De vez en cuando, el encargado nos juntaba y nos conducía a otro lugar. Fuimos al garaje y montamos en nuestra limusina Cadillac. Salimos en ella despacio, hacia la luz del día con las caras aplastadas contra las ventanas. El asunto consistía en obtener la mayor velocidad posible en la rampa, para que los jóvenes no se enganchan al coche.
Una vez íbamos saliendo con un ejecutivo de la MGM llamado Frank Mancini, un hombre frío y tremendamente desprovisto de sentimientos. Los chavales corrían junto a nuestra limusina en la acera. Aumentamos la velocidad. Sorprendentemente, uno de aquellos niños, mantuvo el ritmo. Todos nosotros pudimos verlo con su rotulador, pero se golpeó fuertemente contra una farola de hierro que no había visto. Se deslizó por el poste y se quedó inconsciente en la calle. El Cadillac chirrió hasta detenerse. El niño no se movía. Nuestro conductor retrocedió rápido. Mancini miró al niño desde las ventanas negras de la limusina. '¡Qué, chico! ¿Todo correcto?

'Sí' ... yo creo que sí'.

El adolescente aturdido nos miró con una expresión vidriosa.
-'Está bien, sigue conduciendo?, dijo Frank

-'Oye chico, recuerda, ¡compra los discos, compra los discos, compra loooosss discooosss!'
No vimos casi a Mike Jeffery desde en que llegamos a Nueva York. Estaba totalmente fuera de nuestro alcance y fue entonces cuando las cosas empezaron a ir tristemente mal. Estaba haciendo pequeños negocios, como firmar un contrato para cantar un anuncio de chicle de Wrigley's Spearmint. ¡Y tuvimos un gran éxito en ambos lados del Atlántico! Buen trabajo, Mike.
- '¿De qué nos sirve esto?' inquirí ...
-"Es para ganar dinero", dijo, mirando el contrato con orgullo. 'Son dos o tres minutos de trabajo. Lo único que teneis que hacer es cantar esta pequeña melodía. Ni siquiera se nos permitió escribir nuestro propio estribillo.

Estaba empezando a cansarme de las ideas de gestión de Mike. Ya me había sentido incómodo cuando él y Don Arden nos convencieron para usar trajes brillantes y claros. De momento en esta gira estadounidense, sentía que todo era perverso. Los fans nos habrían querido tal como éramos nosotros, gente normal de Newcastle. Hubiera funcionado bien. ¿Quién se necesitaba limpiar?

Y en cuanto a los anuncios de chicles, yo sabía quién iba a ganarse el montón de dinero y que no iba a ser la banda

Tuve la terrible sensación en la boca del estómago de que estábamos siendo usados y estafados.
Ya de vuelta en Inglaterra nuestro tercer single que había permanecido sin editar, fue lanzado por fin. Era una canción que ALAN PRICE y yo habíamos escrito: "I'm Crying". Había salido, cuando comenzamos a trabajar en Estados Unidos. Así que, para promocionar el single en Inglaterra, Mike Jeffery nos mandó volver a casa para transmitir varios programas de televisión con la idea de devolvernos a los Estados Unidos a tiempo para la gira.

Era arriesgado y dudoso. Salimos de Nueva York después del show de Ed Sullivan con el maquillaje en la cara, sin habernos lavado. Nos quedamos dormidos en el avión y nos despertamos en el otro extremo a punto de aterrizar en el aeropuerto de Londres, solo para descubrir que el clima era pésimo y que debíamos desviarnos hacia el norte en dirección a Manchester. Luego nos llevaron a Glasgow. Nos llevó dos días conseguir aterrizar. No pudimos hacer los programas televisivos, Ready, Steady, Gol y estábamos muy mal de tiempo. Para cuando volvimos a América, habíamos perdido fechas importantes en la gira.
Un de vuelta en Estados Unidos, la agencia trató de prepararnos ideológicamente. ¡Querían asegurarse de que no dijéramos nada sobre la guerra de Vietnam, que no hiciéramos política! Para no cometer errores e incluso contrataron un coreógrafo para nuestros movimientos escénicos.

Lo odiaba. Odiaba cada minuto y estaba sorprendido de los chicos de la banda que mentían a regañadientes. Pero, ¿qué demonios? Al final lo aceptamos, y lo pagamos. ¡Una tarde invernal que tuve suficiente de todo! Los ensayos y reuniones de negocios tan aburridas, ahí, cincuenta pisos arriba en una torre de vidrio con hielo en Manhattan. Sentados alrededor de una gran mesa de nogal había filas de abogados y contadores. Me levanté, presenté una excusa y me bajé en ascensor a la calle. Estaba empezando a nevar. Los copos daban vueltas y hacía mucho frío. Pero no me importó. Tomó un taxi amarillo a Harlem. Nos detuvimos frente al Apollo. Por desgracia para mí, estaba cerrado. El aguanieve estaba cayendo de lado y me estaba helando.

Pero yo estaba aquí por fin, y no iba a volver. Levanté la vista hacia las luces con los nombres de las grandes estrellas. Esa semana James Brown estaba en lo alto, con el apoyo deOtis Redding, B. B. King y los Shirelles. ¡Oh! Dios mío.

Me quedé parado en la acera, solo mirando las luces. Me estaba congelando y tuve que entrar en el edificio, al abrigo de la calle.
, donde estaba el Palm Bar y el salón. Dentro se estaba bien y noté un cálido olor a soul, alcohol y mujeres perfumadas. La barra larga estaba provista de todo tipo de licores pero no había clientes, sólo un par de tipos raros al final El pequeño escenario tenía un Hammond de pared y un teclado Lesley. Detrás de ellos, una batería y platillos. Pedí un Scotch wiski grande y elegí una mesa frente al rincón de la música. Una mano negra apareció detrás del órgano: un hombre estaba haciendo algunos ajustes de último minuto, su cabeza relucía debajo de las luces y fusibles. Hizo un cambio y el órgano saltó. El aparato comenzó a funcionar. Al instante el instrumento quedó afinado correctamente, el hombre negro que estaba se levantó rápidamente, con un cigarrillo en la comisura de su enorme boca. Una sonrisa apareció en su cara, la ceniza caía sobre un impermeable blanco. Era James Brown. No podía creerlo. James Brown, afinando un teclado. Los hombres de la barra retorcieron sus cuerpos y volvieron sus oídos para escuchar a James.
De pronto salió una hermosa chica morena en topless acompañada por un batería. Unas chicas de Puerto Rico vinieron gritando como locas. Los del servicio de seguridad nos dijeron que regresáramos a nuestros cuartos hasta que hubieran neutralizado a las chicas. Minutos más tarde, cuando pensamos que todo había pasado, nos dirigimos a la recepción y vimos cómo se abrían las p puertas del ascensor. Del interior salió uno de los sargentos, con la porra desenvainada, mantuvo a raya a dos frenéticas, una pequeña y flaca, la otra bastante alta y gordita. Él jadeó,
-Todavía no las tenemos a todas. Ustedes, esperen aquí, acompañaré a estas dos abajo, y luego los respaldaré. Esperen ahí tranquilos. Las puertas del ascensor se cerraron. Para nuestra sorpresa, el timbre sonó y la puerta se abrió de nuevo. La portorriqueña gordita había colocado la cuerda de la porra alrededor del cuello del sargento y lo estaba estrangulando. Estaba azul cuando lo derribó. La otra chica más delgada saltó del ascensor, agarró el traje de Hilton Valentine y literalmente se lo arrancó de la espalda. Salimos zumbando por el pasillo hacia nuestra habitación donde minutos antes, había estado sentado, sirviendo whisky y hablando de James Brown. Nuestras maravillosas habitaciones individuales donde las fanáticas no podrían llegar. James se había esfumado, la chica se había ido, el lugar se estaba llenando. Había dado un paseo de regreso al hotel. Estuve en éxtasis sabiendo lo que habíamos logrado, y sentí gran emoción por tocar para la Paramount con Chuck Berry y Little Richard. 'THE ANIMALS' en enormes letras rojas de neón brillaban en Times Square.
Fue un trabajo duro. Nunca habíamos trabajado así en Inglaterra. Estábamos en un hotel a media manzana del teatro. Había dos formas de ir a trabajar todas las mañanas. Uno de ellos era sentarse en la limusina, conducir unos 150 metros y luego luchar para poder salir. Las limusinas no eran baratas y todos los días resultaban dañadas. La única forma lógica de llegar al espectáculo era con la ayuda del Departamento de Policía de la Ciudad de Nueva York y los Guardias de Seguridad que habían sido empleados durante nuestro trabajo en el Paramount Theatre . Ayudados de un grupo de policías todos los días, luchábamos en el camino desde la salida de servicio del hotel hasta la puerta del escenario. Un día, una pandilla de portorriqueños se infiltró de alguna manera en la planta baja del hotel y llegó al piso donde estábamos alojados. La banda estaba de pie en el pasillo esperando que nuestra escolta de policía llegara al Teatro Paramount para la primera función del día, cuando algunos de aquellos muchachos aparecieron en nuestro pasillo. El Capitán Burns, un gran personaje maravilloso de cuello grueso, controlaba la situación: pudo arrastrar a las dos chicas por el pasillo, las metió en el ascensor y desaparecieron.
Bob Levine conocía Nueva York y llevaba los negocios en la sangre. Fue el director de escena del Paramount Theatre. Con el tiempo se convirtió en un amigo cercano de nuestra banda y más tarde, en nuestro gerente de la gira por América. Bob siempre estaba esperándonos en la entrada del escenario, asegurándose de que todos estuviéramos a salvo. Una vez que estábamos en el teatro, teníamos que quedarnos allí todo el día. Nos habían hecho literas para que pudiéramos bajar a descansar entre shows en nuestros camerinos en el sexto piso. Siempre había tantos jóvenes en la calle como en el teatro, y la zona de Times Square estaba completa todo el tiempo que estábamos allí. El otro artista inglés incluido en el programa era Elkie Brooks, que había venido de Inglaterra con nosotros. Elkie, también un fan de la música negra, estaba tan asombrado como nosotros en la ?galaxia de estrellas?. Pero Chuck Berry rompió el hielo muy bien, un sábado por la noche. Esa vez actuamos como siempre, incluimos los grandes éxitos y conseguimos que el público entrase en un auténtico frenesí. El local no estaba completo porque era la última f unción del sábado por la noche y la mayoría de la gente se había ido a tomar el ú ltimo tren o autobús para su casa. Así que probamos con algunos blues. Mientras estaba frente al público, con mi micrófono, cerré los ojos, y canté un blues en el registro más agudo de mi voz dedicado a la ciudad de Nueva York, con el rabillo del ojo vi algún movimiento. Era Chuck junto a uno de los amplificadores, acercándose al escenario para cantar el blues.
¡Oh, qué emoción!. En el primer concierto que hicimos en la Paramount, no teníamos idea de que en la anterior etapa de los antiguos conciertos de música de grupo, el escenario se acababa hundiendo en las entrañas de la tierra. Esa era la forma en que los grupos antiguos en pleno apogeo, t erminaban el show. Ellos salían a tocar al final, pero esto ya no se hacía así con una banda de rock como THE ANIMALS. En una ocasión pudimos ver que al terminar nuestra última canción, la audiencia sencillamente salía de la parte superior de la zona de asientos y se abalanzaba sobre nosotros. Una lluvia de cuerpos humanos se estrellaba contra el escenario, aplastando amplificadores, robando pedazos de batería y destruyéndolo. Aprendimos rápidamente y no quisimos más finales de concierto a la manera antigua.
Cuando. Little Richard se unió a nosotros, sintió, y con razón, que era un desprecio que solo le dejaran veinte minutos para actuar. Veinte minutos para seducir a un público frenético. Era injusto p ara Little Richard. Bob Levine le había advertido en términos muy claros que si pasaba los veinte minutos que se le asignaban, todo el espectáculo se iba pasando del tiempo contratado y la ciudad de Nueva York multaría al teatro con 10,000 dólares. Pero era muy difícil explicar este problema a un hombre como Little Richard.
Yo solía ver su programa todas las noches. Salió del escenario empapado en sudor, entrando en el enorme ascensor que le trasladaba desde el escenario hasta su camerinos. Él Estaba en una esquina con uno de sus ayudantes que lo estaba abanicando y refrescando con una toalla abierta. En otro rincón del ascensor había un polo con gorra negra que había estado dando vueltas detrás del escenario toda la noche viendo el espectáculo, y ayudaba a los de seguridad. Little Richard había vuelto a casa y se sentía bien.
-"Gran espectáculo, Richard", le dije, has tocado maravillosamente. Justo antes de que las puertas del ascensor se cerraran, Bob Levine se subió a bordo. "Richard, te lo dije una vez, no voy a decírtelo otra vez, te has pasado otros diez minutos esta noche, eso significa que todo el espectáculo va con veinte minutos de retraso y le estás quitando el lugar principal a los chicos, se lo quitas de THE ANIMALS. Una vez más y estás despedido. Little Richard, sabiendo que uno de los animales, el cantante principal, estaba en el ascensor mientras se discutía esto, empezó a gritar con su voz femenina aguda, como una anciana que se vuelve loca, con la peluca deslizándose por la cabeza y tapándole los ojos. 'Escucha, hijo de puta', gritó con voz de soprano ¡no me importa una mierda tu espectáculo! ¡Puedes irte a hacer puñetas!. Bob Levine se salió del ascensor amenazando. Richard se esforzó por liberarse de su ayudante, que ahora lo estaba reteniendo, y saltó hacia Bob Levine. De repente, la gorra del policía de pie en la esquina, intervino y la profunda voz negra retumbó desde debajo de la gorra del policía de Nueva York. El policía no se movió. Se limitó a mirar directamente al pequeño Richard y le dijo: "Oye, o te callas o coloco una bala del 38 justo entre tus ojos". Little Richard permaneció callado, absolutamente en silencio, mientras el ascensor subía hasta el piso 16 y llegaba a sus camerinos.
Tocamos en el Paramount Theatre durante muchas semanas. Parecía una eternidad y nos convertimos en una parte del corazón del centro de Nueva York. Nos encantó. Gran ciudad, gente genial. Alma capital de América. Después de terminar nuestra temporada en la Paramount, nos quedamos allí realizando otros trabajos en el área de Nueva York. ¡Alabama! Arou

Después de que termináramos el trabajo en la Paramount, nos quedamos y trabajamos por más tiempo en el área de Nueva York. Todo a mi alrededor era maravilloso. Todo lo que había soñado: formar parte del centro del nuevo mundo. Aquel bullicio, el jazz, las strip-joints, los shows, los cómicos, proxenetas, bailes con las chicas, ventas aseguradas, vinos de aroma extraordinario. Nos habíamos trasladado a un hotel más barato, el Gorham, y allí vivíamos y salíamos de Nueva York, para tocar en Boston, Maryland y Washington. Luego siempre regresábamos en los a Nueva York en los Cadillac.
Pasarían muchas mañanas maravillosas conduciendo por el estado de Tumpike hacia Manhattan justo a tiempo para ver la salida de sol. Los compañeros tendidos en la parte trasera de la limusina. Teníamos un piloto favorito, con quien podíamos dormir tranquilamente. Su nombre era Joe Tiger. Era italiano cien por cien de Nueva York. Una versión joven y vibrante de Víctor Mature con muy buen aspecto. Siempre limpio y bien vestido, su camisa blanca abotonada, corbata negra, trajes de seda, zapatos de cuña y cuando llovía, gabardina. Nos llevó de ciudad en ciudad, para tocar en los conciertos, viviendo todos los tipos de clima. Al principio tuvimos que ser cuidadosos. Queríamos encender porros de hachís en la parte trasera de la limusina, pero aunque ninguno de nosotros creía que fuese un chivato, no sabíamos muy bien cómo se iba a tomar el chófer nuestra costumbre de fumar. Simplemente no confiábamos en nadie en ese momento. Tan pronto como iniciamos la marcha Le dimos al botón que activaba la separación de cristal entre el conductor y nosotros, situados en la parte posterior. Pero no nos dimos cuenta de que el aire acondicionado cambiaba hacía que el aire circulará por todo el sistema del automóvil y que llegaba al conductor. Llegamos a Nueva York a primera hora. La conducción de Joe había sido un poco loca. Se movía entre cuatro carriles y se saltaba los semáforos en rojo, yendo hacia el centro de la ciudad. Cuando nos detuvimos frente al hotel y bajamos del auto, Joe estaba de pie, con los brazos cruzados mirando hacia el cielo y riendo. Hola chicos, dijo, mostrando sus dientes de estrella de cine,
- No sé lo que estábais fumando, pero seguro que a mí también me gustará fumar un poco cuando no esté al volante de un Cadillac.
Nueva York estaba llena de rumores extraños. Que el LSD estaba disponible, estaba al cabo de la calle. Chas aún sostenía que fundió completamente tu cerebro y te convirtió en un imbécil. Pricey dijo que escuchó que daba pesadez de cabeza. Hilton solo sonrió y se rió, porque Le había ido muy bien. Una noche en Ondine estaba en la pista de baile con una chica con la que quería pasar la noche, cuando Hilton se acercó y me agarró del brazo.
- Hola Eric, dijo. Tienes que ayudarme. Ellos están detrás de mi dinero. Solo te pido que cuides de mi billetera, ¿quieres? Supuse que estaba colocado. Me dio su billetera con $ 1000 en efectivo. Brian Jones estaba allí también, dando vueltas como un maníaco de mesa en mesa y Hilton, con su estúpida sonrisa. Yo estaba bailando con una chica blanca, cuando Hilton se acercó y me pasó una pastilla que tragué y seguí bailando, esperando que el ácido actuara. La rubia empezó empezó a flotar frente a mis ojos, moviéndose sensualmente, su risa resonaba en mis oídos. La banda dejó de tocar, pero yo bailaba, encontrando ritmos en todas partes, en el tintineo de las gafas, en la confusión de pies. Me estaba tropezando, surcando la habitación, buscando algo hermoso para mirar. Había una joven con Hilton, sentada en su mesa: Era una belleza de pelo negro, ojos marcados, oscuros, hombros suaves y redondos, y los senos más puntiagudos que he visto en mi vida. Vi a Chas cómo en un rincón y provocaba a Bob Dylan un ataque de oídos.
Bob estaba sentado allí, con la cara blanca y pálida, detrás de unas gafas oscuras, la lámpara de mesa columpiándose hacia delante y hacia atrás sobre su cara hueca, con el cigarrillo en la boca en dos dedos largos y en forma de araña.
Yo ahora bailaba solo, debajo de las luces, había perdido a mi rubia en algún lugar, se había marchado. Estaba solo y no me importaba, porque estaba completamente IDO, pero mis piernas no iban a resistir para siempre ni el aire de los metales de aquella la banda. Así que volví a la mesa de Hilton con la chica misteriosa. Me senté con ellos, pero no se molestó en presentarmela, lo cual no era nada fuera de lo común. Él es un Geordie, al igual que el resto de nosotros. Ella dijo que bailó en el Metropole. Grité a su oído:
-¿The Metropole? Creí que el Metropole estaba cerrado. Era una sala de jazz. Solía ver a Maynard Ferguson tocar allí. Ahí es donde trabajo, soy bailarina en topless. Mi nombre es Jerry. Miré sobre su hombro, para ver de cerca sus increíbles armas sexuales.
- Vamos, bailemos, dije. A través de la neblina del humo, pude ver a Bob Dylan que se marchaba. Muchos otros se marcharon también. Cuando intenté abrazar a Jerry durante el descanso musical de la banda, ella estaba fresca y fuerte como para disuadir me. Sabes que no puedo, estoy cuidando de Hilton esta noche. Vamos a sentarnos. Me agarró de la mano y me llevó a través de la gente, hacia la mesa donde Hilton estaba sentado, todavía sonriendo, sosteniendo un wisqui con Coca-Cola Me acerqué a él y lo agarré del brazo.
- Ah, Con que esas tenemos ¡Eh! Hilton ... ¿es ésto de lo que habíais estado hablando? Yo cuidaba de tu billetera y ella cuidaba de ti. Él me sonrió.
- Y claro, estábamos todos de acuerdo
No, hombre, solo tú y yo.
Me fui busca de diversión por el club, cuando vi que Mitch Ryder había entrado y lo reconocí. Era el cantante de Detroit Wheels , me fui donde él y justo cuando estaba en su mesa, vi una silla volar por el aire que se estrellaba contra su pecho. Mitch, impulsado hacia atrás acabó sobre un montón de mesas, vasos y cubiertos. Dos rubias se levantaron gritando y levantando los brazos.

La gente se movía enloquecida en todas direcciones. De repente aparecieron dos hombres que querían destrozar a Mitch Ryder en pedazos con unas sillas. Mitch se cayó al suelo y sus piernas se levantaron. Se tapó la cara con los brazos, para protegerse.
Me volví para mirar detrás de mí. La gente corría y aceleraba en todas direcciones. El bar se fue vaciando como un paquete de cartas cayendo, y quedaron sólo dos camareros mirando detrás del mostrador, sin duda buscando algún arma. Dejaron a Mitch allí en el piso, cortado y sangrando. Los camareros chillaban y empuñaban armas: una enorme navaja de carnicero y la otra, una especie de cadena con un extremo de metal. Amenazando
- ¡Vamos, gilipollas! Te voy a dar hasta que revientes.

Sin saber si esto era realidad o fantasía, me encontré sintiendo como si el borde de la pista de baile fuera el comienzo y el final de otro mundo. Miré hacia la parte oscura del club. Mitch había estado en el suelo, pero ahora no. Tal vez alguien lo había recogido y lo había sacado, en lo que me pareció una fracción de segundo. El lugar estaba ahora vacío, incluso los camareros se habían ido. No pude entender el motivo del ataque. Tal vez era una pandilla a la que Ryder había ofendido. Nunca me enteré de la verdad.

Miré alrededor de la habitación vacía llena de humo, de basura, cristales rotos, mesas en todas partes. Cuando llegaron los policías estaba convencido de que estaba viendo cosas desde otro nivel de la conciencia . El camarero intentó darme una factura por 800 dólares.
-Qué quieres decir? ¿Qué es esto?
- Bueno, usted es el único aquí y yo tengo que dárselo a alguien, señor. Él se encogió de hombros y se alejó.
Así que me levanté y me fui en taxi a casa.

Al menos había sobrevivido a mi primer viaje con ácido en Nueva York. Un tiempo después, cuando pasaba por el Metropole, el club de jazz se había convertido en un club de topless. Recordé que allí había bailado la amiga de Hilton. Empecé a preguntarme si ella era tan fantástica o si era la droga lo que había acentuado su belleza

Quise averiguarlo y entré viendo un rincón lleno de viejos sucios que babeaban. Un hombre a mi lado sostenía su bebida con las manos temblorosas, mientras la chica bailaba con los senos desnudos.
Ella era muy hermosa y para mi deleite, en el intermedio salió a hablar conmigo.

Más tarde la llevé a su casa. Nos besamos en la entrada del apartamento. Mis manos calientes acariciaron sus pechos perfectos. Yo no era su único admirador. Andy Warhol había dicho que tenía los mejores pechos de Nueva York. A ella le encantaba estar adormecida y soltó una risita:
-¡Andy Warhol hará de mí una estrella!





SEIS
VOLVEMOS A LOS ESTADOS UNIDOS




Siempre fue estupendo estar en nueva York. Teníamos muy buenas relaciones en las calles y con los fans. Ellos eran rápidos, pero nosotros lo éramos más. Nos convertimos en gente de la calle en poco tiempo pero no dejábamos de ser una curiosidad constantemente perseguida en la capital del pop. Por ejemplo, no nos gustaba salir del hotel con Chas a nuestro lado: Era tan alto, que llamaba la atención y al instante nos reconocían.
Yendo por separado, al menos teníamos la posibilidad de tomar un taxi en lugar de la limusina y reencontrarnos en cualquier callejón oscuro ya lejos del hotel. Entonces, nos llamábamos por teléfono y preguntábamos el uno al otro si estaba listo para salir en unos minutos.

De todos modos, nos reconocían en el vestíbulo. Queríamos llegar a los ascensores por separado, pero inevitablemente nos tropezábamos al salir o al entrar al hotel. Entonces los dos primeros miembros del grupo, ya fueran ALAN o HILTON rodaban haciendo girar la puerta las veces que hiciera falta. Hasta que una vez Chas se equivocó, dio contra el vidrio de puerta, y apareció en la calle empezando a correr como loco. Chas creía que estaba soñando.
- ¿qué pasa? He roto algo?

La ciudad era nuestra escapatoria, la calle era nuestra forma de escape porque pasábamos en el Apolo muchísimo tiempo. Para toda la banda era como la Meca al final de un viaje largo y sacrificado , o como encontrar una olla de oro donde acaba el arco Iris. Fuera todo era rutinario: soportar a los cámaras por todas partes y por fin el descanso entre bastidores. Yo tenía un pase especial que Honey Coles me había dado personalmente.
Años más tarde descubrí que Honey no era sólo un gerente teatral, sino también el número uno del negocio del baile en Estados Unidos.
Llevaba un pequeño sombrero en la cabeza de ese enorme cuerpo. Yo estuve en su oficina un día y él me hizo un gesto de asentimiento y me dijo:
- Cuando quieras venir aquí, hijo, en cualquier momento, lo hablaré y tendrás acceso a todas partes, solo deseo que lo pases bien y lo disfrutes. Era un hombre hermoso. Yo no necesitaba un pase, pero estuvo muy bien. Con una inclinación de cabeza hizo una indicación a su gente, quienes me dieron la bienvenida y me hicieron ver que podía ir a cualquier lugar y en cualquier momento y con gusto me lo mostrarían. Escogí una gran cantidad de fotografías de artistas. Lo pasé estupendamente
una tarde me fui a ver aB. B. Rey & Rufus Thomas sólo para salir por ahí y escucharlos. Era precioso poder ver a B.B. Rey al atardecer, cómo acariciaba su guitarra, Lucille y Rufus Thomas, era una maravilla de anciano entonces (y aún ahora todavía lo es), había una gran sonrisa en su cara. Crearía coreografías fantásticas rutinas de baile como Walking the Dog. Tenía gran éxito y un estilo único en el mundo. Todo el mundo en 1966 bailaba Walking the Dog Me fui aquella tarde para verlo y no había demasiada gente entre el público. Resultó muy bonito porque B.B. tocó su espléndida guitarra y lo hizo a la perfección. Me conocía del Apolo y me recibió, aunque yo era el único blanco que había allí. Cuando él me anunció todos sabían dónde estaba el blanco y se volvieron a mirarme. Me sentí muy extraño, pero también me sentí como en casa.
Era un lugar fantástico. Los sábados de noche en el Apolo con James Brown eran increíbles. Estaba lleno hasta el borde. La gente de pie en los pasillos, los guardias de la entrada, asegurándose de que todo el mundo estaba sentado en el lugar correcto. Aromas y perfumes. Las chicas niñas con pelucas rubias abrigos de piel, los mejores trajes y galas, así iban todos para ver a James Brown, el mismo que había sido visto por muchas personas en todo el mundo. James había dado conciertos en muchos rincones del planeta, para públicos muy diferentes. Todavía hoy día, veinte años más tarde, existe un club de fans de James en todo el mundo. James podía impulsar por sí mismo a océanos de emociones
James podía provocar por sí mismo océanos de emociones de gran profundidad y envergadura. Entonces rompió a llorar gimiendo y transmitiendo una gran tristeza hasta que se cayó emocionalmente sobre el escenario. Primero dobló una rodilla y después acabó en el al suelo. Un ayudante se apresuró desde un rincón del escenario más allá de los metales, llevaba una enorme túnica roja y se puso sobre los hombros al todopoderoso rey del R&B, James Brown; ¡James, James! le decía al oído no te dañes a ti mismo, no te lastimes, no hay nadie digno, James, escúchame, soy tu hermano, James. Y James estaba llorando a lágrima viva, gritando con el corazón, las lágrimas rodaban por su rostro negro. Y justo en el cambio de compás, James volvió a caer de rodillas, echando la capa roja hacia atrás, empujó a un lado al ayudante, alcanzó su rincón en el escenario y cambió a otra canción.

Por favor, por favor Baby, por favor no te vayas mendigando, suplicando: ?por favor quédate, no te vayas?.

Esa fue una noche especial. Subiendo al escenario para unirse a él, apareció Otis Redding Los dos campeones de peso pesado de R & B estaban actuando un sábado en el escenario del Apollo frente a mis propios ojos.
Para esto había yo recorrido seis mil millas para ver esto. Es lo que había soñado escuchar durante veinte años. Ésta era la inspiración que me mantendría en marcha siempre . un sueño cumplido: James Brown en el Apollo el sábado por la noche. El público se volvió loco. Estuvieron cantand hasta que la audiencia se agotó, casi tanto como los artistas. Me hubiera gustado pasar más tiempo en el Apollo, el gran espectáculo del mundo, pero de momento debía trabajar. Teníamos más giras que hacer.
Primero hubo tres días de ensayos antes del programa de televisión de Ed Sullivan quien era una especie de enigma estadounidense. Él estaba en el mismo centro de este monstruo llamado televisión. Él controlaba las ondas herzianas en el sentido de determinar lo que estaba de moda lo que era más ?guay?. A pesar de que su show había presentado payasos, acróbatas y animales. Era su espectáculo el que llenaba la sección de entretenimiento que la gente en Estados Unidos veía los sábados por la noche. Él dictaba lo que iba a haber en tu mundo durante los próximos meses. A pesar de que tenía este poder, era muy anti empresa: No defendía los intereses del mundo del espectáculo, y sus modales no eran los de ese mundo.

Años después me di cuenta de que nos había llamado Richard Nixon, que era un anciano con los hombros levantados, mandíbula larga y poco profunda, ojos oscuros y largos brazos que saludaba con la mano como un policía de tráfico. Pronto descubrimos que era mejor mantenerse fuera del camino del Sr. Sullivan, porque no era como uno de los profesionales habituales de la BBC TV a los que se podía molestar o empujar. ¡Este era Ed Sullivan!
Nuestra primera experiencia de cómo no contactar con él de forma errónea, fue cuando quisimos cambiar la elección del material. Queríamos salir con nuestro nuevo single. Tenemos una nueva canción grabada y queríamos promocionarla. Alan y yo habíamos escrito I? ' cryng que sonaba bien y estábamos listos para sacarla. Pero había que aprovechar aquel valioso prime time con House Of The Rising Sun que ya estaba muy promocionada. No podíamos entenderlo, no nos entendió. Tuvimos una negociación muy mala, y se impuso: o eso o nada: Cancelar el show, en otras palabras. Era el último día de la sesión de Ed Sullivan. En aquel programa salieron The Supremes con nosotros. Al final del show, Ed Sullivann hizo llorar a aquellas tres hermosas chicas de color marrón miel.

Sullivan les había gritado. ¿De qué se trataba? Cuando pasé su La puerta del vestuario oí a Sullivan gritar a voz en cuello que The Supremes nunca volvería a cantar en su show. El viejo Ed era el último de los dinosaurios.

Por lo que respecta a nuestra pelea con él, acerca de conectar el nuevo single y no haciendo House Of The Rising Sun, se comprometió dándonos un lugar adicional. Debíamos hacer dos números en el programa, cantando ambas canciones.

Dio la casualidad de que, después de tres días de preparación y ensayo, el espectáculo no resultó nada bien: Al ir a cantar House Of The Rising Sun, nos presentó desde el escenario a la izquierda en lugar de a la derecha, así que nos tropezamos con él yendo en la dirección opuesta y pareciendo simples arbustos. Luego, cuando tocamos el nuevo single, un loco saltó de la audiencia y comenzó a gritar lemas anti guerra y anti Lyndon Johnson y como los de la televisión eran anti-guerra, decidieron bloquear nuestra parte.

Lo único bueno que resultó del espectáculo fue que Hilton había contactado a Dorothy y Mary Wilson de The Supremes y me dijo que podíamos ir a comer y beber con dos de las Supremas.

Resultó ser una tarde muy agradable. Fuimos a uno o dos clubes, comimos algo, bebimos un poco y luego las acompañamos respetuosos a sus hoteles y agotados, regresamos a casa alrededor de la medianoche.

Al día siguiente, un autobús turístico se detuvo frente al hotel. Pero no era una banda. Pertenecía al campeón mundial de boxeo, Muhammad Ali. Me encontré con Hilton Valentine y él tenía otras dos hermosas chicas de color. Estos dos iban a la fiesta de Muhammad Ali.
-¿de dónde sacas estas pajaritas? Es increíble, acababa de pasar la noche con Dorothy y Mary. Ahora estaba libre para una noche con otra deslumbrante mujer morena. Los cuatro nos fuimos hacia abajo, En The Copper Rail nos encontramos con Bob Dylan Caminamos con frío y Bob no podía apartar los ojos de la chica con la que estaba. Estaba seguro de que él iba a seducirla.
Al principio, Bob era considerado como nada más que un cantante de folk que había escrito algunas buenas canciones. Pero luego se corrió la voz entre los niños estadounidenses y pensaron que era Bob Dylan, el chico del que hablaban los Beatles: el tipo que grabó su versión House Of The Rising Sun, antes que The Animals. Cuando los fans comenzaron a molestarlo, no podía creerlo. Él enloqueció, se aterrorizó. Él se escondía en su limusina y salía disparado. No lo vimos mucho después de tales líos. Conocimos a Bob brevemente y por fin, en persona en The Copper Ondin o en Ondine y en The Village Pero la prensa inglesa, ansiosa por algo sobre Bob Dylan, publicó informes de que yo conocía a Bob bastante bien. Dylan leyó este artículo y llegó a Gran Bretaña y dijo la verdad. Obviamente todo ésto le disgustó, como más adelante pude descubrir. La ofensiva era ridícula en un periódico popular que decía: Mi mejor amigo Bob Dylan, de Eric Burdon Y el pobre se creyó que yo lo había dicho. Entonces las cosas entre nosotros se volvieron ásperas. A pesar de su habilidad para escribir sobre la experiencia total de la humanidad en el mundo, era un estadounidense de clase trabajadora, una clase de personas muy difíciles de conectar Era híper-agudo y su capacidad intelectual le daba un grado de agresión silenciosa, era muy despierto y algo paranoico. Pero yo le admiraba y en absoluto me decepcionó. Tuvo que pasar un tiempo muy largo hasta que de verdad acabamos por entendernos.
Esa noche en The Copper Rail pensé en marcharme con mi chica a otro club, donde Lightnin 'Hopkins estaba tocando. El show de Old Lightnin estuvo bien y el público receptivo pero ella no estaba contenta, sino aburrida con aquella "vieja mierda de blues", como dijo, y quería irse.

Esto me desilusionó y la llevé al hotel. Cuando estaba en el ascensor para ir a mi habitación, un gran hombretón entró. Escondí la cabeza en un ejemplar del New York Daily News. Pero sentía al tipo cómo me miraba. Era un hombre negro enorme, de piel clara, pelo corto y enormes manos. No me gustó la expresión de su rostro.
- Oye, ¿no estás con esa banda, The Animals?, dijo de repente. He oído que esta noche salisteis con dos de mis mujeres.

Intenté salir del ascensor cuando llegó a mi planta.
-Disculpe, aquí es donde me bajo.
- "Escucha", dijo, levantando una gran mano en el aire. "Estás con el campeón de peso pesado del mundo, Muhammad Ali. Podría aplastarte con mi mano derecha, muchacho. Tú y tu amigo habeis salido con dos primas mías esta noche y yo soy el responsable de ellas, tengo que cuidarlas.
- "No fui yo", espeté. Fue Chas Chandler. Está en la habitación 1503. Gracias y buenas noches.

Salí corriendo por el pasillo y no me siguió. Pero quité el letrero de No Molestar, cerré la puerta y dije al operador que bloqueara todas las llamadas.

Estaba temblando, pero a salvo. Cuando todo pasó, descubrí que todo había sido una especie de bromita y que Ali sólo se había divertido a mi costa. Al día siguiente recibí buenas noticias:

Bob Levine y Mike Jeffery nos hicieron los arreglos para actuar en un lugar especial para invitados en el Apollo.

Mike dio la noticia y nos leyó un telegrama del Apollo, como si procediera de la misma realeza negra. Nos habían invitado a tocar con The Syrelles y Chuck Jackson. ¡Guauu! Iba a ser emocionante tocar en la Meca de la música negra.

Nuestro primer show fue por la tarde, que resultaba ser también el momento favorito para los recién llegados. Si pasábamos esa prueba, continuaríamos hacia arriba por el mágico tramo de escaleras, imparables, hasta la cima del mundo del entretenimiento. Pero también sabíamos que si el público no respondía bien a nuestra actuación, entonces se encendería el anzuelo del bote y una gran pértiga larga con un gancho en el extremo, nos lanzaría fuera del mundo del espectáculo. Nos pusimos detrás del escenario toqueteando las guitarras y los amplificadores y tratando de no pensar en lo que podría pasarnos si las cosas iban mal. Estábamos bastante nerviosos. Pero cuando pisamos el escenario, rápidamente nos sentimos como en casa. Aquello me recordó al Olympia en París. Nos abrimos paso a través de 'I'm Crying' y 'We've Got to Get Out Of This Place' pero fue la tercera canción, el clásico de Sam Cooke 'Bring It On Home to Me' , el que hizo que el público saltara en el pasillos. Tuvimos tres días de éxitos en el Apollo, tres shows al día y cada show fue una bomba.

Los espectáculos de la tarde estaban algo más llenos de lo habitual.

Estaba contentísimo y tenía derecho a estarlo. Incluso Alan Price sonreía, pero de repente el tercer día llegó la noticia de que nos habían cancelado en el Apollo. MJ, detrás de sus gafas oscuras, murmuró alguna excusa sobre que los sindicatos se habían quejado porque estábamos trabajando en dos lugares de la misma ciudad y que eso no podía ser según nuestro contrato. Así que no pudimos completar nuestra actuación aquella semana. Nunca descubrí por qué, pero creo que tuvo algo que ver con la policía, que hablaba de seguridad.

Jóvenes blancos nos seguían hasta la ciudad y causaban problemas en un barrio negro. Yo, sin embargo, pensaba que era la bomba y una de las mejores cosas que habíamos hecho.

Una noche en Manhattan, leí que iba a haber un show en el centro de Radio City Music Hall con Joe Tex y Charlie e Inez Fox dos actos que me moría por ver desde hacía años. Cuando Charlie e lnez subieron al escenario oí una entusiasta voz inglesa detrás de mí. Miré a mi alrededor y, sentado tres filas atrás, estaba Mick Jagger Muy interesado en el programa como yo, con los ojos abiertos y sonriendo. Él me devolvió el saludo y me sentó genial.

Charlie e Inez terminaron con 'Mocking Bird' y al público le encantó.

Joe Tex siguió con un funky 'See See Ríder', una canción que me influenció mucho. Más adelante usé el mismo arreglo. Y Mick había caído bajo el mismo hechizo: La siguiente vez que vi a Mick tocar en el escenario, él estaba temblando y moviendo sus manos en el aire. La combinación de la técnica de micrófonos de Joe Tex y los fabulosos pasos de baile de Charlie Fox se convirtieron en la base del estilo de Jagger.
Nos encontramos afuera en la calle y nos paramos bajo las luces del teatro. Era muy alto, estaba feliz y satisfecho por el espectáculo. Iba con una guapa joven de su brazo. Seguía empujándome y diciendo: No se lo digas a Chrissy. Tenía miedo de decirle a su
Le asustaba pensar en decirle a su novia, Chrissy Shrimpton, que había salido con otra chica. Y claro, estaba nervioso, ya que los fotógrafos nos seguían a todas partes. Intentamos tomar un taxi pero ninguno se detenía. De repente, un coche de policía se detuvo y uno de ellos se acercó con una gorra y armado con una porra.
- Tengo un problema, dijo Mick, bastante preocupado.
; Vamos, chicos, vamos, dijo el de la gorra, buscando algo en su bolsillo trasero.

Yo pensé que buscaba su arma, sin embargo sacó un talonario de autógrafos.
- Rápido, chicos, firmad aquí. Si dejo que vosotros dos escapeis, mi esposa me mata. Mick y yo estamos obedecimos.
- 'Muchas gracias', dijo el poli volviendo a su coche y salie disparado.
- Al menos podía habernos llevado a la ciudad, se quejó Jagger.
En este período experimenté por vez primera la magia del jazzman Roland Kirk. , mientras él cumplía una temporada de dos semanas en Birdland. Había sido coleccionista de sus discos y quería ver al hombre en persona.

Él era algo más en vivo. Su sentido del tiempo era irreal. Kirk estaba ciego y tocaba tres instrumentos. También cantó con todo el poder de un coro de gospel, era un excelente percusionista y poseía una extraordinaria técnica de respiración que significaba que podía tocar solos sin pararse a respirar pausadamente. Era un verdadero gurú negro estadounidense. Cuando lo vi por primera vez en el escenario, parecía un Samurai harapiento y guerrero, adornado con relucientes instrumentos de plata y metal que parecían espadas. También estaba cubierto de cables, pick-ups y máquinas de cinta en miniatura, todos enchufados a amplificadores.

Él era, como él mismo decía, un "árbol de sonidos". Un periodista negro de la revista Life me buscó en el Hotel Gorham. Había oído por la ciudad que una banda blanca había tocado en el Apollo. Quería saber qué interés tenía yo en esos ritmos. Dijo que podía llevarme a la iglesia de Daddy Grace que era como la trastienda del escenario en el Apollo

Existía desde los años veinte y era una de las grandes iglesias negras de la nación. Daddy Grace consiguió una reputación excelente.
Nunca se había cortado el pelo o las uñas y una vez se enorgulleció de que los miembros de su congregación saltaran por la ventana cayendo a la acera, para poder huir lejos. No muchos blancos asisten a . un lugar como ese me dijo. Creía que podría conseguirme un pase por detrás del escenario.
- 'Así que vamos,' dijo.

La sala de la iglesia era enorme, allí cabían unas 1500 personas y cuando entramos por la puerta principal hacia aquel lugar, tuve la sensación de estar retrocediendo en el tiempo unos cincuenta años.

La gente era en su mayoría mujeres, niños y ancianos. Nos sentamos, a unas veinte filas del altar. En el podio en la parte delantera de la congregación, estaba un viejo predicador negro tocando martillo y tenazas. Tres chicas jóvenes se pararon frente a él, dos de ellas estaban claramente embarazadas, la tercera, llorando, fue insultada por el predicador por estar embarazada.
-Tus caminos perversos, tus caminos malvados, tus caminos perversos y pecaminosos te llevarán a nada menos que a la muerte, gritaba a estas tres jóvenes aterrorizadas. Clavó su mirada en la cabeza de una de las chicas quien cayó hacia atrás golpeando el suelo, y se pudo oír claramente el golpe. Luego comenzó a retorcerse sobre el suelo, gritando y gritando con un extraño ritmo extranjero. Contagió a los de la primera fila. Las otras dos chicas comenzaron a perder el control por completo, el predicador se inclinó sobre ellas y las insultó con todo tipo de palabras. Detrás del predicador, a su derecha, sentado al lado del enorme órgano de la iglesia, vi a otro hombre blanco. Era viejo y tenía el cabello largo y blanco y una larga barba blanca, y tenía un niño negro en su regazo. El niño negro jugaba con su barba blanca, sus ojos miraban con pura admiración al hermano que lloraba a su congregación por el fuego, el infierno y el azufre.
Muchas mujeres con pañuelos en la cabeza y faldas floreadas con niños pequeños estaban de pie alrededor de una estufa, sirviendo comida, entregando tazones de sopa a la gente de la congregación. Los olores de las verduras hervidas se esparcían por toda la iglesia y parecía de lo más extraño que esto pasara en pleno centro de Nueva York. Caminando por la girola que rodea la parte de atrás de la gran nave, iban detectives privados, policías armados que estaban allí para evitar que alguien realmente enloqueciera. Todo era muy extraño, la iglesia con su propia cocina en marcha, su propia fuerza de policía y en el frente el predicador trabajando, trabajando, trabajando para la gente, haciéndoles conscientes de que el diablo estaba en todas partes. Estaba fascinado por él, la reacción hacia él y cuánto poder tenía. Me di cuenta de que las raíces de la música popular provenían de este tipo de predicación de fuego y azufre de alta energía. Aquí fue donde el sentimiento Así se formaban los sentimientos y así se podían cambiar: Rogando repetidas veces con gran fervor y credulidad.
Era ya tarde cuando mi amigo periodista me llevó de vuelta al hotel. Vimos un grafiti pintado en una de las paredes en la calle. Se podía leer en grandes letras blancas: "Eric Burdon ama a los negros "
- Sí, claro que sí, pensé y me volví hacia mi reportero negro. Los dos reímos contentos. Le estreché la mano y le di las gracias.
MJ y Peter Grant contrataron algunos conciertos en el sur y en el oeste. Joe Tiger nos llevó al aeropuerto para tomar un avión hacia Carolina del Norte para comenzar allí las primeras actuaciones de la gira. Estaba preocupado porque tendríamos que lidiar con unos policías que recientemente habían pegado a las personas negras que protestaban contra las injustas leyes racistas.

Con nosotros viajaba un joven negro de Nueva York que había sido agregado a la tripulación. Nos habíamos encontrado con Sonny en el Apollo. Bob Levine lo conocía bien y sugirió que viniera a ayudarnos. La tripulación se iba haciendo cada vez más grande. Sonny fue acogido muy bien, pero yo me preguntaba si sabía a lo que se arriesgaba allí en el sur, con un grupo de blancos ingleses. ¿O había luchado ya con algunas bandas negras? No podía saberlo con seguridad y me preparé para nuestro primer viaje al sur.






SIETE


VIAJE A TRAVÉS DEL PASADO














Estoy volviendo a Memphis, allí es donde quiero estar. Lo escuché en una canción Cuando era muy jovenMemphis Tennessee (Eric Burdon / Steve Grant) Volamos hacia el sur en nuestra primera gira estadounidense en el largo y caluroso verano de 1965. Fue un viaje lleno de emoción, tensiones y sorpresas. El séquito incluía a Bob Levine y su novia, Kathy. Bob había creado nuestro club de fans de Nueva York y nos habíamos conocido durante nuestra temporada en el Pararilount.

Con su agudo olfato era un excelente guía de ruta. Su novia era una chica de ensueño. Ella era enfermera, simpática y hacía muy buen té. Necesitaba nuestro apoyo, porque era la única chica en la gira. Asistiendo a Bob estaba Sonny, el chico negro que habíamos conocido en el Apollo y reemplazó a Tappy Wright que tenía negocios en Inglaterra.

Yo echaba de menos las risas con Tappy, pero Sonny también tenía un gran sentido del humor. Como copiloto estaba MJ con sus gafas oscuras, quien celebró nuestro éxito estadounidense comprándose un reloj de oro. Por supuesto allí estábamos los chicos de la banda y para asegurarse de que nadie se saliera de la línea, Peter Grant. Fue estupendo ver a Peter adaptarse a la vida estadounidense. Pero descubrí que no era un extraño en los Estados Unidos: Había estado allí tres años antes con Gene Vincent cuando estaba filmando una película en Hollywood. Tenía algunas historias feas que contar sobre Gene y la forma en que le estafó.

Peter era un hombre nacido en la música, aunque había comenzado su carrera como luchador y actor secundario. Iba camino de los treinta para convertirse en uno de los mejores representantes en el negocio, y más tarde alcanzó la fama como causante del éxito de Led Zeppelin.

Todos respetábamos mucho a Peter con quien viajábamos en nuestro propio avión fletado, ya que la mayoría de las actuaciones que estaban demasiado separadas para cubrirlas por carretera. ¡Nuestro propio avión! Estábamos convencidos de que esto significaba que teníamos verdadera fama y fortuna. El piloto, Bobby Mack , fue piloto en la Segunda Guerra Mundial y un borracho ardiente, no alcohólico, pero asombroso como borracho.

Sin embargo, cuando se ponía al control del aparato, de alguna manera se enderezaba y volaba con rectitud. No me inquietaba Bobby Mack en absoluto, no me ponía nervioso. Me acostumbré a la forma con que se enderezaba en el trabajo, porque a mí estilo, eso mismo hacía yo. De todos modos, él siempre se las alabanzas en las peores circunstancias. Guardaba una botella de vodka escondida en algún lugar y le suponía una buena dosis de oxígeno por las mañanas, una excelente manera de comenzar el día.

El avión que usamos era un Martin de doble motor, una especie de bañera vieja, parecida al DC3 Dakota, posado en ángulo en la pista. ¡Cuando despegó se estabilizó y todo estaba en posición correcta. Piloto y avión en unión eran perfectos. Arriba, en la cabina y justo detrás de la zona del piloto, Se habían eliminado muchas filas de asientos para abrir una mesa de juego. Los juegos de cartas feroces sonaron a todas horas en el aire. Comenzaron de manera casual con Mike Jeffrey, Chas Chandler y Peter Grant. Más tarde, en la gira Herman's Hermits se unió a nosotros, y Peter Noone, su cantante con los dientes separados, se unió a los jugadores. Las apuestas ascendieron a unos 7000 dólares. Peter Noone fue derrotado sin remedio una y otra vez, pero él siempre entraba en el juego. Chas se alejó de la mesa, con la cara sonrosada y sonriendo, con un fajo de billetes en el bolsillo del pantalón. 'Bien, abramos una botella de Jack D', dijo muy contento. Dos filas por detrás de Hilton estaban febrilmente ocupados con alguna hierba colombiana Dos filas por detrás de Hilton estábamos tremendamente ocupados con una hierba colombiana que habíamos apartado lejos de la banda. Rompimos el bloque, tiramos casi todas las semillas, y yo al otro lado del pasillo, enrollaba cigarrillos con una pila de papeles.

Alan Price miraba por la ventana, admirando aquel vasto país de abajo. Detrás de él había amplificadores, guitarras y órganos. Hilton dormía encima de los amplificadores y Sonny estaba en el baño haciendo la colada y colgando la ropa mojada en una cuerda que había extendido entre los amplificadores. Sonny demostraba ser casi tan divertido como Tappy.
Al llegar al aeropuerto de Memphis, encontramos un pequeño parche de algodón justo en la pista, como muestra de que nos encontrábamos en Dear Southland.

Un pequeño cartel explicaba que la parcela de algodón había sido colocada allí por las Autoridades del Aeropuerto para dar a los viajeros una primera vista de las plantaciones de algodón, que resultaban muy bonitas.

Cuando estábamos descargando el equipo, Sonny agarró una bandera de Estados Unidos , que nos habían dado unos fans. Chas y yo nos incorporamos y la pusimos sobre nuestros hombros, con Sonny reclinado en el medio, como si fuera un animal. Nos paseamos por el parche de algodón, cantando:
- '¿Eres de Dixie? Sí, soy de Dixie, Pues yo también soy de Dixie ', para asombro de los funcionarios y fans que había en el aeropuerto.

La prensa alejó las cámaras de este espectáculo:

Dos muchachos blancos idiotas y un negro loco, reclinados en la vieja Cruz del Sur, saludando y sonriendo.

Debo explicar que, en este momento, el presidente Johnson todavía no había hecho votar en el parlamento su Ley de Igualdad Racial, por lo que aún había mucho que cambiar.

El caso es que queríamos echar valor a la vida.
Estábamos en Memphis, Tennessee, la ciudad natal de Elvis Presley y el espíritu de Elvis se introdujo en la banda totalmente.

Durante nuestra estancia, sus canciones recorrieron nuestras mentes. Caminamos por los pasillos del hotel cantando 'Blue'Blue Moon Of Kentucky, Shinin' Bright ... Era contagioso, ese blanco sureño. De eso ahora estábamosseguros. El público era estupendo. Muchas eran pequeñas colegialas en calma, hasta que comenzábamos a tocartpara convertirse en locas girando que asaltaban el escenario. Lanzaban sujetadores, bragas, cosas que habían aprendido a lanzar en los conciertos de los Beatles, galletas de animales, especialmente para nosotros, cepillos del pelo, libretas de direcciones, todo tipo de objetos.

Y en la parte de atrás, después de cada show, nos daban la inevitable tarta : "Os hemos traído un pastel" La banda cantaba al unísono cuando las chicas entraban al vestuario.
Ya en el hotel, Alan Price soltó una risita:
-"Oye, qué bien, qué estás cocinando, ¿qué tal si preparas algo?" Era la noche de Sonny en el sur profundo.
- '¿Por qué no vemos si realmente tiene sentido del humor? ' Sugerí.

Chas tuvo la idea y sacó la funda blanca de su almohada y la puso sobre mi cabeza.

, Venga, hombre. Convenceré a Price, tenemos que parecer una multitud. Usando un cuchillo de carne de la bandeja para la cena, cortamos agujeros para los ojos en las fundas de las almohadas y nos fuimos a la habitación de Sonny, donde el televisor estaba encendido. El cuarto estaba cerrado. Nos deslizamos las capuchas sobre nuestras cabezas. Pudimos vernos reflejados en un panel de vidrio. Teníamos las antorchas de gas que rodeaban la piscina del hotel, nos volvimos locos. La imagen era espantosa. Golpeé la puerta con los nudillos.
- 'Disculpe, señor, servicio de habitaciones, dije en mi mejor estilo sureño. Silencio desde dentro.
-"Disculpe señor, la hamburguesa y la leche".
Una voz murmuró desde adentro.
- Yo no he pedido nada, ni una hamburguesa ni leche.
Golpeé de nuevo. Silencio.

Esta vez golpeé más fuerte y dos ojos se asomaron a la ventana, miraron hacia afuera y vieron a los miembros del horrible Klan encapuchados en la noche y sosteniendo antorchas, ardiendo.

Sonny se asustó y de puro miedo, pegó un salto de casi seis pies. Las cortinas se cerraron.
-"Aléjate de mí o llamo a la policía ahora mismo".
A la mañana siguiente vi a Sonny cargar las bolsas en el auto. No dijo nada, pero él me miró de reojo y murmuró algo: Sonaba como 'hijos de puta'. Viajamos más al sur, a un estado que mejor será que permanezca sin nombre. Allí penetramos en la mansión del gobernador. Lo que el Gobernador nos dijo en confianza, nos iba a ocasionar problemas, incluso hoy, veinte años después.

El gobernador, al parecer, era un fanático de la música local yde los Western, por supuesto. Sin embargo, era consciente de lo que significaba el rock'n'roll y del poder que tenía sobre los votantes jóvenes. Nos conocimos en la mansión del gobernador, la Casa Blanca en la colina. "Ahora este es un estado seco, ya sabeis", dijo el Gobernador, con un cigarro en la comisura de los labios. "El alcohol va en contra de la ley, pero si mis policías no pudieran conseguir el mejor alcohol ilegal en el condado, entonces será verdad que nadie podrá".
El gobernador fue fiel a su palabra. A última hora de la tarde del día en que llegamos, dos automóviles de la policía se detuvieron frente a nuestro motel. Cuatro policías fornidos salieron con enormes jarras de licores amargos, puro fuego. ¡Yeah! Esos viejos muchachos eran magníficos. Todos nosotros intentábamos aclararnos en los diferentes dialectos en inglés. Ninguno entendió una palabra de lo que decía el otro, pero nos pusimos de acuerdo y asentimos con firmeza. mientras uno de los policías se ponía el cinturón e hizo chirriar la pistola con la que sacó el corcho de una botella, produciendo un resplandor blanco. Había traído desinfectados para nuestra comodidad, cuatro vasos de plástico recién envueltos.
Lo siguiente que recuerdo es verlo tambalearse hacia el otro lado del patio del motel y caminar hacia la piscina, completamente vestido, antes de que el sol desapareciera en el horizonte.
Más tarde esa noche, todavía bajo la influencia de la bebida, Chas y yo, fuimos a un club fuera de horario en el que podías hacer trampas, o sea, que si eras miembro del club, tenías la llave de tu propio armario de licor.

La barra nos proporcionaba una Coca-Cola o 7-Up con hielo, y tú ibas a tu casillero para llenar el vaso hasta arriba con licor. Esa era la única forma en que podíamos tomar un trago. Los policías habían inspeccionado los casilleros y las llaves que estaban lejos de nosotros. Eran buenos chicos. Al día siguiente actuamos en el Coliseo de Memphis, pero teníamos algunas horas libres para la prueba de sonido y nos invitaron a una sesión de registro de. Otiss Redding Condujimos a través de Memphis. Todo era de estilo anglosajón y blanco.

De repente todo se volvió negro: Policías negros, gente negra, tiendas negras, música negra. Un amigable DJ nos llevó al famoso estudio de grabación Stax Volt, una antigua sala de cine situado en el corazón de la zona negra.
Dentro de los pasillos del cine antiguo era una historia diferente. Esto era lo que ansiaba ver, el nuevo sur, la nueva América.

Hombres negros y hombres blancos que trabajan juntos para hacer música soul. Cuando pasamos por el estudio principal donde la banda estaba sentada en círculo alrededor de los micrófonos, pasamos por los cables serpenteantes y entre los pianos. La banda de la casa incluía al hijo de AlJack en la batería y Steve Cropper en la guitarra. CONTINUARÁ... ERIC BURDON,1982.TRADUCCIÓN AL ESPAÑOL 2018 FERINA CERILLA, siglo XXI